miércoles, 15 de octubre de 2014

Fidelidad a uno mismo


En un momento de High Fidelity Rob Fleming piensa que "Somos todos como Tom Hanks en Big. Chicas y chicos pequeños atrapados en cuerpos de adultos y obligados a seguir adelante." (p. 251) Lo cierto es que él quedó un poco atrapado en eso: dueño de una tienda de música de culto al borde de la quiebra, sin amigos, sin proyectos, la vida de Rob transcurre esperando, manteniendo sus opciones abiertas pero, en el fondo, creyendo que alguna mujer lo salvará. "Siempre creo que las mujeres me salvarán, que me guiarán hacia una vida mejor, que pueden cambiarme y redimirme." (p. 63)
Rob, que se considera un hombre promedio ("Mi genio, si se lo puede llamar así, es combinar un montón de promeditud en un cuerpo compacto" - p. 28) está aterrado de tener una vida promedio: "Podés ver esto vayas donde vayas: personas jóvenes de clase media cuyas vidas están empezando a decepcionarlas haciendo demasiado ruido en restaurantes y bares." (p. 30)
Por eso, más que ser dejado por su novia Laura, lo que lo despierta es un funeral. Y la propia Laura, claro, quien al final logra efectivamente guiarlo a una vida mejor. Haciéndote reír todo el tiempo, con metáforas e imágenes que siempre parecen únicas ("una voz tan profunda que parece aterrizar en el escenario con un ruido sordo y rodar hacia nosotros como una bala de cañón" - p. 82) y con referencias permanentes al cine y la música de las décadas de 1980 y 1990, Nick Hornby cuenta un Bildungsroman especial. Rob se hace hombre pasados los 30 cuando aprende a convivir con sus propios defectos e inseguridades, cuando se deja civilizar por una mujer; ser fiel a sí mismo es entregarse a una mujer: "Laura es quien soy ahora, y ni vale la pena aparentar otra cosa." (p. 305) En el camino, Hornby y Rob nos dejan una playlist que vale la pena (acá la armé en Grooveshark: disfrútenla).

Originales de las citas usadas
"We're like Tom Hanks in Big. Little boys and girls trapped in adult bodies and forced to get on with it." (p. 251)
"I always think that women are going to save me, lead me through to a better life, that they can change and redeem me." (p. 63)
"My genius, if I can call it that, is to combine a whole load of averageness into one compact frame." (p. 28)
"You can see this everywhere you go: young, middle-class people whose lives are beginning to disappoint them making too much noise in restaurants and bars." (p. 30)
"a voice so deep that it seems to land with a thud on the stage and roll towards us like a cannonball." (p. 82)
"Laura is who I am now, and it's no good pretending otherwise." (p. 305)

lunes, 6 de octubre de 2014

En manos del azar


La editorial rechaza la novela del escritor pero le hace una oferta: tres mil dólares si logra encontrar a quien escribió la gran novela uruguaya bajo el seudónimo "Juan Pérez". Así arranca Dejen todo en mis manos, la novela del uruguayo Mario Levrero que más he releído (¿tres veces, cuatro? sí, es cortita.)
El escritor le dice al editor: "Vos dejá todo en mis manos" (p. 19) y se toma un colectivo al interior de Uruguay, a la ficcional ciudad de Penurias (que queda más o menos cerca de Miserias y Desgracias). Así comienza una investigación que, a pesar de todos los errores del falso detective, no llega a mal puerto. Esos mismos errores, pistas no seguidas, instintos no escuchados, le permiten tener una aventura que lo saca de un difícil momento emocional.
Poco antes de dejar Penurias, el narrador se encuentra con un viejo extranjero que está fotografiando una tela de araña. El Sr. Jrrsh le dice: "Gente dice: araña teje tela. Yo digo: tela teje araña. Gente cree teje vida, pero vida teje gente. Todo conectado. Usted escribe cuento, pero cuento escribe usted". (p. 113) Al rato, continúa: "'No desalentar por cosas que pasan; vida continúa. Vida igual a mosquita curiosa, revolotea por todos lados y mete nariz en todo. A veces mosquita cae en telaraña. Eso bueno. Naturaleza. Ley. No bueno caer telaraña propia' - Se golpeó con el índice tres veces sobre el centro de la frente". (p. 114)
La novela termina con el investigador, que resuelve el enigma de casualidad, prometiendo a alguien más que dejen todo en sus manos. Desembarazado de la telaraña propia, el narrador queda liberado para volver a ponerse, como todos, en manos del azar, porque "De pequeños detalles como éste dependen a menudo grandes momentos de la vida". (p. 119)
Con ladrillos de lo concreto de la vida cotidiana (hasta el detalle de caramelos pegoteados con pelusa en el bolsillo de un saco), y de lo mágico y absurdo (se relata que alguien muere aplastado por un elefante escapado del circo), Levrero construye una literatura que es siempre reflexión sobre uno mismo, escritura de uno mismo ("cuento escribe usted") y que se lee con la misma facilidad y falta de consciencia con la que se respira.