lunes, 25 de enero de 2021

Mujeres pasadas

 


Leí Something I've Been Meaning to Tell You, una colección de cuentos de Alice Munro (genia) publicada originalmente en 1974. De Alice leí Too Much Happiness, Runaway, Dance of the Happy ShadesHateship, Friendship, Courtship, Loveship, MarriageEn Something I've Been Meaning to Tell You los dos temas recurrentes son las mujeres y el paso del tiempo, la nostalgia por un mundo que ya no existe. Los dos temas a veces se unen hermosamente, como en "Marrakech". En ese cuento, dos hermanas que viven juntas, Viola y Dorothy, reciben a Jeannete, la nieta de Dorothy: “Dorothy había visto en revistas fotos de este nuevo tipo de adulto que aparentemente había descartado la adultez.” (p. 187)

El único cuento en el que los personajes principales no son mujeres es "Walking on Water", en el que un señor mayor, el Sr. Lougheed, se relaciona con un grupo de jóvenes, uno de los cuales anuncia que un día iba intentar caminar sobre el agua. "Walking on Water" parece sobre los choques de generaciones pero es más sobre el peso del tiempo. Primero dice lo que podríamos decir ahora los más veteranos de los millenials: “lo que objetaba de esta generación (...) era que no podían hacer ni una cosa sin mandarse la parte. (...) Estaban demasiado orgullosos de sí mismos. Se había horneado pan anteriormente, se había cosechado nabos anteriormente.” (p. 83) Mientras todo esto ocurre, el Sr. Lougheed tiene un sueño recurrente que le recuerda eventos de su niñez y “que siempre dejaba algún peso en su mente” (p. 98): quedaba pensando sobre “la diferencia entre aquel tiempo y este. Era demasiado. Nadie podía pasar de un tiempo así al otro, y ¿cómo lo había hecho él?” (p. 97)

Más allá de este cuento, son mujeres las que tratan de darle sentido al paso del tiempo y a las diferencias generacionales. Mujeres que basculan entre la ingenuidad y la sabiduría. Por ejemplo, en "How I Met My Husband" vemos a una chica que de tan ingenua está al borde de ser violada por un hombre mucho mayor; la chica queda luego esperando una carta de aquel hombre y de tanto esperar al cartero termina casada con él. Años después, el cartero “siempre le cuenta a los chicos la historia de cómo lo busqué sentándome todos los días al lado del buzón, y obviamente me río y lo dejo, porque me gusta que la gente piense lo que le venga bien y los haga felices.” (p. 77)

Mujeres que tratan de aprender qué es esto de vivir, como la de "Executioners" quien, recordando momentos difíciles de su niñez piensa: “Yo había cambiado, las cosas habían cambiado para mí, yo creía que con suerte y una buena gestión podría terminar pareciéndome a todos los demás. Y esto es de hecho lo que he hecho.” (p. 181) O como la chica de "Winter Wind", que reflexiona sobre las distintas formas de ser que tiene en casa de su madre y en casa de su abuela. O la de “Memorial”, que mira su historia en el reflejo del de su hermana: “Había llegado al punto al que siempre llegaba en lo de June. No lo cambiaba Douglas, no lo cambiaba la muerte. Se estaba paralizando, ya no podía sostenerse a sí misma. Desde esta casa, su vida, sus decisiones (si de hecho las hubiere), ella misma, no daban una impresión favorable, ni siquiera coherente.” (p. 256)

Mujeres que aprenden con los ejemplos de otras mujeres; de sus madres, de sus abuelas, de sus hermanas (“Memorial” es quizás el mejor cuento del libro). Muchas viven juntas, como Viola y Dorothy en Marrakech: “Lograban consuelo de la presencia de la otra de la manera en que lo hacen chicos pequeños peleadores, o las parejas casadas por mucho tiempo que parecen llevarse mal, el consuelo siendo tan inexplicable y generalmente no reconocido que lo que se veía en la superficie - lo que creían que sentían - era sobre todo cansancio, irritación, preocupación por la estrategia.” (p. 186) Mujeres que aprenden incluso de las amantes de sus maridos o de las mujeres de sus amantes, sobre el telón de fondo de fenomenales cambios sociales. Un libro muy lindo de una verdadera maestra.

lunes, 11 de enero de 2021

Poemas cifrados

 

Me cuesta mucho, creo que ya lo dije, comentar la poesía de Borges, quizás cualquier poesía, más allá de decir “esto me gustó” o “esto no me dice nada”. Eso me pasa con La Cifra (1981). Hay una gran cantidad de poemas que no me dicen nada; son los enraizados en la filosofía idealista, sobre arquetipos y cosas que existen porque son pensadas (“Descartes”, “Dos catedrales”, “Beppo”, “La trama”, “Correr o ser”). También lo dije ya, esalínea me parece casi infantil, lo que hacíamos a los 16 frente a un fuego menguante.

En La Cifra hay también una serie sobre Oriente, otra obsesión de Borges: “El go”, “Shinto”, “El forastero”, “Diecisiete haifu”, “Nihon”.) Me gustan más que estos poemas intelectuales los que pintan personajes, como “Milonga de Juan Muraña”, o “Andrés Armoa”, el degollador (dice que la costumbre del mate “puebla de algún modo la soledad” (p. 342)

Quizás el que más me gustó fue “Aquél”, un poema mucho más personal, una enumeración de cuestiones que hacen a la biografía “de un poeta menor del hemisferio” austral: que “no deja un hijo”, que convive con “la ceguera, que es penumbra y cárcel”, que amó las enciclopedias y los mapas y las lecturas y algunas ciudades, incluyendo “esa mala costumbre, Buenos Aires” y que una tarde “se resigna a estos versos”. (p. 325) También me emocionó “El ángel”, un ruego por tener una buena muerte.

“Epílogo” contiene un verso hermoso que habla de “ese antiguo instrumento, la metáfora” (p. 330) Me gusta que “Himno”, que parece un nuevo ejercicio idealista que refiere que “Pitágoras revela a sus griegos / que la forma del tiempo es la del círculo”, termine diciendo que “Todo el pasado vuelve como una ola / y esas antiguas cosas recurren / porque una mujer te ha besado.” (p. 333) “El hacedor” tiene este otro verso: “el sueño, ese pregusto de la muerte”. (p. 337) De “El sueño” me gusta esa idea de que la noche tiene la tarea de “Destejer el universo” (p. 349). 

Finalmente, me pregunto si el verso “No ser codicioso de islas.” en “La Fama” es referencia a Malvinas; si se publicó antes de la guerra, si Borges lo editó después o si agregó este poema después. Otra de esas cosas que una buena edición crítica no dejaría sin respuesta.

lunes, 4 de enero de 2021

Lecturas de un año peculiar

Se cerró un año atípico de lecturas. En teoría tenía mucho más tiempo para leer, pero la práctica hizo que la cosa fuera un poco más compleja. Por un lado, perdí la rutina del commuting, que me daba una hora y media de lectura por día; y la nueva realidad bajo condiciones pandémicas puso otros límites a la lectura: tener que cocinar todos los días dos veces por día, ser interrumpido porque una hija no puede entrar a un Zoom o porque se cayó internet, etc. Por otro lado, por momentos encontré mucha dificultad interna para leer: no tenía ganas o me costaba concentrarme. Al final de todo esto, el número crudo y duro marca que leí casi la misma cantidad de libros en 2020 (33) que en 2019 (36), algo así como dos libros cada tres semanas.

¿Qué leí? Sobre todo: Borges. En 2019 había arrancado el proyecto de leer las obras completas, y este año avancé con 13 libros. Más de uno de cada tres libros leídos se enmarcó en este proyecto (sumo el de un comentador, Bell-Villada). En parte debido a Borges, me puse a leer algunos clásicos: leí Il Gatopardo, que nunca había leído; leer Ilíada y Odisea en grupo, con "Les Homériques", fue uno de los puntos más altos del año; la lectura del Martín Fierro me dejó un poco menos (me enojé con la vuelta). Después encaré libros de ocasión; los que encontré y me tentaron en las distintas casas que habité en este año rarísimo (no terminé ni un Clancy ni el Rosas de Lynch; redescubrí que de los libros de ensayo como The Tipping Point deben leerse solo introducción y conclusión); y los que andaban por ahí porque los había leído esposa: Alias Grace (genial) y Normal People. De mi viejo proyecto de lectura de literatura americana solo leí a Dreiser y otro Chabon (pero Moonglow no me pareció de sus mejores). Leí tres libros de amigos (Petrella, Serrano, Gallo), uno de uno que me gustaría que fuera amigo (Hornby) y uno acompañando a una hija (Brook). Leí un libro que hace rato quería leer (Harari), uno que tenía pendiente confirmar que no es lo mío (Houllebecq) y uno estrictamente por una cuestión laboral. Leí mucho más ficción (79%) que no ficción (21%); leí muchísimo más en español (64%) que el promedio desde que llevo estadísticas (46% incluyendo 2020); y leí más a varones que de costumbre, todo esto, por supuesto, influido por ser un año Borges-heavy. 

A continuación, la lista completa con los links respectivos. 


Sally Rooney, Normal People.

Margaret Atwood, Alias Grace

Jorge Luis Borges, Siete Noches.

John Lynch, Juan Manuel de Rosas.

José Hernández, La vuelta de Martín Fierro

Tom Clancy, Red Storm Rising.

José Hernández, El gaucho Martín Fierro.

Homero, Odisea

Michel Houellebecq, Las partículas elementales.

Homero, Ilíada.

Jorge Luis Borges, La historia de la noche

Gene H. Bell-Villada, Borges and his Fiction.

Jorge Luis Borges, La moneda de hierro.

Nick Hornby, State of the Union.

Jorge Luis Borges, La rosa profunda.

Iván Petrella, Dios en el Siglo XXI

Jorge Luis Borges, El libro de arena.

Theodore Dreiser, Sister Carrie.

Jorge Luis Borges, El oro de los tigres.

Malcolm Gladwell, The tipping point

Jorge Luis Borges, El informe de Brodie

Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El Gatopardo.

Jorge Luis Borges, Elogio de la sombra.

Yuval Noah Harari, Sapiens. A Brief History ofHumankind.

Jorge Luis Borges, Para las seis cuerdas.

Esteban Serrano, No quiero que te olvides de mí.

Michael Chabon, Moonglow.

Jorge Luis Borges, El otro, el mismo.

Jorge Luis Borges, El hacedor.

Olivia Gallo, Las chicas no lloran.

Jorge Luis Borges, Otras inquisiciones.

Jorge Luis Borges, El Aleph.

Henry Brook, The Blitz.

Un libro largo y aburrido.