jueves, 28 de junio de 2012

Construir sobre arena

Demolición: febrero de 2011.


Hace casi un año y medio, en febrero de 2011, hice un post a partir de la foto de arriba, la foto de una demolición. Hablaba de lo difícil que es construir instituciones y la consecuente necesidad de protegerlas. Hoy, en La Nación, Pagni comenta la dificultad que está encontrando Moyano en "manejar la ruptura". El comentario me parece muy bueno; pero si es difícil manejar la ruptura, me pregunto si acaso no es más difícil construir una alianza alternativa. Es cierto que, por un mal manejo de la ruptura, Moyano pagará costos altos, seguramente perdiendo la secretaría general de la CGT. Pero la pregunta más importante para el futuro político argentino es si el gobierno podrá construir hacia futuro una alianza alternativa que sustente su política. El tiempo apremia: hace falta poner los cimientos y armar las columnas.

Cimientos: marzo de 2012 .

Comienzan a elevarse las torres: junio de 2012.

miércoles, 27 de junio de 2012

Ser o no ser



Ser o no ser un gorila: ¿es esa la cuestión?

Para Mempo Giardinelli es muy fácil: si estás del otro lado de Perón y Evita y de Kirchner y Cristina sos gorila. “‘Perón’, ‘Evita’, ‘Kirchner’ o ‘Cristina’ son vocablos que instantáneamente les enturbian el cerebro y los llenan de un odio incontrolable hacia ‘negros’, ‘bolitas’, ‘extranjeros’, cartoneros y pobres de cualquier condición”. La aventura de la columna de Mempo es maravillosa: agarra una palabra, le carga todo lo malo que pueda encontrar (racismo, genocidio, resentimiento, intolerancia y mucho más), e identifica eso con la contra. Si cambiás “gorila” por “enemigo de la patria” tenés algo preocupante ahí.

En algo es gracioso, porque Mempo dice que hoy los gorilas han sido convocados por Moyano y hace unos días escuché a Moyano acusar a miembros del gobierno nacional de... ¡gorilas! Los que acusan a los trabajadores de extorsionar por defender sus derechos, decía Moyano, tienen una actitud gorila. Es decir, los mismos peronistas, cuando se pelean, se lanzan entre sí este insulto. No se trata, entonces, de ser o no ser gorila. Porque parece que todos podemos serlo y no serlo, como Moyano, como Randazzo, como Boudou y como el mismo Mempo; cualquiera puede ser acusado de gorila y de enemigo de la patria. 

Las verdaderas preguntas son a quién le importa (a cuántos de los votantes los mueve el vocablo “gorila”) y cómo nos puede ayudar a crecer. Ser o no ser gorila no es la cuestión. La pregunta es cómo llevar a este país al desarrollo sostenible, y la situación actual parece mostrar que el camino de los últimos diez años no era tan bueno. Pero claro, si digo eso debe ser porque soy un gorila bárbaro, un enemigo de la patria...

martes, 26 de junio de 2012

Discalo


"No discar que se rompe flaco!!" dice el Postit y el corrector automático de Blogger me marca "discar" en rojo, porque es una palabra que no existe más. 

En el estudio de abogados de mi viejo, que es uno de esos estudios boutique de dos o tres abogados que tampoco existen más, cuando llamás una voz grabada, que no es otra que la de Liliana, la secretaria desde hace años, te dice que si conocés el número de interno al que querés llamar lo disques. 

La semana pasada en vez de tomarme el tren aproveché que mi mujer iba al centro y me llevó en auto. Me olvidé la BlackBerry en el auto y estuve todo el día desconectado. Sin Twitter, sin mail, sin teléfono. Girando y girando como un disco.

Discalo, flaco, discalo.

jueves, 21 de junio de 2012

Invierno y descontento

La semana pasada saqué hojitas de la zinguería por 
última vez en este otoño. Peor es en primavera

"Now is the winter of our discontent / made glorious summer by this sun of York." Así comienza Richard III, de Shakespeare. Algo así como "Este es el invierno de nuestro descontento / convertido en glorioso verano por este sol de York", sólo que sun es sol, pero son, que suena casi igual, es "hijo", por eso uno se ve en la tentación de traducir derecho viejo "por este hijo de York", que de eso trata la cosa en verdad.

¿Y en Argentina hoy? Hoy empieza el invierno y empieza con descontento. La pelea con Moyano estaba en stand bye hace casi un año. Acá decíamos que esa pelea no terminaba de explotar porque había sectores del gobierno que preferían mantener la alianza con el camionero. Eran los sectores que venían del gobierno de Néstor Kirchner. No extraña, entonces, que la situación explote en el momento de mayor "cristinización" del gobierno, cuando menos parecen tallar ministros como De Vido y Tomada. Pero en el fondo, acá el problema es que no hay un "hijo de York"; es decir, no hay un sucesor. La re-reelección parece hoy imposible, y eso lleva directamente a la lucha por la sucesión peronista y a que muchos actores peronistas se sientan con más libertad para actuar con autonomía.

Amigos: empezó el invierno y la cosa se puede poner caliente.

martes, 19 de junio de 2012

Los orígenes



Acabo de leer y releer Gólgota, novela de Leonardo Oyola sobre los orígenes: sobre cómo marcan y lo difícil que es, a veces, escaparse de ellos. Son la propia cruz, el propio calvario que cada uno lleva (y de ahí el título: Gólgota). La trama es relativamente sencilla: una madre y una hija mueren en la villa Scasso; a partir de allí comienza una sucesión de venganzas entre policías y malandras que amenazan con romper la paz del barrio. Pero atrás hay mucho más.

La novela te la cuenta el Lagarto, un policía bonaerense veterano (“estoy más cerca del retiro voluntario. ¡La mierda! Cerré los ojos. Me fui a dormir después de haber visto El hombre del rifle como todas las noches y cuando los abrí... tenía cincuenta. ¿En qué momento el Toddy se convirtió en vino y el vino en la amarga sangre de Cristo?” – p. 14). El Lagarto es el compañero de Román Centurión, alias Calavera o Skeletor (como en Kryptonita, abundan las referencias al mundo del comic y los dibujos animados), nuestro héroe trágico.

Todos los personajes están marcados a fuego por su origen. Algunos, como el dueño de un bar al que se vuelve una y otra vez, tomaron la decisión de irse y lo lograron. Otros, como Magui, intentaron y no lo lograron. Otros más, como los malandras, ni lo intentaron. Nuestro héroe, Calavera, había logrado irse de la villa; (“Mirá, loco: yo crecí ahí y salí de ahí. La primera decisión que tomás es si te vas a quedar o no en la villa” – p. 49) pero las reglas aprendidas en el origen y el deseo de justicia lo llevaron de vuelta, y esa fue su caída. Dice Calavera: “Lagarto: nunca van a faltar abogados en el mundo porque ahora se pueden clonar ratas. (...) En un mundo con ratas haciéndole el culo a la mujer que maneja la balanza del bien y del mal, decime: ¿quién va a hacer justicia con lo que pasó a las chicas?” (p. 48) A fin de cuentas, dice Calavera, uno obra como es, y ese ser viene del origen, no de lo que se hizo a partir de allí: “Proteger lo que tenemos no merece sacrificar lo que somos, Lagarto.” (p. 55)

Quizás la novela no tiene un gran vuelo en el uso del lenguaje, pero tiene mucha verdad (“Verdad, la concha de mi madre, es lo que pasa en Scasso”, dice el Lagarto – p. 115). Se lee rapidísimo y los personajes y el barrio toman vida en imágenes fuertes, en diálogos divertidos y escenas maravillosas (como cuando un cana y un transa se encuentran en la maternidad de una clínica hablando sobre la paternidad). El libro nos cuenta, además, una realidad que para muchos de nosotros es ajena; pero aunque sea ajena nos interpela igual: desde algo tan local, tan diferente, el libro cuenta una verdad universal y esa podría es toda una definición de lo que es la buena literatura.

lunes, 18 de junio de 2012

Crocante


Alguna empresa, en algún lugar del mundo, hace dispensers para papas pai para que vos comas papitas crocantes en tu pancho en el Wini Dogs de la estación Palermo de la línea D del subte porteño.

Si uno se deja sorprender, el capitalismo es sorprendente. ¿Cuántas cosas tuvieron que suceder, cuánta gente tuvo que invertir y estudiar y trabajar para que te comas el panchito con las papitas crocantes, eh? Productores de plástico, que requirieron antes petroleros, que necesitaron geólogos; y fabricantes a partir del plástico, diseñadores industriales, comerciantes, transportistas; productores de papas, industriales alimenticios, y mucho, mucho más.

Eso pensaba al bajar las escaleras mecánicas cuando un olor me convocó; giré la cabeza y el chabón de atrás comía su pancho, dorado por las papas bien preservadas. Me estás matando con el olor, loco, le dije, y él sonrió. ¿Está bueno? Está buenísimo. 

viernes, 15 de junio de 2012

El rey


A una cuadra de mi casa
en una esquina
hay una casa vieja
cuadrada, con molduras
y escalones de mármol
en la entrada.
Me hace acordar, la casa
a la del Padrino
cuando Michael va a Sicilia
después de matar a los malos
ahí donde muere Apollonia
por una bomba bastarda.

Estuvo en venta, la casa
y yo tuve fantasías
de comprarla.
Me imaginé tomando tragos
en una galería
que no sé si tiene
en una casa de principios
del siglo diecinueve.
Me imaginé solo ahí
en esa casa enorme
haciendo fiestas
con los pibes de traje
y las minas de largo
fiestas sin cerveza
fiestas con licores
Camparis y whiskies
ahí en la casa vieja
de la esquina.
O leyendo un libro
en una punta del living
con techos altos
y la luz natural entrando
desde el jardín.
En silencio
en la casa.

Pero no
no la compré
la compró alguien más
a la casa de la esquina
y desde hace semanas
veo allí en la entrada
al final de las escaleras
a quien realmente merece
vivir en esa casa.
Es el rey de la selva
convertido en un perro
un pastor alemán viejo
pero todavía fuerte y hermoso
su cabeza es enorme
su pelo ya no más lustroso
pero forman cabeza y pelo
la melena del rey león.
Ahí, en la entrada a la casa
hace su guardia el centinela
sin inmutarse.

Los demás perros de la cuadra
parecen todos nada
al lado suyo
ladran desaforados
ante cualquiera que pase
por el costado
aunque sea mi hijita de cuatro
que siempre se asusta
al pasar por la casa
de ese perro africano.
El alemán no:
esta ahí echado
en la entrada de la casa
la casa de la esquina
con una mano cruzada
sobre la otra mano
y esa cabeza majestuosa
sobre sus dos manos
así apoyada su quijada.

Cada vez que paso lo miro
y él me mira
sigue así mi camino
con sus ojos cansados
y le digo que lindo sos
que lindo sos perro
que pedazo de perro sos
y él me mira, callado
y yo sé que con él
con él no se jode
porque él es
el nuevo perro del barrio
el nuevo rey de la cuadra
el nuevo dueño de casa.

jueves, 14 de junio de 2012

La imagen no es todo


Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Esta sólo dice dos; o casi, porque "calle" está entera pero "politic" no. Igual, estoy seguro que de querer podría escribir mil y más palabras a partir de esta imagen. Salvo, claro, por eso de que se me da escribir cortito, aunque algunos se enojen y me pidan más. Pero en serio, fíjense que tenemos política o político o políticos y tenemos calle (que yo no tengo, obvio, porque soy cheto así que no puedo tener calle); tenemos una valla, que ya nos dice algo sobre política y calle, o al menos abre avenidas de sentido; tenemos atrás la Casa Rosada, el lugar del poder, que es otra palabra importante, ¿no?, poder; tenemos la bandera argentina a la derecha y, abajo de ella, al Ministerio de Economía, siempre tan cerca de eso, del poder. Me gustó la imagen, sí. La imagen no es todo, pero esta sí que tiene mucho.

martes, 12 de junio de 2012

En el nombre del padre



Acabo de releer Patrimony, que probablemente no esté dentro de las mejores novelas de Philip Roth (se me ocurre que antes estarían, por lo menos, Portnoy’s complaint, The human stain, The professor of desire y, por supuesto, American Pastoral.) Pero como pocas otras, Patrimony da en una fibra muy especial, porque relata algo casi universal: cómo lidia un hijo con la muerte del padre.

La muerte es, obviamente, un tema principal. Por momentos, aparece como algo natural; en un momento el narrador llega al cementerio donde está enterrada la madre y dice: “Mi madre y los otros muertos habían sido traídos por la fuerza inherente de lo que fue, después de todo, un accidente más improbable – haber vivido alguna vez.” En otros momentos aparece como una incomprensible injusticia. “Fui un esposo fiel, un americano leal, un judío orgulloso, le di a dos hijos maravillosos todas las oportunidades que yo mismo no tuve, y lo único que estaba demandando era lo que me merezco – ¡otros ochentaiséis años! ¿Por qué’, le preguntaría, ‘después de todo, debería morir un hombre?’ Y por supuesto, preguntarlo hubiera estado bien. Es una buena pregunta.” Finalmente, hay también una versión más equilibrada, porque la muerte nos alcanza a todos. “‘¿Qué le pasó a Charlie Raskus?’ ‘Está muerto. Causas naturales. Y no era tan viejo. Hasta los forros mueren’, dijo mi padre. ‘Eso debe ser lo único bueno que se puede decir de la muerte – también agarra a los hijos de puta’.”

El otro tema es, por supuesto, la relación entre el padre y el hijo y la relación padre hijo, que parecen lo mismo pero no lo son, porque cada una es única. Como dice Roth: “No es que no hubiera entendido que mi conexión con él fuera intricada y profunda – lo que no sabía hasta entonces era cuán profundo puede ser profundo.” La muerte del padre es el juicio final sobre quién era ese hombre: “No hay que olvidar nada – esa es la inscripción en su escudo familiar. Estar vivo, para él, es estar hecho de memoria – para él si un hombre no está hecho de memoria, no está hecho de nada.” Finalmente, sin embargo, la muerte del padre es algo más. Es convertirse en la próxima línea de defensa frente a la muerte. “Entonces le dije cinco palabras, cinco palabras que nunca antes en mi vida le había dicho. ‘Hacé lo que te digo’, le dije. ‘Ponete un sweater y tus zapatillas’. Y funcionaron, esas cinco palabras. Yo tengo cincuentaicinco, él tiene casi ochentaisiete, y es el año 1988: ‘hacé lo que te digo’, le digo – y lo hace. El fin de una era, el amanecer de otra.”


Originales
  • “My mother and the other dead had been brought here by the impelling force of what was, after all, a more unlikely accident – having once lived.” (p. 20).
  • “‘I was a faithful husband, a loyal American, a proud Jew, I gave two wonderful boys every opportunity I myself never had, and what I am demanding is only what I deserve – another eighty-six years! Why’, he would ask him, ‘should a man die at all?’ And of course, he would have been right to ask. It’s a good question.” (p. 134)
  • “‘What happened to Charlie Raskus?’ ‘He’s dead. He died. Natural causes. He wasn’t that old. Even the bastards die’, my father said. ‘That’s about the only good thing you can say for death – it gets the sons of bitches too’.” (p. 204)
  • “It wasn’t that I hadn’t understood that the connection to him was convoluted and deep – what I hadn’t known was how deep deep can be.” (p. 129)
  • “You mustn’t forget anything – that’s the inscription on his coat of arms. To be alive, to him, is to be made of memory – to him if a man’s not made of memory, he’s made of nothing.” (p. 124)
  • “I then spoke four words to him, four words that I’d never uttered to him before in my life. “Do as I say,” I told him. “Put on a sweater and your walking shoes.” And they worked, those four words. I am fifty-five, he is almost eighty-seven, and the year us 1988: “Do as I say,” I tell him – and he does it. The end of one era, the dawn of another. (p. 82-83)


lunes, 11 de junio de 2012

La luz al final del túnel


qué hay ahí
al final del túnel
donde termina 
ese cilindro cortado
que es Retiro
es un ser del más allá
que nos convoca
como a Sueiro
es el sol que se pone
e ilumina todo entero
es la esperanza
en un mundo mejor
es el tren que llega
a la estación
es el fuego de una
gran explosión
en una peli de 
Bruce Willis
es una mera ilusión
un deseo animal
desde Retiro
la estación terminal.

jueves, 7 de junio de 2012

Maldición, hoy declara Reposo


Hoy volvemos con una traducción loca, como hicimos con On the road. Esta vez, sin embargo, no es del americano al argentino sino del ricotero al antikirchnerista (aunque Aníbal no quiera).


Se de alguien que ha declarado
un cv que es todo inventado
impecable foja de serivicios
que voló cuando llegó al Senado
Pintan mal las cosas para él mi viejo
pintan mal
¡Maldición! Hoy declara Reposo.
¡Maldición!

Yo sé de alguien que obliga una aventura
a senadores que aún tienen vergüenza
no creo que ellos vayan a ser tan necios
no va a tener el pibe los dos tercios
Pintan mal las cosas para él mi viejo
pintan mal
¡Maldición! Hoy declara Reposo.
¡Maldición!


Yo sé de alguien que miente con malicia
para tener lugar en la Justicia
por ser amigo de bandas kirchneristas
por ser cercano del genio de Amado
Pintan mal las cosas para él mi viejo
pintan mal
¡Maldición! Hoy declara Reposo.
¡Maldición!


Maldición: va a ser un día como los demás.


Original: Va a ser un día hermoso, de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota
Sé de alguien que ha declarado / contra su moscardón imaginario / impecable testigo de caricias / que se esfumaron cuando dejó la guardia / Pintan mal las cosas para él mi viejo / pintan mal / ¡Maldición! Va a ser un día hermoso. Maldición.
Sé de alguien que obliga a su aventura / a pagar los platos rotos de la gira / es el rufián arrepentido de los días / del único grito que sabía / Pintan mal las cosas para él mi viejo / pintan mal / ¡Maldición! Va a ser un día hermoso. / ¡Maldición!
Sé de alguien que enturbia sus sentidos / para tener lugar en la balanza / de las brutales risotadas hemorragias / de la pavada celestial de la avalancha / Pintan mal las cosas para él mi viejo / pintan mal / ¡Maldición! Va a ser un día hermoso. ¡Maldición! / Maldición: va a ser un día como los demás.

miércoles, 6 de junio de 2012

Abandonar


Hoy viajé con alguien que abandonó Bellas Artes o Letras, porque las letras también son un arte. El tipo parecía estar orgulloso de ese abandono y quizás hace bien. Peor sería abandonar el arte y casi todos lo hacemos; casi todos abandonamos al arte por los negocios o por el poder porque casi todos podemos hacer arte, porque somos humanos y los humanos podemos matar pero también hacer arte; en cambio los animales a veces matan, es cierto, pero no pintan ni esculpen ni filman ni escriben ni cantan ni fabrican violines para tocar el concierto N°1 para violín de Max Bruch Opus 26

domingo, 3 de junio de 2012

Sobre la reversibilidad



Hace más o menos una semana terminé de leer Bahía Blanca, de Martín Kohan pero el apunte de lectura tardó en llegar por dos razones. Por un lado porque es una novela llena de sentido; por el otro porque es complicado hablar de ella sin contar más de lo que podría gustar a los futuros lectores.

La novela es básicamente sobre un hombre que intenta revertir algo y, para ello, hace algo irreversible. Es, así, una reflexión sobre el cambio y lo permanente; sobre lo que puede cambiarse, revertirse y lo que no. Una gran ayuda para ello es la teoría de la evolución, que es angustiante por lo que implica: “el principio de la continuidad llevado a su máxima expresión, la evidencia incontestable de que lo nuevo es siempre lo mismo que cambia, la sanción irrevocable de que hay causa y consecuencia.” (p. 124) Porque la ley de la evolución “es una ley del cambio pero también de la permanencia” (p. 261)

A veces el personaje sueña con la falta de consecuencia, con escaparse de esas reglas de cambio y permanencia, del autoritarismo de las causas y las consecuencias. “La propia idea de juego, aunque seria y hasta grave para un niño o una niña, representa para un adulto la gozosa levedad del reino de la inconsecuencia: si un auto choca, sigue andando; si una muñeca bebé cae al suelo, no se desnuca; si un avión pierde las alas, puede volar. Es todo así: reversible, indoloro, sin derivaciones.” (p. 173) El personaje ve una pelea de boxeo que muchas veces le llevó a pensar “que no hay nada que no pueda revertirse, ningún hecho que no pueda deshacerse, cosa alguna que impida del todo que alguien logre volver atrás.” (p. 211) ¿No puede pensarse que todo lo que sucede pasa en el doble sentido de pasar: “pasan porque acontecen, pero también porque van quedando atrás?” (p. 256)

En una novela excelentemente construida y con sorpresas, notablemente escrita con gran uso del lenguaje, Kohan nos lleva siempre por la psiquis de este personaje que lucha contra lo reversible y lo irreversible como, de alguna manera, luchamos todos.

Otras perlas:
  • “el que duerme de punta a punta en los viajes de noche entera no viaja, se teletransporta: de pronto aquí, de pronto allá, y en medio nada, ni siquiera el tiempo.” (p. 12)
  • “Las luces rojas y azules de los piringundines de la cuadra evocan esa misma tristeza alarmada que hay en los parques de diversiones, en las kermesses, en los carnavales, los penosos paraísos de la diversión popular.” (p. 68)
  •  “La política y la economía suministran, por lo común, solamente especulaciones; es en las noticias deportivas y policiales donde abundan los acontecimientos.” (p. 179)
  •  “Las ciudades, después de todo, existen más que nada para eso: para fabricar azares y ponerlos a funcionar.” (p. 105) “Esas cosas pasan en las calles. En las calles de la ciudad, el lugar del azar, donde ocurren los encuentros casuales.” (p. 212)