lunes, 1 de febrero de 2021

Como el agua

 

Leí Lake Life, de David James Poissant, una novela actual sobre el tema de siempre, la familia, el amor, las tortuosas relaciones de padres e hijos, de hermanos, de esposos. Contada en capítulos breves en terceras primeras rotativas de cada uno de los seis personajes principales, Lake Life tiene el mérito de la frescura sin caer en la superficialidad, de divertir sin dejar de hablar de temas que importan.

En el centro de la novela está la vieja casa familiar en un lago; no sé si todas las familias, pero muchas - sin duda la mía - tienen asientos geográficos casi míticos, espacios que anudan historias de relaciones y emociones. En el caso de los Starling, la familia de Lake Life, es una casa venida a menos sobre un lago. Los lectores nos encontramos a la familia en una última semana de encuentro en esa casa antes de su venta. “Que el padre de Thad sacara el croquet, nada menos, es una confirmación de un temor creciente: sus padres tienen la intención de resucitar todo el mundo en una semana, todo lo que aman de este lugar. Cada vuelta en bote y salida a pescar. Cada picnic. Cada entretenimiento: herraduras, dardos de césped, cartas. Una marcha forzosa por el camino de los recuerdos.” (l. 525) La novela se desarrolla toda en esos pocos días, donde se descubren secretos, se resuelven problemas (quizás demasiado rápido en términos reales, es cierto, pero no en términos de la lectura): “así son las familias - lo inconsecuente elevado a lo imperativo. Juntá a tres parejas debajo de un mismo techo por una semana y todo es alguna otra cosa en código.” (l. 1085)

Sobre todo, Lake Life es una reflexión sobre la paternidad, sobre ser hijo y ser padre - quizás, también, un homenaje del autor a su madre. Los hijos están preguntándose todo el tiempo cómo es que sus padres lograron ser tan exitosos (“¿Cómo lo lograron sus padres, mantenerse empleados por treinta años, casados por treinta y siete? Su amor es verdadero. Su trabajo es importante. (...) ¿Cómo puede ser, entonces, que hayan criado hijos tan fracasados?” (l. 216) Los padres se preguntan qué hicieron mal. Una de las dos parejas se debate si quiere o no tener hijos (Tener un hijo es arruinarte a vos mismo en el nombre del amor”, piensa uno l. 2188). Y el único momento más o menos importante entre los dos hermanos también termina siendo más sobre padres e hijos cuando los hermanos se encuentran en la ruta con una cierva muerta y un cervatillo desahuciado: “Pero la atención de Thad no fue a la cierva sino al cervatillo. Las ancas con manchas blancas y las patas como juncos, el ciervo está parado al lado del guardrail, hocico ensangrentado, orejas arriba, sus ojos sobre su madre.” (l- 3431)

En el medio de todo está el agua, como leit motif, como metáfora recurrente quizás, de la vida y de los riesgos que conlleva vivir también, del tiempo y de lo que pasa. La novela comienza - no espoileo - con la muerte de un niño en el lago; no es el único ahogo del libro, y es casi un cliché decir que las familias pueden ahogar, sofocar. Pero las familias también son la fuente de la vida, el agua es vida, estamos meses en un medio líquido antes de vivir. Y el agua transcurre, como las familias, a pesar de todas esas cosas que les pasan: “Mejor disimular, hacer las paces, seguir adelante. Mejor vivir y morir por los secretos abiertos que guarda toda familia.” (l. 3847)

 

Originales de las citas usadas

“That Thad’s father would break out croquet, of all things, is confirmation of a growing fear: his parents intend to resurrect the whole world in a week, everything they love about this place. Every boat ride and fishing trip. Every picnic. Every entertainment—horseshoes, lawn darts, cards. A forced march down memory lane.” (l. 525)

“this is the way of families—the inconsequential elevated to the imperative. Bring three couples together for a week under one roof, and everything is code for something else.” (l. 1085)

“How have his parents done it, stayed employed for thirty years, stayed married thirty-seven? Their love is real. Their work is important. Google either name, a thousand hits come up. How, then, did they raise such dumbfuck sons?” (l. 216)

“To have a child is to ruin yourself, forever, in the name of love.” (l. 2188)

“But it’s not the dead deer that’s caught Thad’s attention. It’s the fawn. White-spotted rump and reedy legs, the deer stands at the guardrail, muzzle bloodied, ears up, eyes on its mother.” (l. 3431)

“Better to pretend, make peace, move on. Better to live and die by the open secrets every family keeps.” (l. 3847)