martes, 31 de mayo de 2011

Herejía: porqué me aburre el Barcelona

Me han mirado mal y me han acusado de hereje, pero lo cierto es que me aburre el Barcelona. Tanto me aburre que el sábado pasado preferí jugar al golf antes que mirar la final de la Champions.
El Barcelona me aburre, primero, en términos de estado final, y me apoyo en dos columnas de Juan Pablo Varsky. En su última columna publicada en La Nación, Varsky nos explica que, futbolísticamente, “la perfección existe”: es este Barcelona. Lo más comparable que encuentra es el Dream Team del basquetbol, la selección norteamericana de 1992. Lo que los une es que en ambos casos la victoria se daba prácticamente por descontada. Barcelona borra de la cancha a rivales del fuste de Manchester United y Real Madrid como si fuesen equipos de barrio; no hay prácticamente sorpresa y por eso, me aburre. Le quita al fútbol quizás lo más bello que tiene, lo que el mismo Varsky mencionó en su columna sobre el superclásico: el fútbol es increíble, decía, porque su “notable imprevisibilidad nos humilla en nuestra intención de explicarlo todo.” El Barcelona reduce al mínimo esa imprevisibilidad.
Lucas Llach, por otra parte, viene a mi auxilio en la segunda fuente de mi aburrimiento, el proceso, al explicarnos porqué no juegan todos como el Barça. Barcelona controla el balón durante una enorme proporción de cada partido y lo hace sin arriesgar nada: va a seguir tocando y tocando hasta lograr poner a Messi en oportunidad de cambiar de ritmo. Dice Llach: “sabés que si tocás y tocás y tocás, varias veces por partido va a arrancar Messi y hacer un Lío”. Como regla, entonces, salvo esas 5 ó 10 veces por partido en que Messi encara, lo del Barcelona me aburre porque no arriesga nada; no por mezquino, sino por superioridad, porque no necesita arriesgar.
Estoy de acuerdo con Varsky: el Barcelona es la perfección o algo muy cercano a ello. Estoy muy de acuerdo con la explicación de Llach de cómo funciona la cosa. Pero me aburre: porque sé que termina con una victoria del Barça y porque 87 minutos por partido serán sucesiones interminables de pases intrascendentes. Por eso, me paga más jugar al golf y a la noche ver el compacto de 3 minutos: el resto ya lo vi.

Lo más divertido: link cortesía de Pepe Brea de La Nación.

La vivienda y el castillo de naipes

Los diarios de estos días sobrevuelan el tema de la vivienda: gente sin techo, usurpadores, vándalos, una ONG que pone el tema en el debate, organizaciones acusadas de irregularidades en el uso de fondos públicos para construcción.
La cuestión de la vivienda en la Argentina es dramática por la cantidad de gente afectada pero, sobre todo, porque las políticas públicas implementadas no logran cambiar la realidad. El modelo de un Estado que construye y asigna no ha logrado hacer mella en el problema. No puede por capacidad operativa, por financiamiento y por eficiencia, más allá de las avenidas que abre para la corrupción. Y el mercado  difícilmente pueda funcionar si no hay Estado de Derecho; si cualquiera usurpa un inmueble violando derechos de propiedad; si 40% de los empleados están en la informalidad; si se destruye la propiedad prácticamente sin costos; si tenemos inflación de 25%-30% sin mecanismos de ajuste porque mentimos; si el crédito al sector privado apenas llega a 15% del PBI frente a más de 100% en Chile.

¿Y si empezamos a construir en serio?

Como decía en “La fragilidad de las cosas” y en “Reconstruyendo”, cuesta mucho construir instituciones; y sin instituciones sólidas es imposible construir casas para todos. ¿Cómo no va a haber un problema de vivienda entre los pobres si le cuesta tanto a profesionales jóvenes empleados formales acceder a la suya a través del crédito? El vandalismo es un tema; la falta de derechos de propiedad sólidos es un tema; la corrupción en el uso de fondos públicos es un tema. Pero el fondo de la cuestión es que sin reglas de largo plazo cualquier aparente solución será un mero castillo de naipes.

lunes, 30 de mayo de 2011

Más debate

Siempre suma leer Prisma, el espacio de Enrique Valiente Noailles en el suplemento Enfoques de La Nación. Casi invariablemente, el autor logra en pocos párrafos una reflexión profunda y directa sobre el tema seleccionado. La columna de ayer se destaca especialmente, porque la visita de Sarlo a 6, 7, 8 se convierte no en un comentario deportivo sino en un llamado a la mejora del debate público en Argentina.
Tras describir los recortes de mala fe típicos del programa propagandístico oficial, Valiente Noailles señala que “Lo concreto es que el país está absolutamente empantanado en este tipo de mala fe, que ha llevado al Gobierno y propagandistas a sostener posturas cínicas y descaradas, y a algunas de sus formas opositoras, a perder buena parte de su credibilidad.” Cínica y descarada parece, por ejemplo la manera en que Tiempo Argentino tituló hoy los resultados electorales de ayer; y si no es cínica y descarada, la defensa de Sergio Szpolski a las Madres y su gestor inmobiliario es de una lealtad conmovedora: “El ataque de Clarín, La Nación y Perfil enlodando el trabajo del programa Sueños Compartidos es un intento de parricidio mediático cuyo fin es asesinar simbólicamente a las Madres y a la vida democrática que de ellas surgió.”

Tiempo: grande triunfo kirchnerista; pequeña derrota de Eliceche. 


Mesura en Ámbito: si ganó el gobierno en La Rioja, perdió en Chubut.


En todo caso, es claro que Argentina necesita más y mejor debate. Ese debate debería servir para encontrar las mejores soluciones a los múltiples desafíos que enfrentamos. Pero, a más a corto plazo, el debate debería servir para que las opciones políticas se hagan más claras; para que los principales partidos pierdan un poco su “Incoherencia en el alma”, como llama Carlos Pagni a esta extraña situación en la que el peronismo es a veces gobierno y oposición al mismo tiempo; en la que el radicalismo podría ir con Das Neves en Chubut, con De Narváez en Buenos Aires y con Binner en Santa Fe; y en la que Carlos Menem llama a votar por Cristina Fernández de Kirchner.

viernes, 27 de mayo de 2011

La golondrina y el verano

Como casi todos sabrán, la aguda intelectual Beatriz Sarlo acudió el martes al programa propagandístico gubernamental “6, 7, 8”. Con autoridad intelectual, Sarlo repitió, en el mismo set televisivo, las críticas al programa que realizó en su reciente libro. Se ha analizado mucho sobre el tema, pero no quería dejar de hacer tres breves comentarios.
En primer lugar, ayer vi cinco minutos del programa y todo parecía haber vuelto a la normalidad, sólo que ahora la misma visita de Sarlo, y sus repercusiones en la prensa, eran motivo de sus análisis descontextualizadores. En ese sentido, una golondrina no hace un verano, como dice el refrán.
La normalidad, en el caso de 6, 7, 8 es una metodología que describí en su momento en el post “Mentiras” y que Carlos Barragán volvió a utilizar el día después. “‘Sarlo vino a decir que nosotros mentimos. El resto de la televisión hace con los informes lo mismo que hacemos acá, por qué no le dice eso a TN. Nosotros no mentimos, hacemos televisión’, argumentó Barragán.” En vez de ponerse en un lugar superior, el estilo kirchnerista es decir “el enemigo hace lo mismo”. Más allá de que uno pueda creer que es lo mismo o no, queda claro que deberíamos aspirar a más, sobre todo en un canal público: deberíamos demandar periodismo independiente.
Finalmente, está la pregunta de la relevancia. El martes en el tren, volviendo a casa, leí un twitt de @hernanii que preguntaba justamente eso. Decía que en su lista de Twitter no se hablaba de otra cosa y se preguntaba si realmente era un tema que importara a la gente. Ese día 6, 7, 8 tuvo un pico de rating de casi 4 puntos, mientras Susana y Tinelli o quién fuera realmente medían. Lo que le importa a la gente, creo, son otras cosas, como decía acá.
Entonces: una golondrina no hace un verano. Tras un día en que pasó Sarlo, 6, 7, 8 volvió a ser lo de siempre; lo de siempre es una propaganda oficialista mentirosa hecha con fondos públicos; que puede tener un efecto sobre ciertos sectores más politizados pero que no mueve el amperímetro electoral.

jueves, 26 de mayo de 2011

Otro GPS


Seguimos con las elecciones de Santa Fe con un cartel visto en Av. Belgrano y Piedras, Ciudad de Buenos Aires. Es que la gente de Rossi parece haber creído necesario recordar a algunos porteños que su candidatura a la gobernación de Santa Fe se enmarca en el “proyecto nacional” de Cristina Fernández. Como si quienes conocen a Rossi no lo supieran.
La otra alternativa es que también sean de los que necesitan un GPS.

martes, 24 de mayo de 2011

A lo que llega el chicaneo

Si yo fuera chicanero hubiera titulado así: “Diputado socialista no descarta demoler el Obelisco”.
Ayer se cumplieron 75 años de la inauguración de lo que es, sin duda, uno de los más destacados símbolos porteños: el Obelisco. El Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, recordó ese hecho a través de la red social Twitter de esta manera: “Un 23 de mayo d 1936, el Intendente M. de Vedia y Mitre inauguró el símbolo porteño por excelencia que hoy cumple 75 años: nuestro Obelisco!” Es típico en cualquier recordación de este tipo mencionar a la autoridad a cargo: presidente, intendente, lo que fuere. En este caso, el Jefe de Gobierno recordó al intendente, en lo que parece un acto protocolar adecuado.


Como en Argentina los rencores llegan bien lejos en el tiempo, el diputado de la Ciudad Julián D’Angelo, socialista de La Boca como el gran Alfredo Palacios, respondió: “Nadie mejor q @mauriciomacri para recordar a un intend. corrupto designado x un presidente fraudulento, recordado x el escándalo d la CHADE”. Siguió en un segundo tweet: “Macri recuerda la intendencia de Vedia y Mitre, puesto x un presidente fraudulento, fue + famoso x la corrupción de la CHADE q x el Obelisco”.


Le dije que era sólo información y le pregunté si proponía demoler el obelisco pero no me respondió la pregunta; siguió con el chicaneo: “me extraña q como Mag. en Hist digas eso. para q lo nombra? cuando reinaugure la torre de interama va a destacar a Cacciatore?” Le respondí: “En tu segundo twitt preguntás si va a "destacar a Cacciatore" como si acá hubiera destacado a de Vedia. Es información.”
No me volvió a responder. Así que no rechazó la posibilidad de presentar un proyecto en la Legislatura para demoler el Obelisco. A lo que ha llegado el chicaneo, che: parece que hay un diputado socialista que quiere demoler el Obelisco.

Gran elección de del Sel

El escrutinio provisorio indica que Miguel del Sel habría obtenido 235.491 votos, casi 15% de los votos válidos, quedando en el tercer lugar como candidato individual (y también como partido). Una gran elección, sin duda; con buenas proyecciones futuras si tenemos en cuenta que ayer no competía contra nadie; que tiene un “techo alto” (gran nivel de conocimiento y baja imagen negativa); y que podría llegar a cosechar voluntades entre los perdedores de las internas de los otros partidos (sobre todo, uno imaginaría, entre quienes votaron a Perotti).


Sigo sosteniendo, como hacía acá, que me parece excelente el involucramiento de del Sel y de otros a la política. Me parece muy sano que la política se nutra también de gente sin experiencia política, y parece que un buen porcentaje de los santafecinos está de acuerdo. Enhorabuena.

lunes, 23 de mayo de 2011

Darse cuenta

Te das cuenta de que las cosas andan muy mal cuando es noticia que en un colegio se den clases.

El tren como ejemplo

En el “Post inaugural” explicaba la razón del nombre de este blog: es el tren que suelo tomar y en el que muchas veces se me ocurren cosas que quiero pensar y escribir. Con el tiempo noté que el mismo tren es fuente de inspiración: como cuando me quejaba de gente que no paga el boleto e igual pide solidaridad, o como cuando noté que el precio bajaba para facilitar el cambio ante la ausencia de monedas. Ayer en Clarín una nota hablaba de estos y otros temas y me llamó la atención cómo alrededor de los trenes suburbanos de Buenos Aires se cruzan tantas cuestiones complejas de la actualidad argentina: la falta de respeto a la ley y casi diría vergüenza de la autoridad para hacerla respetar; fallas de funciones básicas como la regulación de la moneda; la seguridad; los subsidios que terminan subsidiando a ricos en vez de a pobres; etc.


Lo que a mí más me llama la atención es el temor a hacer valer la ley: “Lo que nadie termina de decir en voz alta pero todos insinúan es que, si hay que elegir, prefieren que un porcentaje de usuarios sigan viajando sin pagar y así evitar que se produzcan desmanes como los que a principios de mes dejaron inactivos 22 coches del Sarmiento.”
Así, el tren pasa a ser un ejemplo de una sociedad reñida con la ley.

viernes, 20 de mayo de 2011

Marcas


Las ciudades son marcas que los humanos hacemos en la Tierra, pero también son complejos que nos marcan a nosotros. Que las ciudades son construcciones humanas es una obviedad que no parece merecer más comentarios. Pero además de ser una construcción objetiva, si se me permite la expresión, las ciudades son también construcciones subjetivas. Con construcción objetiva quiero decir que las calles, las casas, las vías, los hospitales y las cloacas se construyen por personas; los códigos de construcción se aprueban – ya sea por consenso, negociación o de sopetón – y se hacen elecciones y todos los muchísimos etcéteras que vienen con una ciudad.
Pero digo que también hay una construcción subjetiva. Cada uno se hace su ciudad; más o menos elige dónde vivir, qué recorridos urbanos hacer, qué servicios culturales consumir y aquí también entran un montón de etcéteras. La historia personal de cada uno también moldea esa ciudad subjetiva, de modo que no hay dos personas para quienes la ciudad sea la misma. Mi Buenos Aires tiene mucho centro, Recoleta y Retiro, pero también el eje de la línea Retiro-Tigre; y Avellaneda es un poco mía porque soy del Rojo. Conozco una chica para quien casi cualquier cosa dentro de la General Paz es “el centro”; y para mi amiga Nati, Martínez es casi General Acha, La Pampa. El hermano de un amigo que vivió toda su vida en San Isidro exclamó una noche al ver los carteles luminosos alededor del obelisco, sorprendido: “¡Uh! ¡Esto es Las Vegas!”
En esa construcción subjetiva, uno va dejando marcas en la ciudad, y con el tiempo la ciudad nos va devolviendo como un espejo los signos de nuestra propia historia. Ayer mismo la ciudad me devolvió parte de mi historia y me hizo saber, celosa, que ella guarda mucho más de mí de lo que yo creía. Es que, esperando un tren, vi delante de una torre en construcción el remanente de la fachada de un viejo edificio. Sobre una pintura verde bastante castigada por el paso del tiempo se leía en blanco “Pizzería – Restaurante”. A un costado, o arriba, no recuerdo bien, había estado el nombre: “Tío Paco”.


Nunca entré a “Tío Paco”, porque yo dejé mi marca antes de “Tío Paco”, cuando era sólo “el bar de la estación”, sin nombre y atendido por un mozo joven, petiso y morocho que se llamaba Pablo. Teníamos 17 o 18 y, creyéndonos muy importantes, lo llamábamos siempre por su nombre. Almorzábamos ahí por lo menos dos veces por semana, porque siempre había un menú razonable que venía con gaseosa o “cuarto de litro de vino de la casa”, que más de una vez tomamos antes de volver a clase de literatura inglesa y la lectura de “Anthony and Cleopatra” o alguna otra obra de Shakespeare. Un par de veces nos cruzamos con “el Gómez”, quien se tomaba el cuarto de litro de la casa y hacía como si no nos hubiera visto tomando el nuestro. Aprendimos mucho de ese silencio, de ese no mirar del Sr. Gómez.
No sólo almorzaba en "el boliche", como le decíamos. Resulta que en esa época me costaba mucho dormir, aunque no había Internet y los canales de televisión dejaban de emitir a una cierta hora. Igual no me podía dormir y me quedaba leyendo hasta tardísimo. A las mañanas me costaba levantarme, y por eso en mi último año de secundario estuve a media falta de quedar libre a fuerza de quedarme dormido y llegar tarde. Cuando me quedaba dormido me escapaba de casa sin desayunar para que mi viejo no me matara, pero como igual en el colegio ya me ponían la falta entera, me iba al bar de la estación. Leía el diario y hablaba con Omar, el dueño.
Omar me parecía una fuente de sabiduría insuperable. Era morocho y tenía bigotes; lo recuerdo como un señor grande aunque quizás no llegara a los 36 que tengo hoy. Fue toda una relación hasta que me dijo que vendía el boliche para poner una pizzería en Chacarita. Esa fue la primera marca que le puse a Chacarita: la de Omar. Incluso tuve la fantasía de ir a buscar la pizzería por el barrio, como si sólo fueran tres cuadras.
El boliche de la estación desapareció hace casi veinte años y la pizzería “Tío Paco” estuvo cerrada por unos cuantos de ellos. Pero ahora realmente van a sacar esa marca mía en la ciudad. Van a destruir un poquito mi ciudad, para construir la ciudad de otros. Es inminente la desaparición del cascarón de un lugar clave de mi adolescencia, donde hablé de fútbol y mujeres, donde estuve a punto de pelearme con un amigo por una novia, donde me cambié un par de veces para ir a la cancha. De esa desaparición está surgiendo un edificio en el que seguramente vivirán muchas familias durante décadas. Serán nuevas marcas, pero marcas de otros.

jueves, 19 de mayo de 2011

¿Ya se acabó la pelea con Moyano?

El “tema Moyano” salió (o casi) de las portadas de los diarios, y tenemos desde ya noticias más fuertes como la tragedia aérea de Río Negro y por supuesto el gran affaire Strauss Kahn, llamado “el ponedor compulsivo” por el inefable Jorge Asís. Igual, déjenme insistir con el tema si no por otra razón, por el hecho de que el estallido o no de una conflagración entre el líder sindical y el gobierno cambiaría bastante nuestras vidas cotidianas: mi viaje en el tren, la posibilidad de cargar nafta y la circulación por la hermosa ciudad de Buenos Aires.
Entonces, recapitulando: cuando vino el exhorto de Suiza dije esperemos a ver que esto todavía no es un divorcio; cuando la presidente llamó a reducir la conflictividad dije esperemos que esto parece un pedido; y cuando se quejó de una “extorsión” y le respondieron que no se suicide también dije que esperemos, como el maestro zen.

Momo Venegas perdió 20 mil afiliados: los amigos de Moyano se alegran.

Hoy veo en la tapa de Tiempo Argentino el regodeo del gobierno (o parte de él) porque un sindicato que responde a Moyano le sacó 20.000 trabajadores a UATRE, sindicato que maneja el duhaldista “Momo Venegas”. Y desde la tapa de La Nación, Carlos Pagni te lo explica: “No todo el oficialismo está contra Moyano”. Hay un sector liderado por Zaninni que busca en la pelea con Moyano rédito electoral; y otro, que responde a Julio de Vido, que entiendo el poder de daño que puede tener Moyano en el marco de una campaña electoral – poder que Moyano, desde ya, entiende a la perfección. Así que, como vengo diciendo desde hace un tiempo: la tensión va a seguir, porque por ahora parece estar en el interés de ambos actores mantenerla, pero sin quebrar definitivamente la paz. Aunque en nuestra vida cotidiana a muchos no nos parezca, parece que estamos en una situación de equilibrio.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Construcción política

¿Cómo construye poder el kirchnerismo hoy? Básicamente a partir de la imagen y figura de Cristina Fernández de Kirchner y su pollera negra, como diría Jorge Asís. Esta foto tomada ayer por el centro lo sintetiza bastante bien, creo.



¿Pero si, como me decía el otro día mi amigo Daniel a raíz de este post, ella realmente no quiere porque está deprimida? Yo le contesté que no soy médico, como él, sino politólogo. Por eso, tiendo a pensar en los políticos como actores básicamente racionales que buscan mantener e incrementar su poder y no como personas con sus males físicos y psíquicos.
Igual, se ve que algunos kirchneristas piensan más o menos como mi amigo Daniel, y por eso buscan subir el ánimo de la señora presidente con afiches un poco menos tradicionales, como el que sigue.

martes, 17 de mayo de 2011

Dividendos

Una de las cosas que más me llamó la atención en todo el asunto del nombramiento de directores por el Estado en algunas empresas fue el tratamiento de la cuestión de los dividendos. Efectivamente, tanto el director de la Anses Diego Bossio como el ministro rocker de Economía Amado Boudou salieron a pedir que las empresas en las que la Anses tiene participación aumentaran sus dividendos.
Los dividendos son la parte de las ganancias que los accionistas (o sus representantes) deciden distribuirse como pago del capital invertido en la empresa. El resto de las ganancias quedan en la empresa, se invierten con el objetivo de generar más ganancias en el futuro. Si una empresa distribuyera el 100% de sus ganancias no le quedaría capital para invertir; con el tiempo, sus competidores, invirtiendo para aumentar la productividad, la pasarían por arriba. Del otro lado del continuo, hay empresas que tienen como política no distribuir dividendos: la ganancia del accionista se forma así sólo por el mayor valor de la empresa. Un ejemplo es el del puro presente y el otro el del futuro perfecto.

 
Los jubilados del futuro quieren llegar alto.
Fuente: Morguefile http://mrg.bz/ckJ0b4

Lo llamativo del caso en cuestión es que el Sr. Bossio, quien debe velar por los intereses de los jubilados presentes y futuros, parecía ponerse enteramente del lado del presente. Yo entiendo el argumento de quienes dicen "si el Estado tiene acciones debe tener representación". Personalmente, yo preferiría que no tuviera acciones, pero eso es una cuestión de gustos. Ahora, si va a tener acciones y representantes, debería buscarse que ellos tuvieran intereses alineados con la sostenibilidad de largo plazo del sistema jubilatorio y no con buscar un aumento de corto plazo en los dividendos u otras decisiones coyunturales. Que los directores se nombren a dedo por el Poder Ejecutivo, cuyo horizonte son los cuatro años de mandato, no parece la mejor manera de hacerlo.

lunes, 16 de mayo de 2011

Manotazos

Decíamos el otro día, en un post que Blogger escondió y devolvió, que las multas a las consultoras eran un manotazo de ahogado: se destruye al Indec para ocultar la inflación y se multa a las consultoras para ocultar la destrucción del Indec. Ese tipo de manotazos se repiten cada vez más en cada vez más temas.
La semana pasada fue la respuesta de Brasil a las trabas a las importaciones impuestas por Argentina. La pregunta no es porqué Brasil reacciona, sino porqué Argentina tuvo que trabar importaciones si estamos en el famoso modelo competitivo. Lo cierto es que la apreciación del peso vía inflación – que además repercute sobre los pobres – ha eliminado la competitividad cambiaria. Estamos casi igual que en el 1 a 1 de la convertibilidad.
Ahora, La Nación dice que se vienen nuevas restricciones a la exportación de carne. El gobierno ya probó con esta medida y ya vimos los resultados: cayó la exportación, pero también la producción y el stock ganadero. Es decir, se exportó menos y se desaprovechó la oportunidad de ingresar al mercado internacional, pero igual aumentaron los precios internos. Mientras tanto, Brasil sí aprovechó el contexto, como muestra el gráfico.

Argentina y Brasil, exportaciones de carne y preparados, 1993-2010.
Fuente: Fundación Pensar sobre la base de Comtrade.

El kirchnerismo creyó haber encontrado el santo grial de la economía; un “modelo” que lograba solucionar mágicamente todos los problemas y que, en todo caso, se encaminaba con alguna incursión del Sr. Moreno. Eso terminó desde 2007, más o menos: el modelo está agotado, como decíamos acá en la Fundación Pensar. Si no nos dejamos convencer por el instrumental, deberíamos convencernos por los manotazos.

domingo, 15 de mayo de 2011

Peregrinación

El primer día del año tuve la suerte de cumplir una peregrinación que venía pergeñando hacía mucho tiempo: ver a Manu Ginobili y los Spurs en el AT&T Center de San Antonio. Un mes después me di cuenta de que debía escribir la experiencia y, por alguna razón, me salió escribirlo en inglés. El resultado fue "Pilgrimage", artículo que publicó mi amigo Taos Turner en The Argentine Post.
Nota aparte para el Argentine Post: es un gran blog para tener una mirada no argentina pero desde la Argentina de los problemas argentinos. Leanló más allá del post de hoy, che.

Mucho más que folclore

Consultado en el Senado respecto a la razón por la cual el gobierno sanciona a las consultoras económicas que confeccionan y difunden índices de inflación, el Jefe de Gabinete Aníbal Fernández dijo que éstas "Le mienten al pueblo argentino y le afanan al que les paga, por eso las sancionamos".

Como decía acá: no es fácil reconstruir una instritución.

En una república, la sanción sólo puede venir en virtud de una ley. Y el encuadre legal encontrado por el gobierno para sancionarlas es cuando menos endeble: se basa en el artículo 9 de la Ley de Lealtad Comercial 22.802, que regula “la publicidad y la promoción mediante premios”. (Más sobre la cuestión legal en el artículo de mi amigo Ezequiel Cassagne en La Nación.) Y en un país liberal cualquiera debería poder calcular un índice de precios y difundirlo como le diera en gana; en cuanto a la mentira, cualquier ciudadano tiene el derecho de creer o no; y en cuanto al "afano", cualquier empresa tiene el derecho de contratar o no.
Lo patético del caso es que si unos creen y otros contratan a las consultoras es porque el que miente y con eso le roba a la gente (¿qué es la inflación sino un impuesto no votado por el Congreso?) es el gobierno. Fue este gobierno, con la destrucción de la credibilidad del Indec, el que generó la necesidad de estadísticas creíbles, creando así el negocio. El gobierno destruyó el Indec para tapar la inflación y sanciona a las consultoras para tapar la destrucción del Indec.
Pero detrás del caso hay algo peor que la inflación y la mentira: hay un desprecio por la república y un avance frente a los derechos individuales. Eso es lo que me preocupa y por eso me desespera que las multas y su defensa campechana por parte del Jefe de Gabinete se interpreten a veces apenas como una anécdota folclórica.

viernes, 13 de mayo de 2011

Post tardío: pelea o tensión

Como Blogger estuvo fuera de servicio desde ayer a la tarde hasta hoy a la tarde, no pude hacer el habitual post matinal. Armé entonces una notita en Facebook que pongo abajo. (Además, Blogger borró el post de ayer, que criticaba la defensa que Aníbal Fernández realizó sobre las multas a las consultoras y los comentarios de los lectores.) 

¿Pelea o tensión?
Por alguna razón, Blogger (la plataforma sobre la que escribo 7:50 a Retiro) está sin funcionar desde ayer a la tarde. Por esa razón, hoy no habrá post en un día hábil por primera vez desde su inicio. El post de hoy hubiera sido sobre el discurso de ayer de Cristina y la respuesta de la CGT. El título que más me gusto en los diarios de hoy sobre el tema fue el del Cronista: "Cristina denuncia extorsión y la CGT le advierte que romper sería suicida". Es verdad que es largo, pero me gusta porque da las dos noticias (el discurso que habla de extorsión y la respuesta que advierte sobre el riesgo de romper) y deja la idea (que mencionaba acá y acá y que aún mantengo) de que estamos no frente a una pelea definitiva sino a un tensión que seguirá de aquí en adelante.

miércoles, 11 de mayo de 2011

La pelea inverosímil

La presidente Fernández de Kirchner hizo ayer un llamado a los sindicatos a reducir la conflictividad. Hace bien: como decía mi amigo Lucas Ronconi hace un tiempo, Argentina es el país de mayor conflictividad laboral del continente después de Venezuela.
¿Significa este llamado de ayer un enfrentamiento entre la presidente y Hugo Moyano? Algunos recordarán que hace casi dos meses Moyano anunció un paro de camioneros contra un tribunal de Zurich. El paro terminó levantándose, pero antes dije acá que el asunto no significaba un divorcio definitivo. Lo de ayer tampoco: es, como dice Morales Solá, una “pelea inverosímil”.
  
En la tapa de Tiempo Argentino de hoy no hay referencia al pedido de Cristina. Fuente: http://www.ensamble19.com.ar/TAPAS/TapasHOY.htm

Cuanto más se acerque octubre mayor será la tensión. Porque a la presidente le vendría muy bien deshacerse de Moyano para ganar apoyos en las clases medias; pero ello significaría en el corto plazo un mayor alejamiento de ese país en serio que los K nos prometían hace ya 8 años… En todo caso, cuando llegue el momento de la pelea nos vamos a enterar por Tiempo Argentino.

martes, 10 de mayo de 2011

La cajita y la felicidad

El legislador porteño Juan Cabandié presentó un proyecto que en la práctica prohíbe la "cajita feliz" de McDonald’s. La idea detrás de la prohibición es impedir la promoción de comida "no saludable" a los niños a través de la entrega de un juguete (salvo que el menú venga con una fruta o una verdura).
Mi primera objeción al proyecto es la definición de "saludable" o "no saludable". Todo el mundo está de acuerdo con que la lechuga "es buena", pero si uno comiera sólo lechuga durante un mes, como en Super Size Me, tendría serios problemas de salud. Lo bueno o lo malo no son alimentos específicos sino las dietas y su relación con el estilo de vida de las personas. Por eso, prohibir (o desincentivar) una comida no es el camino.


Cada uno hace su marketing como puede. McDonald's pone
muñequito para los niños. Myto pone cartel en inglés para los turistas.

El camino, y así llegamos a la segunda objeción, es la educación. Los niños comen cajitas felices cuando hay adultos que se las compran. Esos adultos, generalmente sus padres, son los responsables de ayudar a los hijos a adquirir buenos hábitos de alimentación: a comer una dieta balanceada; a masticar bien; a hidratarse; a lavarse los dientes; a tener una vida activa, etc. Ahora, si el adulto no le puede decir que no al niño cuando le pide ir a McDonald’s por la cajita feliz y su muñequito, el problema es mucho mayor que la ingesta calórica: es la incapacidad de los adultos por educar.
Prohibir la cajita feliz parece una solución, pero en el fondo esconde los verdaderos problemas. La desaparición del juguetito no va a hacer que los niños tengan una dieta más balanceada ni que los padres se conviertan en padres. La cajita no hace la felicidad, pero la prohibición tampoco.

lunes, 9 de mayo de 2011

El desafío

Mauricio Macri tomó la decisión de buscar la reelección en la Ciudad de Buenos Aires y desechó presentarse como candidato presidencial. Para algunos dentro del espacio, es un error: tanto Gabriela Michetti como Horacio Rodríguez Larreta, se dice, podrían haber retenido la Ciudad; y Mauricio Macri podría, si no haber ganado en octubre, sí haber presentado una opción de centro-derecha con un importante apoyo que hubiera significado un paso importante para la construcción del partido hacia el futuro. El argumento contrario fue el victorioso. Mauricio Macri no hubiera podido ganar en octubre y presenta mayores probabilidades de éxito en la Ciudad, dicen estos: ¿qué sentido tiene arriesgar la Ciudad si no hay chances de victoria nacional? ¿Qué pasaría con el partido si se perdía la Ciudad y la nacional?
La importancia de la decisión va más allá del espacio político de PRO. Como bien señalaba ayer Sergio Berenstein, es una decisión que depende de y puede afectar al sistema de partidos argentino. Sistema que, como también señala desde hace un tiempo Carlos Pagni, aún debe reconstruirse después de su “pulverización” en 2011. Como Berenstein, yo creo que la ausencia de un partido de centro-derecha moderno, democrático, republicano, liberal y electoralmente viable es un gran problema de nuestro país y es parte de la explicación de muchos de nuestros fracasos históricos. Crearlo es un desafío por delante que PRO debe encarar. Una vez más, no queda claro en este caso qué era mejor en ese sentido: ¿valía la pena lograr 20%, 30% o más a nivel nacional si se perdía la Ciudad?
Los dos argumentos son entendibles, razonables y lógicos. Pero como decía en un post anterior, casi todas nuestras decisiones se toman con información imperfecta: allí afloran los sentimientos, las corazonadas, los ánimos. Aunque hubiera deseado que se tomara el otro camino, entiendo perfectamente la lógica de la decisión adoptada. Y más allá de ello, no cambia el desafío por delante: la creación de ese partido. ¿Fue la decisión correcta? Veremos, diría el maestro zen; mientras tanto: a trabajar.

viernes, 6 de mayo de 2011

Todo trabado

Hoy encuentro todo trabado. Todo lo que veo y pienso me remite a trabas.
Llegando a la estación, me encontré con que aquella senda peatonal sigue trabada. La foto que sigue la saqué hace dos días y la misma camioneta me tapaba el camino hoy.

Obstáculo al tren de 7:50 a Retiro: ¡atentan contra la libertad de prensa!

Ayer a la tarde pasé por el ACA de Palermo y otra vez había una cuadra y media de cola para cargar nafta. Lo mismo había visto a la mañana en las YPF de la Panamericana, y recordé que el gremio de camioneros había bloqueado los accesos a las refinerías del país.

 Postal de los 80: colas para cargar nafta. Jueves 5 de mayo de 2011.

Ayer escribí sobre trabas a la libertad de expresión. Por supuesto que La Nación y Clarín ponen en tapa la visita de la SIP. Pero lo que me llamó la atención es el tratamiento que le dieron en La Nación a la multa aplicada a la consultora de Ferreres: un recuadro mínimo en la contratapa de Economía. Esa traba a la libertad de expresión ya no nos sorprende; ya es aceptada, parece.
Como decía acá, el kirchnerismo se especializa en igualar para abajo. Alguien organizó la participación "militante" del periodismo K en la conferencia de prensa de ayer en la SIP. En vez de buscar la manera de garantizar la libertad de expresión fomentando el debate público, el kirchnerismo se defiende de las críticas con lo de siempre: "ustedes son iguales", parece decir. Lo irónico de este caso es que para ello utilizó justamente una conferencia de prensa, práctica que no llevan adelante ellos. Aprovecharon así la libertad que sus adversarios conceden pero que ellos no conceden a sus adversarios.
Me traban el camino, nos bloquean el acceso al combustible, nos obstaculizan nuestras libertades. Pero, sobre todo, frenan nuestros sueños. Seguimos siendo un país donde se incumple la ley, en el que escasean productos, en el que no podemos discutir civilizadamente los grandes temas. Así que, sí, todo lo que veo hoy me remite a obstáculos.
A trabajar por removerlos a fuerza de voluntad.

jueves, 5 de mayo de 2011

Libertad de prensa y mayorías

Ayer se hizo pública la carta que el Secretario de Comunicación Pública Juan Manual Abal Medina, quien fuera también mi primer profesor en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, entregó a la SIP en ocasión de su nueva visita al país. La carta tiene lo que uno esperaría: se compara la vigencia de la libertad de prensa con 1978, ante lo cual es evidente que estamos bastante mejor, y se presenta a la lucha contra Clarín como la gran cruzada nacional y popular (obviando hacer referencia, por supuesto, a detalles como la aprobación de la fusión entre Multicanal y Cablevisión otorgada durante la presidencia de Néstor Kirchner).
Más allá del fondo de la cuestión que da para una discusión más larga de la que puedo hacer en este momento, y de lo que algo he dicho acá , acá, acá y acá, me llamó la atención de la carta de Abal Medina su insistencia en hablar de las mayorías. Dice:

“queremos defender la libertad de expresión como garantía de participación en el debate público de las mayorías –a quienes representamos como autoridad democráticamente elegida-.”
“Nada más alejado de la oscura persecución de una administración contra víctimas indefensas que esa ley, fruto del trabajo colectivo, alumbrada a plena luz del día, en el recinto que representa la voluntad de las mayorías populares.”
Clarín “ha decidido sostener su poder en el mercado de la comunicación colocando sus intereses corporativos por encima de las leyes de la República y de los derechos de las mayorías.”
“No se trata sólo de limitar sino fundamentalmente de propiciar y promover nuevos actores en el ámbito de la comunicación y de garantizar la libertad de expresión para las mayorías”.
Más allá del ruido que me genera que las mayorías sean aparentemente tan tontas (consumiendo mayoritariamente medios de la corporación mayoritaria), este gobierno me preocupa más cuanto más habla de defender los derechos de las mayorías (aviso a quienes me quieran acusar de gorila: éste es el momengo); cuando dice, como acá, yo soy el elegido por las mayorías y voy a hacer lo necesario para defender sus intereses.
En el famoso prólogo a Granja Animal Rebelión en la Granja, Orwell decía: “En cualquier momento determinado hay una ortodoxia, un cuerpo de ideas que se da por sentado que todas las personas bien pensantes van a aceptar sin cuestionar. (…) Cualquiera que desafíe la ortodoxia prevaleciente se encuentra silenciado con sorprendente efectividad. (…) Intercambiar una ortodoxia por otra no es necesariamente un avance. El enemigo es la mente de gramófono, más allá de si uno está de acuerdo o no con el disco que esté sonando en el momento.” Por eso, cuando un gobierno insiste en los derechos de las mayorías, temo por los pensamientos de las minorías.

miércoles, 4 de mayo de 2011

Como pasa el tiempo

Demoliendo hoteles. O encendiendo trenes. Cada dos o tres años grupos violentos prenden fuego vagones y estaciones de tren. Dicen que hay detenidos. Algún funcionario dice algo (ahora fue Aníbal Fernández culpando a Pino Solanas). Pasa el tiempo. Vuelven a encender trenes.

También podría haber ido con "No voy en tren".

Metaforizando con otro medio de transporte, el domingo hice un asado en casa; éramos cuatro y sólo yo vinculado profesionalmente con la política. “¿Pero qué va a hacer Alfonsín? Si no gestionó ni un kiosco en su vida…” dijo ella. “Bueno”, respondió él, “pero no es tan difícil; si la soja sigue así, no debería ser complicado hacer un aterrizaje suave.” Rápidamente, ella retrucó lo que yo hubiera querido decir: “por una vez, en vez de aterrizar deberíamos despegar.”
Deberíamos despegar. Deberíamos cambiar. No seguir, mientras pasa el tiempo, incendiando trenes.

martes, 3 de mayo de 2011

El taco del Titán

Después de mucho tiempo, ayer fui a la cancha gracias a la invitación de un gran amigo. Desde el palco local, tuve la suerte de ver el excelente gol que Martín Palermo, El Titán, le metió a mi propio equipo. Aplaudí de pie sin vergüenza, y lo mismo hice cuando fue reemplazado a los 24 minutos del segundo tiempo. El segundo gran momento del partido fue un hermoso caño del 8 de Independiente, Fredes, que recibió el festejo de mi amigo de Boca con un rotundo “¡ole!” a su propio jugador. Le salió del alma futbolera, sin pensar.

Hace años que no iba a la cancha. Desde un palco
se la pasa mejor. ¿Será una señal de envejecimiento?

La tercera perla en el marco de la mediocridad de un partido de fútbol argentino fue Marcos, el hijo de 6 o 7 años de un tercer integrante del palco. Marquitos vio el partido con la intensidad digna de la edad: cada vez que un jugador de Boca tomaba la pelota le hablaba, le aconsejaba qué hacer y lo retaba con cada equivocación. Cantaba con la hinchada cánticos sobre “correr” a las hinchadas rivales, enfrentar a la policía y abusar de sustancias. Y, sobre todo, nos miraba confundido: ¿cómo podía ser que un hincha de Independiente festejara un gol de Boca y un hincha de Boca un caño de Independiente?
A esta altura del partido, Martín Palermo debería ser indiscutido por todas las hinchadas, igual que otros “próceres” locales como el Pelado Almeyda en River y Eduardo Tuzzio en Independiente. No lo son por la extraña lógica del fútbol. Lo que es realmente curioso es que muchas veces traslademos esa misma lógica a la política, donde ciertas cuestiones deberían ser compartidas.

lunes, 2 de mayo de 2011

Bin Laden en el tren

“Mi semana empezó bien”, le dice el pelado al narigón en el tren de 7:50 a Retiro. “Yo nunca le deseé la muerte a nadie, pero después de lo que hizo ese hijo de puta se lo tenía merecido.” El narigón asiente. “Era de Al Caeda, pertenecía a Al Caeda”, sigue el pelado, como si se estuviera refiriendo a un club de barrio y no a un grupo terrorista. “Ahora el tema es que no haya represalias”, prosigue el pelado, como si no hubiera vivido ya el mundo 10 años creyendo posible otro atentado. El narigón sigue asintiendo, seguramente deseando que el pelado, con toda probabilidad un conocido poco cercano, se calle un rato.

Con la muerte de Bin Laden recordamos a las víctimas del terrorismo.
Fuente: Morguefile http://mrg.bz/2R5KZF

Yo pienso en la decisión de Obama recordando cuando Bartlett en The West Wing tuvo que tomar una decisión igual: matar a un hombre. ¿Habrá dudado Obama aunque sea un poco? ¿Habrán detectado y juzgado esa duda sus asesores miltares?
Atrás mío, dos jóvenes hablan de la bondad relativa de diversas yerbas. “¿Viste que mataron a Bin Laden?”, pregunta él. “¿En serio?”, responde ella. “Sí, ahora parece que lo van a enterrar en el mar...”
Ahí termina esa conversación, pero el pelado sigue, y como casi todos los que hablan demasiado, habla demasiado fuerte. “¿Y de Juanita Viale qué me contás? ¿Te das cuenta? Casada, con un hijo...”, sigue el pelado. “Y embarazada”, agrega el narigón, quien finalmente parece haberse dado cuenta de que hasta que el tren llegue a Retiro está condenado a mantener la conversación con el pelado.