martes, 28 de enero de 2014

Red Barchetta


Paro en un semáforo y algo me llama la atención. 
Un auto. 
Rojo. 
Enfoco: Red Barchetta. 
¿Cómo me perdí a Rush en Buenos Aires?
Carajo.


lunes, 27 de enero de 2014

Nace un anticomunista


En diciembre de 1936, George Orwell fue a España para cubrir la guerra civil pero terminó enrolado en las milicias del Partido Obrero de Unidad Marxista (POUM). En Homenaje a Cataluña explica: "Si me hubieras preguntado por qué me uní a la milicia debería haber respondido: 'Para luchar contra el Fascismo', y si me hubieras preguntado para qué luchaba, debería haber respondido: 'simple decencia'." (p. 47) Poco más de seis meses después, Orwell se escapaba de España perseguido por los comunistas y herido de bala y menos de un año después publicaba la crónica de su participación en la guerra civil.
Orwell estuvo casi cuatro meses en el frente de Aragón donde "no pasaba nada, nunca pasaba nada." (p. 72) Tanto así que un oficial belga, Georges Kopp, decía "Esto no es una guerra (...) es una ópera cómica con una muerte cada tanto." (p. 32) Orwell tiene una visión amateur de la guerra, casi deportiva. Ya sea porque se trataba de un frente tranquilo, por el componente ideológico o por una cuestión de personalidad, hay algo casi lúdico en su descripción de los enfrentamientos. Lejos de preocuparse por quitar una vida humana, Orwell parecía impaciente de matar a su "primer fascista" (p. 41) y luego relata una acción: "en cierta manera no era una mala diversión; el ruido, la oscuridad, los destellos que se acercaban, nuestro propios hombres disparando hacia los destellos. Uno hasta tenía tiempo de pensar un poco. Recuerdo preguntarme si estaba asustado, y decidir que no lo estaba." (p. 96) Incluso mantiene una perspectiva inquisitiva ante el hecho de ser herido: "Toda la experiencia de ser herido por una bala es muy interesante y creo que vale la pena describirla en detalle." (p. 185)
Orwell volvió a Barcelona del frente justo a tiempo para las Jornadas de Mayo, en las que se enfrentaron diversos sectores dentro del campo republicano-revolucionario. Es que "sería francamente imposible escribir sobre la guerra española desde un ángulo puramente militar. Fue antes que nada una guerra política." (p. 46) Al volver a Barcelona "la atmósfera revolucionaria había desaparecido" (p. 109); y los sucesos de mayo, y sobre todo las tácticas comunistas para sofocar la revolución, hicieron "difícil pensar en esta guerra en la misma manera ingenuamente idealista de antes". (p. 180) A pesar del "reino del terror" (p. 211) de los comunistas, la guerra había que ganarla: "Desde 1930 los fascistas habían tenido todas las victorias; era hora de que tuvieran una derrota, no importaba mucho quién se la propinara. (...) Por ello sólo hubiera valido la pena ganar la guerra." (p. 182)
Orwell volvió al frente en la zona de Huesca y allí fue herido en el cuello. Al regresar a Barcelona, el POUM, en cuya milicia servía Orwell, fue ilegalizado y sus dirigentes encarcelados. Orwell contó con la ineficiencia española ("Afortunadmente esto era España y no Alemania. La policía secreta española tenía algo del espíritu de la Gestapo, pero no mucho de su capacidad" - p. 212) para poder salir de España. Menos de un año después nacía Homage to Catalonia; la experiencia reforzaría un anti-comunismo y una oposición a todo totalitarismo que se expresaría tan bien en Rebelión en la Granja primero y 1984 después.


Originales de las citas usadas arriba

"If you asked me why I had joined the militia I should have answered: 'To fight against Fascism,' and if you had asked me what I was fighting for, I should have answered: 'Common decency'." (p. 47)
"Meanwhile nothing happened, nothing ever happened." (p. 72)
"Georges Kopp, on his periodical tours of inspection, was quite frank with us. 'This is not a war,' he used to say, 'it is a comic opera with an occasional death'." (p. 32)
"at this rate it would be twenty years before I killed my first Fascist." (p. 41)
"it was not bad fun in a way; the noise, the darkness, the flashes approaching, our own men blazing back at the flashes. One even had time to think a little. I remember wondering whether I was frightened, and deciding that I was not." (p. 96)
"The whole experience of being hit by a bullet is very interesting and I think it is worth describing in detail." (p. 185)
"it would be quite impossible to write about the Spanish war from a purely military angle. It was above all a political war." (p. 46)
"the revolutionary atmosphere had vanished". (p. 109)
"After the fighting (...) it was difficult to think about this war in quite the same naïvely idealistic manner as before." (p. 180)
"Since 1930 the Fascists had won all the victories; it was time they got a beating, it hardly mattered from whom. (...) For that alone the war would have been worth winning." (p. 182)
"Fortunately this was Spain and not Germany. The Spanish secret police had some of the spirit of the Gestapo, but not much of its competence". (p. 212)

lunes, 20 de enero de 2014

Llevarlo adentro


En los veintidós relatos entrelazados de The Things They Carried, Tim O'Brien nos cuenta la historia de un pelotón de infantería durante la guerra de Vietnam. Cada uno de los relatos aborda algunos de los temas fundamentales de lo que les pasa a las personas en la guerra y en la vida: el miedo, el amor, la memoria, la vergüenza, la verdad, la amistad, la literatura, dios, respeto, la necesidad de hablar, la crueldad, la muerte y la vida.
Como toda la buena literatura bélica desde la Primera Guerra Mundial, desde, por ejemplo, Wilfred Owen y su Dulce et decorum est, no se trata de hablar del coraje sino de lo que la guerra (algo que sólo los humanos hacen) hace a los humanos. Al revés, O'Brien nos dice que los hombre van a la guerra no por valientes sino por cobardes: "Llevaban sus reputaciones. Llevaban el mayor temor de un soldado, que era el temor de sonrojarse. Los hombres mataban, y morían, porque tenían vergüenza de no hacerlo. (...) tenían demasiado miedo de ser cobardes." (p. 21) En un cuento que relata a un narrador al borde de desertar ante el llamado a ir a las armas dice que ir a la guerra "No tenía nada que ver con la moralidad. Vergüenza, eso es todo lo que era. Y allí mismo me sometí. Yo iría a la guerra - mataría y quizás moriría - porque tenía vergüenza de no hacerlo." (p. 57)
Como en Vonnegut y Slaughterhouse-Five (reseña acá), no son historias morales. “Una verdadera historia de guerra nunca es moral. No instruye, no fomenta la virtud, ni sugiere modelos de comportamiento humano correcto, ni refrena a los hombres de hacer las cosas que han hecho siempre. Si una historia parece moral, no la creas.” (p. 65) Sin embargo, O'Brien no se queda, como Vonnegut, en la denuncia del sinsentido de la guerra, y el libro nos dice mucho sobre la vida y sobre la literatura como forma de procesarla.
En el relato "Speaking of Courage" nos habla de la necesidad de hablar y en el relato final, "The lives of the Dead" cierra todo entrelanzando la primer muerte del narrador (el de una compañerita de escuela a los nueve años) con Vietnam, con todas las muertes, con la vida y con la necesidad de la literatura para procesar todo eso. "Dentro del cuerpo, o más allá del cuerpo, hay algo absoluto e invariable. La vida humana es todo una cosa, como la cuchilla de un patín dibujando círculos en el hielo: un chiquito, un sargento de infantería de veintitrés años, un escritor cuarentón que conoce de la culpa y del dolor." (p. 223) Porque, como decía en otro texto al comienzo del libro, "Las historias están para juntar al pasado con el futuro" (p. 36), todo el libro "es como Tim tratando de salvar la vida de Timmy con un cuento." (p. 233)
Mi primer libro de Vietnam es sobre mucho más que Vietnam, o la guerra. Es de lo que llevan adentro los hombres en guerra, sobre lo que todos llevamos adentro.

Originales de las citas usadas
 “It had nothing to do with morality. Embarrassment, that’s all it was. / And right then I submitted. / I would go to the war – I would kill and maybe die – because I was embarrassed not to.” (p. 57)
“They carried their reputations. They carried the soldier’s greatest fear, which was the fear of blushing. Men killed, and died, because they were embarrassed not to. (…) they were too frightened to be cowards.” (p. 21)
“A true war story is never moral. It does not instruct, nor encourage virtue, nor suggest models of proper human behavior, nor restrain men from doing the things men have always done. If a story seems moral, do not believe it.” (p. 65)
“Inside the body, or beyond the body, there is something absolute and unchanging. The human life is all one thing, like a blade tracing loops on ice: a little kid, a twenty-three-year-old infantry sergeant, a middle-aged writer knowing guilt and sorrow.” (p. 223)
“Stories are for joining the past to the future.” (p. 36)
“it is as Tim trying to save Timmy’s life with a story.” (p. 233)

lunes, 13 de enero de 2014

Abrirse al mundo


Leí American Sarmiento de viaje, como debe ser. ¿Qué es American Sarmiento? Nos dice el autor, Hernán Iglesias Illa, que "No es una novela ni un ensayo ni una crónica de viajes ni una investigación ni una crítica literaria ni una autobiografía. O es todo lo anterior al mismo tiempo." (p. 103) Es un libro sobre un libro (los Viajes de Sarmiento) y sobre un viaje en el que el autor recreó aquel viaje de Sarmiento. Es una reflexión sobre Sarmiento y la Argentina, sobre la Argentina vista desde el extranjero y un alegato en favor de una Argentina más abierta al mundo, al capitalismo y a la democracia. Pero es, sobre todo, un libro divertido, inteligente, que se disfruta mientras se lee y que se termina antes de que uno esté seguro si realmente empezó: como una buena película.
Hay, como decía, todo un comentario sobre la Argentina vista desde afuera. Iglesias vive en EE.UU. desde hace un tiempo y sus libros rozan el tema de "los argentinos en el extranjero" (p. 63). En Golden Boys habla de los argentinos que trabajaban en finanzas en New York en los noventa, en Miami (reseña acá) habla, bueno, de Miami, incluyendo la relación de los argentinos con esa ciudad, y en American Sarmiento dice que tuvo un proyecto en el que intentó "escribir una novela ambiciosa sobre estudiantes de doctorado argentinos en Manhattan" (p. 17) Iglesias dice que "A pesar de los años que llevo acá, simulando tener una vida cotidiana y un apego por mis alrededores, sigo obsesionado con el país donde nací." (p. 252) Y algo parecido me dicen muchos amigos que se han ido.
Pero American Sarmiento no habla sobre la diáspora argentina sino sobre dos maneras de pensar Argentina en su relación con el exterior. Está la visión de una Argentina cerrada, que se ufana de cierta supuesta superioridad y excepcionalidad, y está la visión de una Argentina más abierta al mundo, menos dispuesta a considerarse original y más dispuesta a aprender del resto del mundo. Sarmiento es, desde ya, un representante de la segunda escuela: no sólo porque propuso siempre a EE.UU. como modelo, sino porque se lo puede pensar, dice Iglesias, "como el primer mochilero argentino, el primer viajero que recorrió Europa con el doble propósito, noble y narcisista, de conocer el mundo y conocerse a sí mismo." (p. 272)
La visión abierta va con un corpus de ideas básicamente liberal, capitalista, democrático, una sociedad abierta, para decirlo en términos de Popper. "En Argentina, el capitalismo casi no ha tenido cheerleaders. Ha tenido críticos y ha tenido gestores culposos, pero casi nadie, y muchos menos escritores o intelectuales, le ha festejado sus éxitos o se ha emocionado con sus conquistas." (p. 246) Sarmiento "celebraba y proponía un capitalismo popular y rompedor basado en la democracia y el individuo, sin lucha de clases ni privilegios heredados. (...) Esta es en buena medida su idea de igualdad: que todas las personas tengan acceso a la propiedad y al derecho de propiedad." (p. 128)
Si nos pusiéramos estrictos podríamos criticar que Iglesias es un poco laxo con los términos, pero no nos ponemos estrictos porque el punto es válido: un siglo y medio después de Viajes, Argentina sigue sin subirse de lleno al tren del capitalismo democrático. En aquel entonces el obstáculo era Rosas, más adelante fue Perón y hoy son los Kirchner: "Kirchner es mi Perón. Mi Rosas", dice Iglesias, y American Sarmiento parece por un rato convertirse en un alegato político, y casi en una novela sobre cómo el narrador se convierte en un político. Sólo que el narrador tiene suficiente cordura como para no tomarse a sí mismo demasiado en serio ni siquiera cuando está más cerca de hacerlo: "Por eso a veces (no es joda) pienso que nosotros somos como la Generación del 37. Somos los poetas tecnocráticos, ingenuos políticamente, sintonizados mejor con el mundo que con La Matanza, aguantando el chaparrón kirchnerista." (p. 255)
¿Es entonces un alegato político? En parte sí. Un alegato por una Argentina que se crea menos original y que quiera parecerse más a los países que funcionan. Una Argentina donde el Estado importe menos: "La felicidad, intuía Sarmiento (o le hago intuir yo, que pienso parecido), es una decisión privada, en la que el Estado poco puede hacer salvo rescatar a los desesperados." (p. 114) Un alegato entonces por una Argentina más liberal, más democrática, más capitalista; pero lo más interesante es la forma que toma ese alegato, y esta es la segunda razón por la cual no criticamos esa laxitud de los términos; ni crítica literaria, ni ensayo, ni novela, quizás Iglesias encontró una forma válida para escribir de política hoy, de una manera rápida, inteligente, divertida y centrada en personas de carne y hueso antes que en grandes relatos o ideologías cerradas; y al hacerlo hizo un libro interesante y divertido.

miércoles, 8 de enero de 2014

Traductor traidor

OK, la foto es muy mala, pero la traducción es peor.
En español dice "Si lo rompe lo paga" y en inglés dice "Si lo paga lo rompe" (If you pay the part breaks). Debería quedar en el top ten de malas traducciones.