miércoles, 30 de enero de 2013

Tomate algo



Ya dije hace poco que los gringos se toman el alcohol en serio. Esta es una nueva prueba de esa afirmación. Mi amigo H. (que acá se llamó Carlos y jugaba al fútbol) me llevó a un supermercado del chupi. Esas cuatro góndolas son sólo la sección Bourbon; dentro del mundo whisky había dos secciones más o menos iguales para Maltas y Escocés, y una cuarta sección de sólo dos anaqueles para el Rye. Y eso era sólo whiskys. Toda una muestra de que se toman el chupi en serio, pero también, claro, del tamaño de ese mercado.

martes, 29 de enero de 2013

No al acuerdo con Irán

Hay unas cuantas razones por las que no me gusta el acuerdo con Irán. Estoy en desacuerdo, como varios dirigentes, con la cesión de jurisdicción y con la intervención sobre la Justicia argentina. Así lo decía Federico Pinedo por Twitter:


En segundo lugar, en términos de política exterior creo que el acuerdo sólo le sirve a Irán, un país prácticamente aislado en el contexto internacional. Algo de eso dice la UCR en un buen comunicado sobre el tema.

Finalmente, y algo que no he escuchado decir a nadie, me parece un pésimo precedente sobre el Estado de Derecho. La Constitución Nacional establece claramente en su art. 18 el principio de juez natural: no se puede establecer comisiones o tribunales ad hoc para juzgar hechos con posterioridad a los mismos: "Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa." Habilitar esta comisión que crearía el acuerdo sería hacer más posible que se cree un tribunal especial para juzgar a los enemigos de un gobierno o los supuestos crímenes de un gobierno depuesto. Es un paso contra los derechos humanos.

lunes, 28 de enero de 2013

Otro camino


En The Road, Cormac McCarthy nos muestra un mundo desolado, destruido, sin decirnos qué fue lo que sucedió. Hubo incendios y terremotos, hace frío, todo ha muerto, los árboles, los animales. No hay comida. Quedan pocos hombres sobre la faz de la tierra y la gran mayoría parece haber perdido toda humanidad, descendió al canibalismo, a la violencia sin palabras. 

Un padre y un hijo buscan sobrevivir y mantener su humanidad. El padre se pregunta y se contesta: "¿Pensás que tus padres están mirando? ¿Que te están midiendo en su libro de actas? ¿Contra qué te miden? No hay libro y tus padres están muertos y enterrados." (p. 196) 

¿Sobrevivirá la humanidad o se extinguirá? 
"¿Cómo sabrías si fueras el último hombre en la tierra?" dijo [el niño].
No creo que lo sabrías. Simplemente lo serías.
Nadie lo sabría.
Sería lo mismo. Cuando te morís es como si todos los demás también se hubieran muerto.
Me imagino que Dios sabría. ¿Es así?
No hay Dios.
¿No?
No hay Dios y nosotros somos sus profetas." (p. 169-170). 

Van hacia la costa, pensando sin creer del todo que allí la situación puede ser mejor. Tratando de mantener la moralidad cuando todo muere y Dios muere y el hombre puede no sobrevivir. "Está lloviendo, dijo el niño. Miró hacia el cielo. Un único copo gris bajaba planeando. Lo agarró en su mano y miró cómo expiraba como si fuera la última hostia del cristianismo." (p. 16) ¿Qué transmitir del viejo mundo cuando nada parece haber sobrevivido? ¿Qué transmite un padre si no hay certidumbre de nada? ¿Cómo mantener la memoria si todo desapareció y si lo que quedó es lo que se quiere olvidar? "Acordate que las cosas que ponés en tu cabeza quedan ahí para siempre, dijo [el padre]. (...)
Te olvidás algunas cosas, ¿no?
Sí. Te olvidás de lo que querés recordás y recordás lo que querés olvidar." (p. 12) 

¿Qué transmitir si ni siquiera hay certidumbre de que sea mejor sobrevivir a dejar de existir? "Había pocas noches en las que acostado en la oscuridad no envidiara a los muertos." (p. 230) ¿Qué transmite un padre si hasta el valor de la vida misma está en discusión? Con una prosa árida y dura como el mundo apocalíptico que describe, en un libro duro y fuerte, McCarthy nos lleva a preguntarnos por el mínimo denominador común de la relación padre e hijo y de la humanidad misma.


Originales citados
"Do you think your fathers are watching? That they weigh you in their ledgerbook? Against what? There is no book and your fathers are dead on the ground." (p. 196)

"How would you know if you were the last man on earth? he said.
I dont guess you would know it. You'd just be it.
Nobody would know it.
It wouldnt make any difference. When you die it's the same as if everybody else did too.
I guess God would know it. Is that it?
There is no God.
No?
There is no God and we are his prophets." (p. 169-170). 

"It's snowing, the boy said. He looked at the sky. A single gray flake sifting down. He caught it in his hand and watched it expire there like the last host of christendom." (p. 16)

"Just remember that the things you put into your head are there forever, he said. (...)
You forget some things, dont you?
Yes. You forget what you want to remember and you remember what you want to forget." (p. 12)

"There were few nights lying in the dark that he did not envy the dead." (p. 230)

jueves, 24 de enero de 2013

Sociabilidad



El Flaco salió de su reunión y dobló a la izquierda por Marcelo T. de Alvear en dirección a Ayacucho. Adelante caminaba un señor de unos 65 años de pantalón gris bien planchado, camisa y anteojos. Delgado y de corta estatura, caminaba muy tranquilo, con pasos cortos, comiendo maíz inflado de una bolsa. El Flaco lo alcanzó y mientras lo pasaba comentó "qué rico", con una sonrisa, mientras seguía. "¿Querés?", preguntó el señor acercándole la bolsa de plástico. "No, no", dijo riendo el flaco. "Tomá, dale, poné tus manos", dijo el señor. "Yo lo compré porque me bajó la glucemia." El flaco le hizo caso y el señor le llenó las manos de maíz. "¿Sabés por qué te ofrecí? Por la sonrisa. Aprendí que con una sonrisa todo es mejor." Caminaron juntos hasta la esquina. "Tenés razón", dijo el Flaco, "hay que sonreír más y hacerse menos mala sangre." Llegaron a la esquina. "¿Vas para allá? ¿Caminamos una cuadra más?", preguntó el señor. "Sí", dijo el Flaco, y cruzaron Marcelo T. sin hacerse mala sangre por el taxista que no les cedió el paso en el cruce peatonal. "Ahora estoy planeano un viaje a Bariloche. Hay que conectarse con el deseo", dijo el señor, "¿querés más?" El maíz se había acabado y el Flaco le dijo al señor que había llegado a su auto. Se dieron la mano, se saludaron, se desearon suerte y no se vieron nunca más.

miércoles, 23 de enero de 2013

Tomá mate


Henrietta Apartments, Abercorn Street, Savannah, Georgia. Ese balcón, con esas dos sillitas, debe ser el mejor lugar para tomar mate en el estado de Georgia, ¿o no?

martes, 22 de enero de 2013

Espacios vitales


Los amigos del Gobierno de la Ciudad están probando con el espacio exclusivo para motos en las avenidas. Se buscaba que tuvieran su espacio de detención sin que sean molestados por los autos y sin molestar a los peatones. Parece que la segunda parte los muchachos no la ven.

lunes, 21 de enero de 2013

Volver


Empecé Home, de Toni Morrison, en el avión de vuelta a casa. Una azafata me dijo, mientras me sacaba la bandeja de la comida, "Mmm, Toni Morrison, I love her". Me dio la sensación de que me estaba diciendo ¿qué hace un varón blanquito leyendo a nuestra Toni?, pero quizás me equivoco. No me equivoqué comprando el libro y leyéndolo: llegué a casa y después de hacer un montón de cosas lo volví a agarrar y lo terminé ese mismo día. 

Es un libro hermoso sobre un tema tan universal que es casi obvio. Casa es donde están los afectos, y aprender eso es buena parte de lo que significa convertirse en un hombre, nos dice Morrison. Probablemente ya hayamos escuchado eso. Además  nos lo dice con una historia que quizás también escuchamos, con alguna variación: un hermano y una hermana con una infancia de privaciones; el hermano cuida a la hermana; el hermano va a la guerra; el hermano vuelve dañado y así y todo rescata a una hermana también dañada; al hacerlo quizás se rescata también a sí mismo. Volviendo a casa, a los afectos, todo parece mejor: "Esta sensación de seguridad y de buena voluntad, sabía, era exagerada, pero saborearla era bien real." (p. 118) Lo distinto es la manera en que Morrison nos cuenta todo esto, la belleza, la cadencia, la delicadeza (salvo una o dos ocasiones donde quizás se pone demasiado explícita). Estos son los libros que más me gustan, quizás; una historia universal bien contada.

Otras citas que me gustaron 
El personaje principal se encuentra con un niño serio. "'Sos profundo, Tomás', sonrió Franco. '¿Qué querés ser cuando seas grande?' Tomás giró el picaporte con la mano izquierda y abrió la puerta. 'Un hombre', dijo, y se fue." / "'You are deep Thomas', Frank smiled. 'What you want to be when you grow up?" Thomas turned the knob with his left hand and opened the door. 'A man', he said and left." (p. 33)

"You don't know what heat is until you cross the border from Texas to Lousiana in the summer. You can't come up with words that catch it." / "No sabés qué es el calor hasta que no cruzás la frontera entre Salta y Jujuy en verano. No se te pueden ocurrir palabras que lo atrapen." (p. 41)

"After Hiroshima, the musicians understood as early as anyone that Truman's bomb changed everything and only scat and bebop could say how." / "Después de Hiroshima, los músicos entendieron tan temprano como cualquiera que la bomba de Truman cambió todo y sólo el scat y el bebop podían decir cómo." (p. 108)

Original de la traducción del texto
* "This feeling of safety and goodwill, he knew, was exaggerated, but savoring it was real." (p. 118)

viernes, 18 de enero de 2013

Pajaritos en línea



Hoy me desperté más bien loquillo. Me está costando remontarla. Me está costando alinear los patitos; o las gaviotas. Vamos a ver si esta foto me ayuda.

jueves, 17 de enero de 2013

Relaciones peligrosas


Siempre me pareció extraña la relación de los gringos con el alcohol. Una relación de extremos; una cultura de alcohólicos y de abstemios con pocas cosas en el medio. Caminando por Charleston veo en un lugar que alquilaban y vendían smokings para las famosas fiestas de egresados una mesita ad hoc con una amplia variedad de petacas. Toda una muestra de esa cosa rara que tienen con el alcohol.

miércoles, 16 de enero de 2013

martes, 15 de enero de 2013

Southern cartele'

Ya vimos algunos carteles norteños, yankees como les dicen en el sur. Los muchachos de Charleston tienen lo suyo. Va uno pragmático y uno romántico.

Cerveza: ¡ayudando a los hombres a
bajar sus expectativas desde 1865!
El amor vence todo.

lunes, 14 de enero de 2013

Leer una ciudad


Hace unos meses, le comenté a un amigo americano que estaba planeando un viaje a la ciudad sureña de Savannah para visitar a amigos que se mudaron para allá. El americano me dijo que tenía que leer Midnight in the garden of good & evil, libro menos conocido que la película que se hizo sobre él. Además, mi amigo americano me llevó el libro la próxima vez que vino a casa.
Mi amigo tenía razón: quien vaya a Savannah tiene que leer ese libro, por lo menos la primera mitad. En la primera mitad el autor describe una serie de personajes y, a través de ellos, la esencia de una ciudad particular. Entre otros personajes hay un pareja que tiene un affaire desde hace años del que toda la ciudad está al tanto pero que igual ocultan de exactamente la misma manera todos los días. Un señor a quien le dejaron en herencia una suma de dinero con la obligación de pasear a un perro; urgido por un juez, el hombre lo sigue paseando años después de muerto el can para seguir cobrando la pensión. El señor, perfectamente vestido, va por la calle con una correa sin perro y toda la ciudad le pregunta al cruzárselo si sigue paseando al perro. Una pianista y cantante que va de un lado a otro del estado de Georgia con un repertorio infinito, firme creyente del poder de la música: "Cuando cantás una canción podés traer de vuelta recuerdos de cuando la gente se enamoró. Ahí es donde está el poder." (p. 90) O un drag-queen con actitud, que termina su acto diciendo: "Si te gustó el show (...) gracias desde el fondo de mi corazón y sólo acordate de mi nombre, La Dama Chablis. Si no te gustó el show, tesoro, mi nombre es Nancy Reagan y andá a la puta que te parió." (p. 119)

Mercer House: ejemplo de la arquitectura de Savannah
y escenario principal de la segunda parte del libro.
En esa primera parte del libro aparece la esencia de la ciudad. Una ciudad distinguida pero que sabe divertirse. "En Macon te preguntan '¿A qué iglesia vas?' En Augusta te preguntan el apellido de soltera de tu abuela. Pero en Savannah la primera pregunta que te hace la gente es '¿Qué querés tomar?'" (p. 31) Es una ciudad que, según el autor, decidió mantenerse aislada del resto del mundo y del progreso por varias razones: "El orgullo era parte de ello. La indiferencia también, además de la arrogancia. Pero debajo de todo ello Savannah tenía un sólo motivo: preservar un estilo de vida que creía bajo sitio de todos lados." (p. 387) Cierto o no, la ciudad mantuvo un centro histórico hermoso. Sólo Savannah y Charleston se salvaron durante la Guerra Civil, en la que el general Sherman quemó buena parte de las ciudades del Sur. El resultado es un centro de unas 20 o 30 cuadras por 20 o 30 realmente hermoso, con 22 plazas de gran belleza y casas históricas restauradas.
La segunda parte del libro relata una historia de crimen verdadera, al estilo de In Cold Blood, pero sin la fuerza de ese clásico. Así, como novela pierde interés y fuerza a medida que pasan las páginas. Sin embargo, mientras escribo esto en el avión de vuelta, detecto que en el camino, y sin saber muy bien cómo, parece que he recuperado la capacidad de leer de la que dudaba en este post. Ojalá: después de leer esta ciudad quiero leer mucho más mundo.

viernes, 11 de enero de 2013

Tomársela en serio

Los muchachos en Savannah, Georgia, se toman las cosas en serio. Sobre todo la joda. Y sobre todo los festejos por el día de San Patricio. Tanto así que hay una oficina organizadora abierta todo el año. (Noten abajo a la izquierda el Countdown to St. Patick's Day en días, horas, minutos y segundos...)


jueves, 10 de enero de 2013

Carteles importados

Dos carteles dos en sendos restarurantes de Nueva York. En "Casa Mono" agregaron un chiste al clásico cartel que dice que los empleados deben lavarse las manos. Y en la Bottega del Vino dan un consejo importante: "Dios me guarde de los que no toman vino". 



miércoles, 9 de enero de 2013

martes, 8 de enero de 2013

En el mejor escenario


Ahí están, dos grandes, en el mejor escenario. Yo vi a Ginobili y Prigioni en el Madison Square Garden, y después del partido vi cómo la tele entrevistaba a Pablo Prigioni, uno de los jugadores más destacados de la noche. Pablo terminó con 9 asistencias, 6 puntos y 3 robos en la victoria de los Knicks ante los Spurs. Ginobili y los Spurs tuvieron un partido flojo (era el cuarto partido en cinco noches y se notó el cansancio). Otra peregrinación que me dio una gran alegría, y una nueva manera de mostrar mi agradecimiento a estos gladiadores de la generación dorada. 

lunes, 7 de enero de 2013

Silencio


Termino El silenciero, de Antonio Di Benedetto, el día que parto de viaje, solo, en busca de silencio. Tengo tres hijas, así que el silencio es algo extraño, algo que extraño. El silenciero, el personaje sin nombre del libro, se ve acosado por los ruidos de la vida moderna: altavoces, talleres mecánicos, una feria, la pandillita del barrio. El silenciero va buscando estrategias para evitar el ruido, incluyendo estrategias geográficas (mudarse una y otra vez) y políticas (ayudar para aprobar una ordenanza sobre ruidos) pero no logra solución. Ya sabemos la razón: su problema es interno.

El silenciero está casi solo. Hay un amigo y unos pocos familiares, y su lucha con el ruido lo va aislando cada vez más hasta que el desenlace lo deja solo entre cientos de hombres. Todos los ruidos indeseados le molestan: "la música, que es sonido, cuando es música impuesta se convierte en ruido. (...) Sin mi adhesión o aceptación, la TV se me vuelve ruidos con figuras." (p. 93)

Yo busco silencio. De unos meses de yoga no recuerdo muchos ejercicios pero sí un mantra: "el sonido no tiene sustancia". A pesar de ello no me involucré con el personaje ni con el libro. Pienso que el libro me aburrió y me doy cuenta de que hace rato que no me entusiasma un libro. Pienso que quizás el problema soy yo, que quizás mi problema, como el del silenciero, es interno. Sólo un libro me gustó de los últimos cinco que leí, y es entre ellos el único de cuentos, de Manuel Soriano. Ahí parece estar la pauta. Quizás no pude encontrar suficiente silencio, interno o externo, para sostener una novela. Dice de un nuevo ruido el silenciero "No sé si me hace daño, pero sí sé que me obsesiona, sin herirme, que me liga y me entorpece, como si sobre mi cuerpo se hubiera derramado una espesa y adhesiva crema de turrón." (p. 64)

Termino el libro y escribo esto mientras emprendo un viaje solitario. Esos viajes son siempre también viajes hacia adentro. "Usted oye ruidos metafísicos", le dice el amigo al silenciero hacia el final. ¿Qué son los ruidos metafísicos?, pregunta el silenciero. "Los que le alteran el ser", responde el amigo. (p. 175) Viajo y espero volver a encontrar la capacidad de leer, de ser lector.

viernes, 4 de enero de 2013

Loquillos

Este cronista llega a Nueva York y toma trenes y subtes, como para sentirse en casa, en el de 7:50. La gran diferencia es la cantidad y calidad de los loquillos. El primero me tocó bien rápido, en Jamaica Station, la estación que te lleva desde el aeropuerto a la ciudad. El pibe se sentó al lado mío en el andén y empezó a dibujar a una chica. Además, lo hacía de manera tal que los demás viéramos; como gozando que lo vieran dibujar. Los dibujos no eran muy buenos, debo decir. Ya en el tren, nos sentamos enfrentados y el tipo seguía dibujando gente. Le dedicaba 5 o 10 minutos a cada uno y pasaba al próximo. A la señora que se ve a la derecha no le gustaba nada. Yo saqué la BlackBerry para sacarle una foto y el tipo se dio cuenta; empezó a mirar adelante; no le gustó, parece. Lo peor del caso es que cuando apreté el botón el flash estaba prendido, así que el tipo se recontra avivó; se levantó y vino para mi lado como para ver qué había fotografiado; yo me hice el gil, me puse a ver fotos de mis hijas, y el tipo se fue para la parte de atrás del andén. Parece que no le gustó que alguien hiciera lo mismo que él: retratar a un extraño en un tren. La señora se vino para mi lado y empezó a decirle a la chica que estaba sentada al lado mío: "te das cuenta, el tipo dibujando extraños sin pedir permiso". Yo le regalé una sonrisita cómplice, como diciendo "viste que le saqué la foto y dejó de joder, ¿no?", haciéndome el defensor de Queens. Quizás loquillo pensó que yo soy otro loquillo más de Nueva York. Quizás la señora pensó que yo soy otro loquillo más de Nueva York. 

jueves, 3 de enero de 2013

Injugable

Llegaron mis vacaciones y juego más al golf. A veces, pocas veces, me sale un buen tiro. Otras veces, muchas veces, termino en lugares insólitos. Pocas veces, sin embargo, en lugares tan insólitos como éste.


Dice la regla 13: "La pelota debe ser jugada tal como se encuentra, salvo que las Reglas lo dispongan de otro modo."