lunes, 23 de diciembre de 2013

Fuera de la liga


Leí Out of the shelter, de David Lodge, y me decepcionó. De Lodge había leído la trilogía Changing Places, Hard Work y Nice Work y me había divertido mucho, pero este no tanto. ¿Cambió él, cambié yo?
Como en esa trilogía, acá también hay como base una contraposición: allí es la oposición entre el mundo del trabajo y el mundo académico, acá entre Europa y América. América (que en verdad es Estados Unidos) está asociada al placer y la abundancia y Europa al deber y las privaciones, con alguna dosis de Henry James en esa comparación entre Estados Unidos y Gran Bretaña.
El segundo elemento, y principal, es que Out of the Shelter, como prácticamente lo indica el título, es un Bildungsroman; es decir, una novela de cómo un niño se convierte en hombre. Hay algunas imágenes muy logradas (como un desencuentro en un andén entre una madre que quiere darle un dulce y el hijo cuyo tren comienza a partir). También están buenas las escenas de los primeros escarceos sexuales del personaje principal (Timothy): tienen toda la vergüenza con la que se vivía eso a los 15 o 16 años allá a lo lejos y hace tiempo. (Timothy parece, a la luz de los chicos de su edad de hoy en día, un pavote total).
El libro cuenta la niñez de Timothy en Londres durante la Segunda Guerra, con los bombardeos y el racionamiento, y un viaje de adolescente que le abre la ventana al mundo adulto. Lo más lindo del libro son los momentos en los que Lodge nos logra transmitir cómo viven los chicos esas cosas incomprensibles de los adultos como la guerra, la religión y el comunismo:
  • "Se ponía el traje de sirena por encima de su pijama. Era azul. Winston Churchill tenía uno justo igual. Él se sentía valiente apenas se lo ponía." (p. 5)
  • "Ya no hubo más noches de levantarse e ir por la calle a la casa de Jill. La casa de Jill ya no estaba allí, y Jill se había ido al cielo y también su mami, y su papi había vuelto a la Fuerza Aérea." (p. 15)
  • "decidió que confesaría un pecado que no había cometido para compensar por no confesar sobre Jill." (21)
  • "Eran comunistas, lo que quería decir que en Rusia nadie podía tener nada que fuera suyo, y querían tomar control de otros países para que tampoco allí nadie pudiera tener nada que fuera suyo." (38)

El problema es que te cuenta demasiado, te explica demasiado, o por lo menos así lo viví. Un buen ejemplo es cuando Timothy saluda a su padre antes de partir en el viaje iniciático: "Se dieron la mano solemnemente. Era una sensación extraña. Timothy no pudo recordar estrecharse la mano con su padre antes. La última vez que se habían separado por algún tiempo había sido en la guerra, cuando había sido suficientemente chico como para despedirlo con un beso. El apretón de manos fue como desanudar una soga que lo había sostenido a él en un fondeo seguro por mucho tiempo." (p. 67) La imagen de padre e hijo dándose la mano, con algo de incomodidad, es buena, pero la frase final me explica demasiado (además de ser un poco, cómo decirlo, melosa.)
En definitiva, no es lo mejor para leer de Lodge ni el mejor Bildungsroman, ni la mejor visión del choque de culturas del Atlántico. En el epílogo que introduce Lodge en la edición que leí cita para esto último como ejemplo a Henry James (lo cual se me había ocurrido antes) y para lo anterior a Joyce y Portrait of the artist as a young man. Out of the shelter queda lejos de ambos, fuera de la liga.


Originales de las citas usadas arriba
"He wore the siren suit over his pyjamas. It was a blue one. WInston Churchill had one just like it. He felt brave as soon as he put it on." (5)
"There were no more nights of getting up and going up the road to Jill's house. Jill's house wasn't there any more, and Jill had gone to heaven and so had her Mummy, and her Daddy had gone back to the Air Force." (15) 
"They were Communists, which meant that nobody was allowed to have anything of their own in Russia, and they wanted to take over other countries so that nobody could have anything of their own there, either." (38)
"he decided he would confess a sin he hadn't done to make up for not confessing about Jill." (p. 21)
"They shook hands solemnly. It was a strange sensation. Timothy couldn't remember shaking hands with his father before. The las time they had separated for any lenght of time was in the war, when he had been young enough to kiss his father goodbye. The handshake was like casting off a rope that had held him for a long time in safe anchorage." (67)

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Darle sentido

¿Te gusta Hornby, te gusta el fútbol? Tenés que leer Fever Pitch, me decían, pero yo me resistía. Y me resistía por una razón que Hornby entendería perfectamente: el libro relata su vida junto a Arsenal, y yo en Inglaterra soy hincha de su archi-rival, Tottenham. Pero yo estaba pensando en escribir algo sobre el Rojo en la B (y es un proyecto en el que estoy trabajando hace un par de meses), venía leyendo las Crónicas Canallas de Santi Llach por Facebook (ya haremos la reseña por acá) y como si fuera poco un día cayó al palco al que estoy yendo en el Libertadores de América un inglés, hincha de Arsenal, y me dijo no seas boludo y leélo. Entonces lo leí, y acá lo comento, pero en vez de Arsenal pongo Independiente (que después de todo son rojos los dos).
La decisión de no leerlo era claramente irracional, pero ese es justamente el punto. Ser hincha de fútbol es tan irracional como una religión. Hornby (a quien amamos por High Fidelity, About a boy y dos libros reseñados aca: Juliet, Naked y How to be good) se pregunta "qué es lo que separa aquellos que están contentos con ir a seis partidos por temporada - ver los partidos importantes, alejarse de los de porquería, sin duda la opción razonable - de aquellos que se sienten obligados a ir a todos". (p. 9) Sí, en parte es la obsesión o la irracionalidad, pero no sólo: "no es un escape, ni una forma de entretenimiento, sino una versión distinta del mundo". (p. 156) Quienes describen a un evento deportivo como el mejor de su vida no carecen de imaginación ni tienen vidas tristes y vacías: "es simplemente que la vida real es más pálida, más aburrida y tiene menos potencial de delirio inesperado." (p. 223)


La irracionalidad tiene que ver con lo identitario: hay pocas cosas más identitarias para cualquier persona que lo que es el club para un hincha. Esa identidad es lo que produce lealtades irracionales: "la lealtad, al menos en términos futbolísticos, no era una elección moral como la valentía o la bondad; era más bien como una verruga o una joroba, algo con lo que te habías clavado. Los matrimonios ni se acercan en rigidez - no vas a ver a ningún hincha de Independiente escapándose a Racing para transar un poquito fuera del matrimonio, y aunque el divorcio es una posibilidad (podés simplemente dejar de ir si las cosas se ponen muy mal), engancharte de nuevo es impensable." (p. 27) A muchos les gustaría poder dejar de ir a la cancha si el producto es malo, como lo hacemos con un restaurante, pero eso no es ser hincha. "Para nosotros, el consumo lo es todo; la calidad del producto es inmaterial." (p. 142)
Hornby relata esto a lo Hornby: con humor y velocidad, pero también con profundidad emotiva y con inteligencia. Nos describe la masculindad del estadio de fútbol; la insatisfacción como estado natural del hincha; la otredad de clase de los ricos que llegamos a lo popular a través del fútbol; esa otra sociabilidad que se genera en la cancha (con los que tienen plateas o palcos cerca, con los que van a tu mismo sector en la popu), y las cábalas y rituales, que aparecen totalmente racionales en medio de tanta irracionalidad. "¿Qué más podemos hacer siendo tan débiles? Invertimos horas todos los días, meses todos los años, años en cada vida en algo sobre lo que no tenemos control; ¿puede acaso sorprender entonces que estemos reducidos a crear ingeniosas aunque extrañas liturgias diseñadas para darnos la ilusión de que somos poderosos después de todo"? (p. 103) 
Millones de hinchas en el mundo enlazan sus vidas con las de sus equipos. Uno que conozco decía que se casó con su mujer gracias a Independiente porque el Rojo andaba bien y eso le subió la autoestima y se animó a invitarla. En el núcleo narrativo de Fever Pitch pasa algo parecido: un hecho futbolístico se derrama hacia la vida personal del hincha; en un cuento que escribí hace unos meses (ver Corazón) pasaba más o menos lo mismo. Y como la literatura es lo que nos pasa, como la literatura es siempre subjetividad al palo, sólo la literatura te puede explicar el fútbol. Por eso si te gusta el fútbol y la literatura tenés que leer Fever Pitch, y por eso cada vez me convenzo más de que mi proyecto de escribir sobre el Rojo tiene sentido, porque sólo escribirlo te permite darle sentido.

Citas usadas arriba
"football's a great game and everything, but what is that separates those who are happy to attend half a dozen games a season - watch the big matches, stay away from the rubbish, surely the sensible way - from those who feel compelled to attend them all?" (p. 9)
"it is not an escape, or a form of entertainment, but a different version of the world" (156)
"be tolerant of those who describe a sporting moment as their best ever. We do not lack imagination, nor have we had sad and barren lives; it is just that real life is paler, duller, and contains less potential for unexpected delirium." (223)
"loyalty, at least in football terms, was not a moral choice like bravery or kindness; it was more like a wart or a hump, something you were stuck with. Marriages are nowhere near as rigid - you won't catch any Arsenal fans slipping off to Tottenham for a bit of extra-marital slap and tickle, and though divorce is a possibility (you can just stop going if things get too bad), getting hitched again is out of the question." (27)
"I would like to be one of those people who treat their local team like their local restaurant, and thus withdraw their patronage if they are being served noxious rubbish. But unfortunately (and this is one reason why football has got itself into so many messes without having to clear any of them up) there are many fans like me. For us, the consumption is all; the quality of the product is immaterial." (142)
"But what else can we do when we are so weak? We invest hours each day, months each year, years each lifetime on something over which we have no control; is it any wonder, then, that we are reduced to creating ingenious but bizarre liturgies designed to give us the illusion that we are powerful after all, just as every other primitive community has done when faced with a deep and apparently impenetrable mystery?" (103)

lunes, 9 de diciembre de 2013

Caballos al fin

In memoriam, Maita

La semana pasada se fue una tía que amaba los caballos y bailar, y ayer mi hija casi se pega un golpazo con un caballo y un tío que jugaba su última práctica de polo fue al piso tras un resbalón de su yegua y andaba con hielo en la rodilla y en la nariz. Cada vez menos de nosotros tenemos contacto con los caballos, porque el mundo cambió y ese cambio de mundo es uno de los temas principales de la trilogía de la frontera de Cormac McCarthy. Las vidas de los hombres de estos libros están signadas por esa y otras pérdidas: "el campo había pasado de la lámpara de aceite y el caballo y el sulky a aviones a chorro y la bomba atómica pero eso no era lo que lo confundía. Era el hecho de que su hija estuviera muerta lo que no podía terminar de comprender." (p. 104)
En Cities of the Plain reaparecen los personajes principales de All the Pretty Horses y de The Crossing, los primeros dos libros de la trilogía. John Grady Cole se enamora de una prostituta del lado mexicano, y Billy Parnham hace lo posible para que John Grady no se arruine la vida. "Hay un tipo de hombre que cuando no puede tener lo que quiere no agarra lo que le sigue sino lo peor que puede encontrar." (p.26) John Grady es de ese tipo de hombre, y como unos perros que aparecen en la novela, al criarlos "se olvidaron de meterles el abandonar" (p. 86)
No sorprende que la causa de todo el drama sea una dama. Ellas nacen con la capacidad de dar vuelta las cabezas de los hombres, nos dicen bien temprano en la página 23. Todos le advierten a John Grady que no tiene sentido. "¿Si creo que estás loco?, dijo. No. No lo creo. Vos reescribiste el libro sobre los locos. Si sólo estuvieras loco entonces a todos los pobres boludos del loquero que alimentan por debajo de la puerta habría que dejarlos libres en la calle". (p. 135) "'Estás en problemas de algún tipo? Seh. Quizás. Por una chica, me imagino. Seh. No valen la pena, hijo. Eso escuché." (p. 224) Otros le hablan de seguir el deseo: "Creo que deberías seguir tu corazón, dijo el viejo. Eso es todo lo que pensé jamás sobre cualquier cosa." (p. 186)
Como los perros de los Lee, John Grady estaba construido de una manera. "Hay una diferencia entre abandonar y saber cuando estás perdido. John Grady asintió. Supongo que no creés en eso. ¿O sí? John Grady estudió las montañas distantes. No, dijo. Supongo que no lo creo". (p. 216) En definitiva, "una vez que una cosa se ha puesto en movimiento no tiene fin en este mundo hasta que haya pasado el último testigo." (p. 203)
No hay manera de escapar a ese destino, como no hay manera de detener el paso del tiempo ni de lograr retener aquello que amamos: "aquellas cosas que más deseamos mantener en nuestros corazones nos son quitadas mientras que aquello que sacaríamos aparece por ese mismo deseo estar dotado de notables poderes de resistencia." (p. 190) Mi tío extrañará los caballos, yo me seguiré asustando con mi hija, en la próxima fiesta familiar ya no estará el baile loco de Maita, aquello que queremos siempre estará en riesgo y los caballos seguirán hasta el final de los tiempos.

Originales de las citas utilizadas
"the country had gone from the oil lamp and the horse and buggy to jet planes and the atomic bomb but that wasnt what confused him. It was the fact that his daughter was dead that he couldnt get the hang of." (p. 104)
"There’s a kind of man that when he cant have what he wants he wont take the next best thing but the worst he can find." (p. 26)
"What dog is that? Bitch out of that Aldridge line. Them dogs was bred by the Lee Brothers. They just forgot to build in the quit." (p. 86)
"Knew more ways to turn a man’s head than the devil’s grandmother. I dont know where they learn it at. Hell, she wasnt but seventeen. They’re born with it, Troy said. They dont have to learn it." (p. 23)
"Do I think you’re crazy? he said. No. I dont. You’ve rewrote the book for crazy. If all you are is crazy then all them poor bastards in the loonybin that they’re feedin under the door need to be set loose in the street." (p. 135)
"Are you in some kind of trouble? Yeah. Maybe. Over a girl, I reckon. Yeah. They aint worth it, son. I’ve heard that." (p. 224)
"I think you ought to follow your heart, the old man said. That’s all I ever thought about anything." (p. 186)
"There’s a difference between quittin and knowin when you’re beat. John Grady nodded. I guess you dont believe that. Do you? John Grady studied the distant mountains. No, he said. I guess I dont." (p. 216)
"a thing once set in motion has no ending in this world until the last witness has passed." (p. 203)
"those things we most desire to hold in our hearts are often taken from us while that which we would put away seems often by that very wish to become endowed with unsuspected powers of endurance." (p. 190)

martes, 26 de noviembre de 2013

Frente al espejo


Como con la otra novela que leí de Martín Kohan (Bahía Blanca), me costó mucho hacer la reseña de Cuentas Pendientes, también editada por Anagrama. En parte porque andaba con mucho trabajo, en parte porque no encontraba quizás cómo hacerlo sin contar demasiado. Así que lo hice así:
Por un largo tiempo, nos cuentan la historia de un hombre sórdido. Un hombre desagradable que pone en duda el Holocausto, que se calienta con nenitas, a quien "todavía le cuesta un poco aceptar esto de que las mujeres manejen" (p. 119), un xenófobo y antisemita. Pero de pronto todo cambia y la novela no es tanto sobre el tipo de quién nos hablan sino de alguien más, alguien que estuvo siempre allí pero escondido. Lo desagradable viene bien rápido: a Giménez, que así se llama el hombre desagradable, se le rompe un huevo, y "La clara es moco flojo, es babosa y gelatina, es un asco que se derrama y no tarda en impregnarse." (p. 14) Nos dicen que el hombre tiene sueños pequeños: "¿y si le juega a ese caballo y gana (...) y con esa pequeña fortuna cambia para siempre la vida que le queda: levanta el empeño del reloj que fue de su padre, le paga la deuda al Dueño y se lo saca para siempre de encima, visita a una puta que tenga completos los dientes y la entrepierna sin marcas, mejora el vino que busca el olvido, se compra zapatos, se hace afeitar?" (p. 16) Nos dicen que Giménez "repasa su vida y en conclusión se aborrece. Se juzga un desastre, una suma sin fin de fracasos y vacilaciones." (p. 31) (También Giménez nos cuenta Casablanca en lunfardo en las páginas 96 a 98, y eso vale la pena). Pero después nos enteramos que quizás no, que quizás la hija no se llama Inesita sino Mercedes, y eso de que es hija apropiada de desaparecidos quizás sea una ilusión, una suposición, un prejuicio, porque no se trata de Giménez, se trata de alguien más, siempre se trata de uno, del lector, o del escritor, o del narrador, porque "Hay gente que inventa cosas, que gusta de ser insidiosa, hay gente que cree ver lo que en verdad no ve, que fabula o exagera." (p. 174) Y quizás siempre estamos frente a ellos, sobre todo frente al espejo.

lunes, 14 de octubre de 2013

Culpa de ellas




Acabo de leer un clásico de la novela negra, la novela Double Indemnity, de James M. Cain. Novela de crimen más que policial, tiene muchos ticks de la novela negra que tanto me gusta en Chandler o Hammett. La novela negra está siempre situada en una ciudad, la ciudad es siempre fuente de peligro, crimen y pecado; no hay personajes claramente morales, pero al final el mal no triunfa: el detective se ocupa, generalmente, de volver a poner orden en el mundo, aunque el orden será roto poco tiempo después, aunque sabemos que nunca habrá un equilibrio estable. En la novela negra la mujer es muchas veces la fuente del problema. Por maldad o por estupidez, o por estupidez fingida que en realidad es maldad, muchas veces las mujeres son el origen del mal. En Double Indemnity es casi doblemente así.
El personaje principal es un vendedor de seguros llamado Walter Huff. (La industria del seguro “Es la ruleta más grande del mundo. No parece, pero lo es, desde la manera en que calculan el porcentaje del 00 a la mirada en sus caras cuando te pagan tus fichas. Vos apostás que tu casa se va a prender fuego, ellos apuestan a que no, eso es todo." (p. 23) Como en la escena de la película Casino en la que el personaje de De Niro increpa a un asistente porque una maquinita da dos jackpots seguidos, un hombre de seguros le dice a otro: "Escuche, Sr. Norton. Cuando un hombre toma una póliza de seguros, una póliza de seguros que vale $50.000 si muere en un accidente de tren, y después tres meses más tarde de hecho muere en un accidente de tren eso no es posta. No puede ser." (p. 60)
Walter entra en el mal camino cuando enloquece por una mujer. La primera vez que la ve nos dice claramente por qué: “Debajo de esos pijamas azules había una figura para volver loco a un hombre." (p. 6) Walter enloquece por Phillys, termina haciendo lo que ella quiere y al hacerlo está perdido. “Entonces empecé a pensar. Trataba de no hacerlo, pero me arrastraba a ello. Supe entonces qué había hecho. (...) Me había puesto en su poder, así que había una persona en el mundo que podía apuntarme con el dedo, y yo tendría que morir. Había hecho todo eso para ella, y no quería verla nunca más mientras viviera.” (p. 54) Después de eso: "La amaba como un conejo ama a una serpiente de cascabel. Esa noche hice algo que no había hecho en años. Recé." (p.70)
Una mujer, Phyllis, lleva a Walter por el mal camino, y una segunda mujer, Lola, lo lleva a la ruina. Es por amor a ella que Walter termina volviendo a poner orden en el mundo. "Quizás no lo expliqué bien, lo que sentía por esta chica Lola. No era nada parecido a lo que había sentido por Phyllis. Aquello era un tipo de excitación malsana que me dominaba apenas la veía. Esto no era nada como aquello. Era sólo una dulce paz que me dominaba apenas estaba con ella." (p. 86)
Por culpa de la primera Walter peca, y por culpa de la segunda paga. Walter nos dice que es porque “Una mujer es un animal gracioso” (p. 44), o por lo que es "la naturaleza de una mujer". (p. 81) No da vuelta la mirada para preguntarse por qué el varón entra en el juego, prefiriendo decir que es culpa de ellas.

Citas usadas
“It’s the biggest gambling wheel in the world. It don’t look like it, but it is, from the way they figure the percentage on the 00 to the look on their face when they cash your chips. You bet that your house will burn down, they bet it won’t, that’s all.” (p. 23)
“’Listen, Mr. Norton. When a man takes out an insurance poliy, an insurance policy that’s worth $50,000 if he’s killed in a railroad accident, and then three months later he is killed in a railroad accident it’s not on the up-and-up. It can’t be.”(p. 60)
“Under those blue pajamas was a shape to set a man nuts”. (p. 6)
“Then I started to think. I tried not to, but it would creep on me. I knew then what I had done. I had killed a man. I had killed a man to get a woman. I had put myself in her power, so there was one person in the world that could point a finger at me, and I would have to die. I had done all that for her, and I never wanted to see her again as long as I lived.” (p. 54)
“I hung up. I loved her like a rabbit loves a rattlesnake. That night I did something I hadn’t done in years. I prayed.” (p. 70)
“Maybe I haven’t explained it right, how I felt about this girl Lola. It wasn’t anything like what I had felt for Phyllis. That was some kind of unhealthy excitement that came over me just at the sight of her. This wasn’t anything like that. It was just a sweet peace that came over me as soon as I was with her”. (p. 86)
“A woman is a funny animal.” (p. 44)
“It was a funny sidelight on human nature, and especially on a woman’s nature”. (p. 81)

domingo, 6 de octubre de 2013

El equilibrista


Hace un tiempo hice un dos por uno en libros de Garrincha Club, una editorial que más que eso es un grupo de gente que quiere hacer cosas bellas. Compré el libro doble de poesía de Cucurto y Noble y El Equilibrio, una recopilación de algunas de las columnas que Pedro Mairal escribió en el diario Perfil durante unos cuantos años.
Las columnas son dispares, obviamente. Creo que todas son interesantes, pero algunas son espectaculares. Mis favoritas son "Otro otoño del patriarca", una oración de una carilla y media sobre el triste destino de la revolución cubana; "Sin hermano", que cuenta como la falta de alguien con quien jugar a la pelota acerca a muchos a la literatura. Y "La arena del siglo XX", una nota sobre el cambio inexorable de las ciudades y las cosas y la fugacidad de todo.
El libro es maravilloso para agarrar, leer tres columnas, dejarlo, volver a agarrarlo donde lo dejaste, o en otro lugar. Porque siempre vas a ver una mirada muy especial sobre cosas de todos los días: dos empleados en Temaikén vestidos como en Disney pero uno le manda una caja a otro y le dice "agarrá, boludo" (p. 40); observaciones sobre las pretensiones sociales de los escritores argentinos ("el escritor argentino tiene siempre a mano el disfraz de lumpen o de proletario", p. 53); dos chicos apretando en un subte se convierten en un "monstruo rollinga" (p. 60); o "Qué detestable esa actitud de tercerizar el tema mascota. Los dueños que no se hacen cargo de sus perros deberían ser atados todos juntos a un poste." (p. 186)
Entre imágenes, situaciones y sentimientos, Mairal se convierte en un equilibrista de la palabra. Y por eso es un libro hermoso para tener, leer y releer y dejarlo por ahí hasta que nos encuentre de nuevo.

lunes, 30 de septiembre de 2013

Encierro


Así estoy. Paso de la masculinidad total de McCarthy a Sylvia Plath y The Bell Jar, la historia de cómo una chica de 19, Esther Greenwood, se desarma psicológicamente ante las perspectivas de una adultez en que el mandato parece ser el de someterse a un hombre.
A Esther se le termina una etapa sencilla donde el camino estaba pautado, teme someterse a un hombre (laboral y sexualmente) y, sobre todo, tiene pánico a la maternidad. "Sentía ahora que las incómodas sospechas que tenía sobre mí misma se estaban convirtiendo en realidad, y que no podría ocultar la verdad por mucho más tiempo. Después de diecinueve años de correr detrás de buenas notas y premios y becas de uno u otro tipo, estaba aflojando, yendo más lento, cayéndome sin más de la carrera." (p. 29) No sólo había llegado al final del mapa, sino que ahora tenía que buscar su propia moralidad. Ni podía seguir el mandato ni hacer directamente lo prohibido: "me preguntaba por qué no podía ir a fondo con lo que debía hacer. Esto me hacía sentir triste y cansada. Y después me preguntaba por qué no podía ir a fondo con lo que no debía hacer (...) y eso me hacía sentir aún más triste y más cansada." (p. 30)
Sobre todo, Esther no quiere someterse a un hombre y eso parecía ser el destino de cualquier mujer: "odiaba la idea de servir a un hombre en cualquier manera." (p. 76) Lo mismo ocurre sexualmente: "'Lo que odio es la idea de estar debajo del pulgar de un hombre', le había dicho a la Doctora Nolan. 'Un hombre no tiene una sola preocupación en la vida, mientras que yo tengo a un bebé colgando sobre mi cabeza como un gran palo, para mantenerme a raya'." (p. 221) El horror a la maternidad, que se le impone, es total. "Los niños me daban nauseas", dice en otro momento en un característico párrafo de una oración. Quizás quien mejor lo expresa es un novio de Esther y estudiante de medicina; viendo un parto junto a ella le dice "No deberías ver esto (...) Nunca querrás tener un bebé si lo vieras. No deberían dejar que las mujeres miren. Sería el fin de la raza humana." (p. 65)
Plath nos cuenta todo esto con una riqueza de imágenes y metáforas digna de una poeta: de su obra esta es su única novela, todo lo demás es poesía. En la primera página, por ejemplo, las bocas de un subte huelen a maní, y poco después se describe a ella misma: "Me sentía muy quieta y muy vacía, como debe sentirse el ojo de un tornado, moviéndose lentamente en medio de todo el bochinche de alrededor." (p. 3) En un momento, Esther rompe un termómetro y juega con una pelota de mercurio, que puede separarse o volver a juntarse, volver a ser una, como ella: "Abrí mis dedos una rendija, como un niño con un secreto, y le sonreí a la pelota de plata en el hueco de la palma de mi mano. Si se me caía, se rompería en un millón de pequeñas réplicas de ella misma, y si empujara a todas ellas una junta a otra se fundirían, sin una grieta, de nuevo en una entera." (p. 183)
Los temores y los problemas mencionados hicieron estallar a Esther y la llevaron a intentar suicidarse. Tras dos experiencias terroríficas, incluyendo una sesión de electroshock descripta de forma notable, Esther vuelve a ser una gracias a la Doctora Nolan. Esther se describe como debajo de una campana de cristal: "siendo guisada en mi propio aire agrio" (p. 185) y cuando se siente curada siente a la campana "suspendida, a unos pocos pies de mi cabeza. Yo estaba abierta al aire que circulaba." (p. 215) Se cura, pero no sin dudar: "¿Cómo podía saber que algún día - en la universidad, en Europa, en algún lado, en cualquier lado - no descendería de nuevo la campana de cristal, con sus agobiantes distorsiones?" (p. 241)
El descenso de Esther a la locura y su salida es una historia individual, como todas las historias. Pero es más que ello. Hasta cierto punto, todas las mujeres viven con una suerte de campana de cristal sobre sus cabezas: "Esas chicas también estaban sentadas debajo de algo parecido a campanas de cristal." (p. 238) El mundo cambió mucho para las mujeres desde que Plath escribió The Bell Jar; para muchas, el cambio es insuficiente. No sé si por lo que cambió, por lo que resta cambiar o quizás por lo que es inmutable, o una combinación de estas razones, pero algo me dice que sigue siendo tan o más difícil ser mujer. Este libro, contándome magistralmente una historia individual, me hizo un poco más consciente de ello.


Originales de las citas de arriba
"I felt now that the uncomfortable suspicions I had about myself were coming true, and I couldn't hide the truth much longer. After nineteen years of running after good marks and prizes and grants of one sort an another, I was letting up, slowing down, dropping clean out of the race." [29]
"After Doreen left, I wondered why I couldn't go the whole way doing what I should any more. This made me sad and tired. Then I wondered why I couldn't go the whole way doing what I shouldn't, the way Doreen did, and this made me even sadder and more tired." [30]  
"The trouble was, I hated the idea of serving men in any way." [76]
"'What I hate is the thought of being under a man's thumb,' I had told Doctor Nolan. 'A man doesn't have a worry in the world, while I've got a baby hanging over my head like a big stick, to keep me in line'." [221]
"Children made me sick." [117]
"'You oughtn't to see this', Will muttered in my ear. 'You'll never want to have a baby if you do. They oughtn't to let women watch. It'll be the end of the human race'." [65]
"I felt very still and very empty, the way the eye of a tornado must feel, moving dully along in the middle of the surrounding hullabaloo." [3]
"I opened my fingers a crack, like a child with a secret, and smiled at the silver globe cupped in my palm. If I dropped it, it would break into a million little replicas of itself, and if I pushed them near each other they would fuse, without a crack, into one whole again." [183]
"All the heat and fear had purged itself. I felt surprisingly at peace. The bell jar hung, suspended, a few feet above my head. I was open to the circulating air." [215]
"How did I know that someday - at college, in Europe, somewhere, anywhere - the bell jar, with its stifling distortions, wouldn't descend again?" [241]
"Those girls too, sat under bell jars of a sort." [238]

Otras citas
"I stored the fact that there were real glasses in the corner of my mind the way a squirrel stores a nut." [187]
"Almacené el dato de que había vasos reales en la esquina de mi mente como una ardilla almacena una nuez."

"'What does a woman see in a woman that she can't see in a man?'
Doctor Nolan paused. Then she said, 'Tenderness.' That shut me up." [219]
"'¿Qué ve una mujer en una mujer que no pueda ver en un hombre?'
La Doctora Nolan tomó una pausa. Después dijo, "Ternura'. Eso me calló."

"I couldn't possibly be a virgin any more. I smiled into the dark. I felt part of a great tradition." [229]
"No era posible que siguiera siendo una virgen. Sonreí en la oscuridad. Me sentí parte de una gran tradición."

lunes, 23 de septiembre de 2013

Desesperar


The Crossing es la segunda novela de la Trilogía de la Frontera de Cormac McCarthy (de la primera, All the pretty horses, hablamos acá.) Como aquella, esta es una historia que retrata el fin de una era, pero ahora ya no queda resquicio casi para la esperanza. Ya no queda nada del viejo mundo rural norteamericano, y aunque la naturaleza está siempre presente y es inconmovible e incognoscible, aquellos que quieren una vida más cercana a ella están destinados a fracasar.
Las descripciones naturales de McCarthy son gloriosas, describe al mundo rural como Raymond Chandler describe al mundo urbano. "Ante él las montañas eran un blanco enceguecedor en el sol. Se veían recién nacidas de la mano de un dios que no provee y que quizás no había ni imaginado un uso para ellas. Así de nuevas." [483-84] En la primera parte del libro toma vida una loba y McCarthy la humaniza. Por ejemplo, cuando nos habla de sus estrategias de supervivencia: "Ella no volvería al lugar de una muerte. No cruzaría un camino o un ferrocarril de día. No cruzaría debajo de un alambrado dos veces por el mismo lugar. Estos eran los nuevos protocolos. Restricciones que no habían existido antes. Ahora existían." [386-388]
Nuestro héroe es Billy Parham, un chico de 16 años que es hombre de otra época, de la naturaleza. Para él también el mundo era otro. En un momento vuelve a la ciudad y la "gente que pasaba por la calle se daba vuelta para mirarlo. Algo llegado de las mesas salvajes, algo salido del pasado. Harapiento, sucio, hambriento en ojo y barriga. Totalmente no reclamado. En esa figura extravagante contemplaban lo que más envidiaban y lo que más insultaban." [2718-20] Más directamente, hacia el final, Billy se cruza con otro hombre de a caballo: "Este mundo no será el mismo nunca más, dijo el jinete. ¿Sabías eso? / Lo sé. Ya no lo es." [6897-98]  
Billy cruza a caballo la frontera a México tres veces. La primera con la loba, la segunda con su hermano y la tercera solo. En el tercero dice: "Este es mi tercer viaje. Es la única vez que estuve acá abajo que conseguí lo que venía buscando. Pero ni por putas era lo que quería." [6826-27] Las empresas de Billy están condenadas a fracasar y McCarthy nos anuncia todo el tiempo aquello que saldrá mal: nos adelanta quiénes morirán con frases cortas que deja sin explicar, con sueños largos repletos de metáforas. En el camino Billy se encuentra con gente amable que lo alimenta y lo cuida, y con ladrones y asesinos. Muchos ven más allá, con una sabiduría de otro tiempo, lo ven a Billy y lo aconsejan: "Le dijo al chico que aunque fuera huérfano igual debía cesar de deambular y hacerse un lugar en el mundo para él mismo porque deambular de esta manera se convertiría para él en una pasión y por esta pasión quedaría separado de los hombres y finalmente de él mismo." [2139-41]
Las historias son siempre una sola. Como le cuenta a Billy un hombre en la mitad de México, la única historia es la del hombre y cómo camina del principio hasta el fin. "Digo de nuevo que todos los relatos son uno. Bien escuchados todos los relatos son uno. [2300] (...) La tarea del narrador no es fácil, dijo. Pareciera que se le requiere que elija su relato de entre muchos que son posibles. Pero por supuesto ese no es el tema. El tema es más bien hacer muchos del uno. [2476] (...) Finalmente el camino de todo hombre es el camino de cualquier otro. No hay viajes separados porque no hay hombres separados para hacerlos. Todos los hombres son uno y no hay otro relato que contar. [2504]"
Esa desesperanza es permanente en The Crossing, y quizás nunca se expresa mejor que en esos diálogos cortos y secos que son marca registrada de McCarthy; a veces, como este, en español:
"Dónde está el sepulturero?
Muerto.
Quién está encargado del cementerio?
Dios.
Dónde está el sacerdote.
Se fué." [6402-5]

Originales de las citas utilizadas
- "She would not return to a kill. She would not cross a road or a rail line in daylight. She would not cross under a wire fence twice in the same place. These were the new protocols. Strictures that had not existed before. Now they did." [386-388]
- "Before him the mountains were blinding white in the sun. They looked new born out of the hand of some improvident god who’d perhaps not even puzzled out a use for them. That kind of new." [483-84]
- "When he walked out into the sun and untied the horse from the parking meter people passing in the street turned to look at him. Something in off the wild mesas, something out of the past. Ragged, dirty, hungry in eye and belly. Totally unspoken for. In that outlandish figure they beheld what they envied most and what they most reviled." [2718-20]
- "This world will never be the same, the rider said. Did you know that? I know it. It aint now." [6897-98]  
- "This is my third trip. It’s the only time I was ever down here that I got what I come after. But it sure as hell wasnt what I wanted." [6826-27]
- "He told the boy that although he was huérfano still he must cease his wanderings and make for himself some place in the world because to wander in this way would become for him a passion and by this passion he would become estranged from men and so ultimately from himself." [2139-41]
- "I say again all tales are one. Rightly heard all tales are one. [2300] (...) The task of the narrator is not an easy one, he said. He appears to be required to choose his tale from among the many that are possible. But of course that is not the case. The case is rather to make many of the one. [2476] (...) Ultimately every man’s path is every other’s. There are no separate journeys for there are no separate men to make them. All men are one and there is no other tale to tell. [2504]"

Otras citas
- "She said that to be a woman was to live a life of difficulty and heartbreak and those who said otherwise simply had no wish to face the facts. And she said that since this was so nor could it be altered one was better to follow one’s heart in joy and in misery than simply to seek comfort for there was none." / "Dijo que ser mujer era vivir una vida de dificultad y desamor y que aquellos que dicen lo contrario simplemente no tienen ganas de enfrentar los hechos. Y dijo que como esto era así y no podía ser alterado era mejor que una siguiera su propio corazón en la alegría y la tristeza que simplemente buscar consuelo porque eso no existe." [5281-84]
- "You married? / ¿Estás casado?
No sir. I aint but sixteen. / No señor. Apenas tengo dieciséis.
Dont get married. Women are crazy. / No te cases. Las mujeres están locas.
Yessir. / Síseñor.
You’ll think you’ve found one that aint but guess what? / Vas a pensar que encontraste una que no lo está pero ¿sabés qué?
What? / ¿Qué?
She will be too. / También va a estar.

Yessir. / Síseñor." [599-603]

Las citas son de la edición Kindle y los números corresponden al número de ubicación en esa edición.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Poetas vivos


¿Cómo voy a escribir un apunte de lectura de un libro de poesía si no sé nada de poesía?, pensé. Hasta que me acordé que escribo apuntes de lecturas de novelas: ¿quién dijo que estoy capacitado para hacerlo? Así que voy a decir lo que me parece, como siempre, y lo que me parece es que me gustó el libro doble De tal palo / Basta de escribir novelas de Iván Noble y Washington Cucurto, publicado por los amigos deGarrincha Club.
Es poesía de poetas vivos. Me sorprendió gratamente Noble, a quien admito le tenía algún prejuicio. Nos habla de linajes cualunques, de padres e hijos, de escenas de esposos frente a paquetes de queso rallado, vecinos desagradables, de descubrirse a uno mismo y de cumplir cuarenta, de cuarentones que se separan y ven chicas de veinte. De todo eso está hecha la vida y la poesía (aunque discrepo, Sr. Noble, con eso de que "la poesía se hace a solas", p. 43.)
Cucu es Cucu. Es una cosa única pero también lo leí así, como poesía muy viva, donde se pelea con las madres de sus hijas, se las mete a otras y hace sentir mal a su suegra ("Cómo sufre una mujer cuando se la ponen a otra", p.26), come cucuruchos con su hijo en el McDonald's de Almagro, y toman vida las bailantas y las genias del taller de Santi Llach, "El gurú de la excitación". 
Yo no sé nada de poesía pero hay que leerla, hay que leer a poetas vivos, con sus imágenes y sonidos con palabras y sentidos, son siempre miradas distintas, a veces ancladas y otras aladas, nos traen olores, sabores, colores. Y algo así me pasó con este hermoso libro.

lunes, 9 de septiembre de 2013

Al matadero


Hay cosas que son demasiado difíciles de contar, demasiado traumáticas. De casualidad, porque es todo casualidad, parece, en la misma semana leí Slaughterhouse-Five de Kurt Vonnegut y vi Life of Pi. El recurso central es básicamente el mismo: para no contar el horror, inventar una fantasía; un viaje en bote con animales; un hombre que viaja en el tiempo y es secuestrado por extraterrestres. Como dice Vonnegut una y otra vez en el libro, "así es la cosa": "so it goes."
Vonnegut cuenta el bombardeo aliado a Dresden en 1945. Pero el libro resulta "tan corto y revuelto y ruidoso (...)  porque no hay nada inteligente que pueda decirse sobre una masacre." (p. 19) Lo cuenta desde Billy Pilgrim, quien más que un hombre parece un "barrilete roto" (p. 97), como dice de él un oficial inglés. Un hombre roto que imagina que va y viene en el tiempo y que es secuestrado por extraterrestres como forma de procesar el sinsentido de la guerra, de la vida y la muerte.
Los extraterrestres "Trafalmadorianos" (la guerra) le enseñan a Billy eso: no hay sentido, no hay libre albedrío, no hay individualidad. Cuando Billy pregunta "¿Por qué yo?" le responden "Esa es una pregunta muy terrícola, Sr. Pilgrim. ¿Por qué usted? ¿Por qué nosotros para eso? ¿Por qué cualquier cosa? Porque este momento simplemente es." (p. 76/77) Lo mismo le dice un guardia alemán a un prisionero americano que pregunta por qué es castigado: "¿Porrqué vos? ¿Porrqué cualquierra?" (p. 91) "He visitado treintaiún planetas habitados en el universo, y he estudiado informes de cien más. Sólo en la Tierra se habla del libre albedrío", le dice un Trafalmadoriano a Billy (p. 86). La guerra enseña que no hay personas: "Casi no hay personajes en esta historia, y casi no hay confrontaciones dramáticas, porque la mayoría de las personas en el libro son tan enfermas y a tal punto los juguetes sin vida de fuerzas enormes. Uno de los principales efectos de la guerra, después de todo, es que las personas son disuadidas de ser personajes." (p. 164)
La literatura Trafalmadoriana expresa la guerra y el sinsentido de la vida: "No hay comienzo, no hay medio, no hay fin, no hay suspenso, no hay moraleja, no hay causas, no hay efectos." (p. 88) No hay sentido ni moralidad. "'Yo mismo he visto los cuerpos de colegialas hervidas vivas en una torre de agua por mis propios compatriotas, que estaban orgullosos de estar luchando contra el mal puro en ese tiempo.' Esto era verdad. Billy vio los cuerpos hervidos en Dresden. 'Y yo he iluminado mi camino a la noche en una cárcel usando velas hechas de la grasa de seres humanos masacrados por los hermanos y padres de esas colegialas que fueron hervidas'." (p. 116)
¿Entonces? Hay algo común a esa generación de la segunda posguerra y de la amenaza nuclear que no me termina de cerrar (aglo dijimos acá). Me surge preguntarles para qué escriben si nada tiene sentido; qué sentido tiene escribir sobre el sinsentido. Quizás esta sea una respuesta: que ciertas cosas son demasiado difíciles de vivir sin contarlas, y demasiado difícil de contar sin saltos de fantasía. Quizás es simplemente demasiado duro resumir todo en dos oraciones. Dresden era "la ciudad más hermosa que hubiera visto la mayoría de los americanos." (p. 148) Poco más de un mes después, esos mismos americanos emergían de su refugio tras el bombardeo: "era como la luna ahora, nada más que minerales. Las piedras estaban calientes. Todos los demás en el barrio estaban muertos.
Así es la cosa." (p. 178)

Citas usadas
"It is so short and jumbled and jangled, Sam, because there is nothing intelligent to say about a massacre." (p. 19)

"'My God - what have they done to you, lad? This isn't a man. It's a broken kite." (p. 97)

"'Why me?'
'That is a very Earthling question to ask, Mr. Pilgrim. Why you? Why us for that matter? Why anything? Because this moment simply is." (p. 76/77)

"'Why me?' he asked the guard.
The guard shoved him back into ranks. 'Vy you? Vy anybody?' he said." (p. 91)

"'I've visited thirty-one inhabited planets in the universe, and I have studied reports on one hundred more. Only on Earth is there any talk of free will'." (p. 86)

"There are almost no characters on this story, and almost no dramatic confrontations, because most of the people in it are so sick and so much the listless playthings of enormous forces. One of the main effects of war, after all, is that people are discouraged from being characters." (p. 164)

"There is no beginning, no middle, no end, no suspense, no moral, no causes, no effects. What we love in our books are the depths of many marvelous moments seen all at one time." (p. 88)

"'I myself have seen the bodies of schoolgirls who were boiled alive in a water tower by my own countrymen, who were proud of fighting pure evil at the time.' This was true. Billy saw the boiled bodies in Dresden. 'And I have lit my way in a prison at night with candles from the fat of human beings who were butchered by the brothers and fathers of those schoolgirls who were boiled'." (p. 116)

"the loveliest city that most of the Americans had ever seen." (p. 148)

"Dresden was like the moon now, nothing but minerals. The stones were hot. Everybody else in the neighborhood was dead.
So it goes." (p. 178)

lunes, 2 de septiembre de 2013

Prejuicios


Mi lectura de Miami. Turistas, colonos y aventureros en laúltima frontera de América Latina, de Hernán Iglesias Illa, es un cruce de prejuicios. Hernán arranca el libro admitiendo el suyo: "yo me había acercado a Miami creyéndome culturalmente más sofisticado. Y (...) terminé dándome cuenta de que, aunque podía tener razón (...) no sabía si servía para algo o si era algo de lo que valiera la pena ponerse a fanfarronear o sentirse orgulloso." Como Hernán, yo tenía también un prejuicio contra Miami (el de Hernán era más progre, el mío más conservador). Pero yo tenía un prejuicio más: hasta hace poco me había resistido a leer Miami... prejuzgándolo: suponiendo que sería la crítica progre de la superficialidad de esa ciudad. Nada de eso: ni la realidad de Miami se condice plenamente con la imagen obvia de ciudad superficial, de shopping, frivolidad, playa y cirugías estéticas, ni el libro presentaba esa visión.
El libro es más una biografía que una historia de la ciudad. En un texto tejido a partir de casos particulares, de entrevistas, de historias de vida que son parte de la gran historia de la ciudad, Hernán convierte a la ciudad en un ser viviente y que siente y genera sentimientos. Hacia el final del libro, habla de un "cariño repentino" que siente por Miami y confiesa que hubo "momentos en los que me enojé con ella, por caprichosa, frívola y materialista. Y hubo otros momentos en los que tuve ganas de sacudirla y despertarla (...) Y hubo otros momentos en los que me ha parecido entrañable e ingenuamente encantadora, con una energía y un entusiasmo contagiosos y auténticos. Casi como una hija adolescente, un día frustrante y testaruda y al otro día maravillosa y sorprendente." En este sentido, el libro no es sólo para quienes tengan particular interés en esa ciudad; vale la pena ver cómo se construye un texto así, cómo se puede de alguna manera describir la personalidad, casi diría el alma, de una ciudad.
La historia también está; es lindo ver cómo se sedimentan las migraciones: los gringos primero, los judíos del norte que van y vienen, los cubanos y, finalmente, los sudamericanos (venezolanos, colombianos, argentinos) en las últimas décadas. Si existe algo así como una "Latinoamérica", si existe fuera de la comodidad gringa para englobar todo lo que queda al sur de ellos, eso parece ser Miami. Como dice un artículo citado por Hernán: "Miami es probablemente la única ciudad de las Américas donde una identidad latina es realmente posible". Así y todo, es una ciudad notablemente americana en sentido amplio: es una ciudad del nuevo mundo, "una ciudad que está siempre a medio hacer, atada con alambre" y una ciudad de inmigrantes, de gente que está de paso: "Para el millón de latinoamericanos que en los últimos 15 años han llegado a Miami en silencio, acomodándose de a poco en los suburbios del oeste y trepando de a poco en su cadena alimentaria, Miami es también una aventura, pero una aventura conservadora, en la que familias enteras arriesgan todo para no tener que arriesgar nunca más."
El libro tiene, además, futuro. Esa gente nueva construyó una ciudad distinta, vibrante, cuya realidad es muy lejana a la de mera superficialidad y frivolidad aunque esas características estén en el centro de su especialización en industrias creativas. Para Hernán, hay en eso algo del futuro: "el mundo se parecerá cada vez más a Miami y Miami será cada vez más una versión en miniatura de lo mejor del mundo: será una sociedad multiétnica, multilingüe y tolerante, cada vez más dedicada a las industrias creativas regionales o globales —Internet, arte, diseño, televisión— y con una nueva atmósfera cultural más serena, menos obsesionada con el lujo, más satisfecha con sus habitantes y consigo misma, sin la necesidad de estar todo el tiempo corriendo a toda velocidad."
Lejos de los prejuicios sobre ella, y una ciudad desprejuiciada ella misma.

martes, 27 de agosto de 2013

Cuidarse


A veces, en una fiesta, te encontrás con un tipo muy gracioso, de esos que hablan mucho y que después del segundo o tercer vaso o copa o lo que sea habla más; el tipo monopoliza la conversación porque es expansivo y divertido pero a medida que pasa el tiempo, el humor se hace un poco más ácido, y en los chistes aparecen las grietas y tras las grietas el personaje queda desnudo: es una figura patética, está solo, es impotente. Con A Gate at the Stairs (de Lorrie Moore: te amamos Lorrie) me pasó algo así; arranqué riendo en cada página y termine perturbado. La prosa rápida, precisa, filosa y graciosa va dejando espacio a personajes perdidos, al borde, siempre al borde (una hasta se llama Sarah Brink, Sara Borde), listos para desbarrancar y perderlos y no verlos más.
El personaje principal es Tassie, una chica de campo que va a la universidad y que en muy poco tiempo va a vivir mucho, quizás demasiado. El amor maternal que no vivió como hija lo vivirá como niñera, cuidando a la hija adoptiva de Sarah: "Era una cosa hermosa, remolcar a una niña pequeña. ¿Porqué no había sabido eso mi madre?" (p. 172) La maternidad, la adopción y las relaciones raciales (la hija adoptiva es mitad negra) se mezclan con muchas mujeres cuidando a una niña y la adopción como un esquema que intercambia los lugares de las mujeres. "De eso se trataba justamente todo esto de la agencia de adopción: mujeres cambiando de lugar" (p. 89) que es parecido a preguntarse por el lugar de la mujer.
El tema de fondo es el paso a la adultez, claro, que en el mundo femenino me parece que se vive de una manera distinta (ah, es todo tan distinto). Quizás sea imposible relatar la transición a la adultez de una mujer de la manera casi perfectamente lineal que Mairal trata el pasaje de un varón en el viaje iniciático que es Una noche con Sabrina Love, para poner como ejemplo un libro que leí hace poco. En esta novela, en cambio, se vive de forma fracturada: Tassie conoce el amor sexual y maternal, la pérdida y la muerte y nosotros lo vemos de a retazos, con momentos de su vida, con pedazos de su imaginación, de su música, a veces con secciones cortas de no más de tres o cuatro párrafos.
El nombre del libro sale de la reja de bebés al final de las escaleras que dan al cuarto de la bebé, y la reja es una metáfora, un poco trunca como la novela, del paso a la adultez. "En nuestra recluida guardería detrás y arriba de la reja de bebé de las escaleras, no había casi discusiones." (p. 158) Las discusiones se daban abajo, entre los adultos. Y la otra reja, la de la puerta de entrada, estaba rota (p. 12). Vemos crecer a Tassie frente a nuestros ojos en varios lugares; quizás el más vívido sea cuando prende un cigarrillo y lo fuma "frente al espejo del baño, soplando el humo hacia arriba y hacia afuera, y doblando mi cabeza lentamente para este lado y para el otro mientras lo hacía. Bajo las luces bajas no me veía tan mal." (p. 144) Actuando de mujer, siendo una niña.
En el desenvolvimiento de la novela, como el del personaje de la fiesta cuyo humor se va agriando, ser mujer aparece cada vez más como ligado a la tristeza y a la desesperanza. Lo vemos en la madre de Tassie: "La capacidad de mi madre para la felicidad era como un pequeño hueso de sopa salando una olla grande." (p. 19) En la madre biológica de la niña: "No importaría qué camino tomara, el remordimiento le mancharía los pies y le picaría los brazos y llovería sobre ella, sin luz y de por vida." (p. 92) Y lo vemos en la misma Tassie: "Una era impotente antes que cualquier otra cosa" (p. 126) y "Una tenía que seguir adelante con su vida, aunque sólo fuera por mera educación." (p. 214)
No queda claro para qué sirven el amor romántico y el amor maternal. Sarah le dice a Tassie en un momento: "El amor es una fiebre (...) Y cuando salís de ella vas a descubrir si tuviste suerte o - o no." (p. 177) También puede traer sentimientos nuevos, y los sentimientos nuevos, en la adultez, no parecen positivos. "Como realmente me sentía era así: talada como un árbol, un nuevo sentimiento, y me estaba dando cuenta de que todos los sentimientos nuevos de acá en más serían probablemente negativos." (p. 214) ¿Acaso la maternidad no sería para Tassie una posibilidad: un sentimiento nuevo positivo, o la posibilidad de sentimientos nuevos positivos? Moore no lo dice, o no la hace pensar eso a Tassie. Quizás porque el amor maternal tampoco es obviamente positivo: así como su madre no la quiso como hubiera querido y así como la pequeña niña adoptada tiene, al final de la historia, "cuatro mujeres preocupándose por ella, buscándola, un poco, sin que ella siquiera lo supiera. Ese era un amor del tipo más inútil, salvo que creyeras en el poder del amor para planear desde un cielo en llamas al pasto invisible que había designado como su amado, salvo que creyeras en las plegarias de monjas lejanas, salvo que creyeras en los milagros y en la magia". (p. 317)
Al final del día, sin embargo, Tassie sobrevive. Sobrevive a todo lo que le pasa y aprende algo. En más de una oportunidad a lo largo de la novela Tassie juega con respuestas posibles a la pregunta de qué es lo que aprendió en la universidad, y el libro termina con la última de ellas. Tassie le corta el teléfono a un tipo que la invita a salir pero que sólo podía significar peligro para ella: "Eso sí aprendí en la universidad." (p. 322) En el proceso del libro, vemos que aprendió a cuidarse en el mundo de los adultos, como todos nos tenemos que cuidar, de tantas cosas, incluyendo de los pesados que hablan demasiado en las fiestas.

Originales de las citas usadas

  • "It was a beautiful thing, having a little girl in tow. Why hadn't my own mother known?" (p. 172)
  • "That was of course what this whole adoption agency was about: women switching places." (p. 89)
  • "In our sequestered nursery behind and above the baby gate at the stairs, there was scarcely an argument." (p. 158)
  • "I found an old pack of Murphs's Marlboros and smoked one in front of the bathroom mirror, blowing the smoke up and out, and turning my head slowly this way and that as I did. In the dim lights I did not look that bad." (p. 144)
  • "My mother's capacity for happiness was a small soup bone salting a large pot." (p. 19)
  • "No matter which path she took, regret would stain her feet and scratch her arms and rain down on her, lightlessly and lifelong." (p. 92)
  • "One was helpless before everything." (p. 126)
  • "One had to get on with life, out of good manners if nothing else." (p. 304)
  • "'Love is a fever', she said. 'And when you come out of it you'll discover whether you've been lucky or - not'." (p. 177)
  • "What I really felt was this: chopped down like a tree, a new feeling, and I was realizing that all new feelings from here on in would probably be bad ones." (p. 214)
  • "A little girl with four women wondering after her, looking for her, sort of, without her even knowing. That was love of the most useless kind, unless you believed in love's power to waft in from a burning sky to the unseen grass it had designated as its beloved, unless you believed in the prayers of faraway nuns, unless you believed in miracles and magic". (p. 317)
  • "That much I learned in college." (p. 322)