miércoles, 3 de diciembre de 2014

Judíos en Alaska


Es un Chandler de judíos en Alaska, pensé en un momento, y en la página 305 apareció en una biblioteca de la isla de Baranof un libro de Chandler traducido al Yiddish. En The Yiddish Policemen's Union, Michael Chabon inventa una historia paralela en la historia del judaísmo: en 1948, el pueblo judío es desterrado de Medio Oriente y EE.UU. les concede por un tiempo limitado un territorio en unas islas del sur de Alaska para establecerse. Chabon se inventa una nueva geografía urbana, una comunidad, una historia, un estilo que es judío y gringo y ruso y hasta una serie de palabras lunfardas (el celular, vía cellphone, se convierte en shoyfer). Sobre todo eso, Chabon monta un policial negro con todos los ingredientes habituales (un muerto, un periodista, un detective, intereses poderosos) más el religioso y el nacional.  
Efectivamente, toda la historia se da en el marco de la Reversión: faltan sólo meses para que el territorio de Sitka vuelva a control total de EE.UU. y muchos no tendrán dónde ir. "Llegaron caminando a este lugar salvaje que nunca había visto un judío antes y empezaron a prepararse para el día en el que los juntaran a todos, los mandaran a mudar, los obligaran a resistir." (p. 380) A meses de ese momento, "La Tierra Santa nunca había parecido más remota o inalcanzable que lo que parece para un judío de Sitka". (p. 17) En Sitka los judíos buscan su lugar, entrando en conflicto con los indios Tinglit como en la realidad sucede en Israel con los palestinos. Pero la política de Sitka se concentraba en intentar evitar o retrasar ese momento de la Reversión; son, como se dice repetidas veces a lo largo de la novela, "tiempos extraños para ser un judío".
En ese marco, la novela empieza cuando aparece un muerto en el mismo hotel de mala muerte en donde vive nuestro héroe, el detective Meyer Landsman. Landsman es el clásico detective de la novela negra norteamericana, pero también único y, claro, judío; un hombre con "sólo dos humores: trabajando o muerto." (p. 2) Chandler aparece también en la maestría de los detalles de Chabon (describe desde los libros de una biblioteca hasta los medicamentos que hay en una casa) y en las metáforas únicas, usadas hasta para los olores: "Una nariz aplicada también puede detectar, arriba o debajo de todo, el olor de forro de abrigo de billetes de dólar gastados." (p. 69) O: "La necesidad de un trago es como un diente que falta. Landsman no puede pensar en otra cosa, pero al mismo tiempo hay algo placentero en sondear el espacio vacío." (p. 198)
La historia se hace compleja porque alrededor del cadáver, que es siempre el centro de toda novela negra, aparece una historia religiosa, un problema político y hasta el pasado familiar. El argumento es, quizás, demasiado complejo. Pero las páginas se dan vuelta solas y cada oración tiene un regalo, y todas parecen estar conectadas entre sí, dejando rastros de toda la novela. En el medio de esa trama, Landsman y compañía van haciendo la historia de la única manera en que es posible para ellos hacerla. Como en Chandler y más aún en el Chandler rural que es McCarthy, hay una fuerte dosis de fatalidad o destino: mirándolo desde el lado más positivo, se sugiere que Landsman debería tener fe, no tanto en Dios o en sus compañeros, sino "en el precepto fundamental de que todo lo que les sucediera (...), bueno y malo, estaba destinado a ser". (p. 393) Visto desde una óptica un poco menos positiva, como le dice un representante del poder a nuestro héroe, "no estamos contando una historia. (...) La historia, detective Landsman, nos está contando a nosotros. Igual que como lo viene haciendo desde el principio." (p. 365)

Originales de las citas usadas
"They walked into this wild country that had never seen a Jew and set about preparing for the day when they would be rounded up, sent packing, forced to make a stand." (p. 380)
"The Holy Land has never seemed more remote or unattainable than it does for a Jew of Sitka." (p. 17)
"the truth is Landsman has only two moods: working and dead." (p. 2)
"strange times to be a Jew".
"The keen nose can also detect, above or beneath it all, the coat-lining smell of worn dollar bills." (p. 69)
"The need for a drink is like a missing tooth. He can't keep his mind off it, and yet there's something pleasurable in probing the gap." (p. 198)
"but in the fundamental precept that everything befalling them from the moment they met, good and bad, was meant to be." (p. 393)
"we aren't telling a story. (...) The story, Detective Landsman, is telling us. Just like it has done from the beginning." (p. 365)

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