En Independence Day, Richard Ford (también leí Canada) retoma a Frank Bascombe, el héroe de The Sportswriter. Tras atravesar los múltiples duelos que atraviesa
en aquella novela, y vivir una crisis de mediana edad que incluye un par de
meses con una veinteañera en Francia (¡oh, Frank!), Bascombe regresa a la
pequeña comunidad de Haddam, New Jersey, y se reinventa como agente inmobiliario.
Así transcurre una vida apacible que define como el Período de la Existencia
hasta este fin de semana largo del 4 de Julio en el que transcurre esta segunda
novela. Algo pasa acá, o algo se cristaliza acá, o un umbral se cruza acá: es
"un fin de semana en el que mi propia vida parece estar en un punto de inflexión
o al menos en una curva." (p. 226)
El Período de Existencia es un
período en el que Frank intenta transcurrir sin preocuparse por los misterios
de la vida, tratando de ser lo más literal posible. Se trata, por ejemplo de
"ignorar muchas de las cosas que no me gustan o que parecen preocupantes o
enmarañadas, y que después generalmente se van." (p. 10) Los remedios
generales del Período de la Existencia son la persistencia, tirar afuera cosas,
el sentido común, la resiliencia, el buen humor. (p. 390) En el fin de semana finalmente
ocurren cosas (con una señorita, con el hijo, con clientes) que lo llevan a
volver a involucrarse de una manera más activa con su propia vida, pasar a otra
etapa: "El Período Permanante, sería este, ese tiempo largo y que se
estira en el que mis sueños tendrían misterio como los de cualquier persona
normal." (p. 450)
Una parte importante del cambio,
de lo que tiene que ocurrir adentro de Frank, para que se produzca este pasaje
tiene que ver con la independencia, con liberarse del pasado y de los lugares
en los que su propia historia está anclada pero no con el simple artificio de hacerse el gil. En un fin de semana en que va a
hacer un viaje con su hijo, a tratar de enseñarle a su hijo la importancia de
ser independiente, de ser autosuficiente (le lleva una copia de Self-reliance de Emerson), es Frank el
que se va convenciendo de eso: "cuando sos joven tu adversario es el futuro;
pero cuando no sos joven tu adversario es el pasado y todo lo que has hecho en
él y el problema de escaparte de él." (p. 95) Lo mismo ocurre con los lugares: hay que "dejar de santificar lugares - casas, playas, la ciudad en
la que naciste, la esquina en la que una vez besaste a una chica, la plaza
donde una vez marchaste en línea, el tribunal donde conseguiste un divorcio
(...) Mejor es simplemente tragarte tu lágrima, acostumbrarte a los
sentimentalismos menores y mandarte hacia lo que sea que viene después, no lo que
fue. El lugar no significa nada." (p. 151-152).
Independence
Day se me hizo más
larga que The Sportswriter, pero de
nuevo el cantito del narrador te lleva. Frank mira a todos los que se cruzan
con él con empatía y sin juzgar, y detrás de cada encuentro se imagina vidas
enteras con detalles que pintan a cada personaje menor. Porque estamos hechos de esos
pasados de los que queremos liberarnos, por lo menos lo suficiente como para
volver a soñar con misterios. Así Frank le dice a su hijo Paul, y se dice a sí
mismo: "El mundo, como le dije, te deja hacer lo que quieras si te bancás
las consecuencias. Somos todos agentes libres." (p. 270) Y así termina la
cosa, con muchas cosas abiertas, pero con Frank listo, quizás, para vivir más
que existir: "Mi corazón se acelera. Siento el empujón, el tirón, siento a
otros entretejerse y oscilar." (p. 451)
Originales de las citas
"a weekend when my own life seems at a turning or at least a
curving point." (p. 226)
"A successful practice of my middle life, a time I think of as the
Existence Period, has been to ignore much of what I don’t like or that seems
worrisome and embroiling, and then usually see it go away." (p. 10)
"the general remedies of persistence, jettisoning, common sense,
resilience, good cheer—all tenets of the Existence Period". (p. 390)
"The Permanent Period, this would be, that long, stretching-out
time when my dreams would have mystery like any ordinary person’s". (p.
450)
"when you’re young your opponent is the future; but when you’re not
young, your opponent’s the past and everything you’ve done in it and the
problem of getting away from it." (p. 95)
"to cease sanctifying places—houses, beaches, hometowns, a street
corner where you once kissed a girl, a parade ground where you marched in line,
a courthouse where you secured a divorce (...) Best just to swallow back your
tear, get accustomed to the minor sentimentals and shove off to whatever’s
next, not whatever was. Place means nothing." (p. 151-152)
"The world, as I told him, lets you do what you want if you can
live with the consequences. We’re all free agents." (p. 270)
"My heartbeat quickens. I feel the push, pull, the weave and sway
of others." (p. 451)
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