lunes, 29 de mayo de 2017

El sentido del trabajo



Bueno, es así: leí ¿Para qué trabajamos?, de Sergio Sinay. Me lo recomendaron y me prestaron un libro que no hubiera leído, y sobre el que tenía prejuicios. Muchos de esos prejuicios se confirmaron; pero así y todo leí cosas que me hicieron pensar. Acá va mi subrayado, sin opinión ni desarrollo.
“es urgente reflexionar sobre lo que el trabajo hace de nuestras vidas y de nuestras mentes, y sobre lo que hemos hecho del trabajo en su práctica cotidiana. A lo largo de las páginas que siguen se leerá una y otra vez que trabajar es una necesidad humana esencial. Que los humanos somos seres transformadores por naturaleza.” (p. 16)
“Quien encuentra un sentido en su trabajo halla una pista que lo orienta en el descubrimiento del sentido de su vida.” (p. 18)
“El mundo del trabajo es hoy, en una medida grande e inquietante, y aunque se lo disimule de mil maneras, un mundo de suicidas en potencia, de seres desvinculados, de autómatas despojados de su libertad última, de criaturas que, en su mayoría, navegan en el sinsentido, en el absurdo, en el vacío existencial, aunque, para disimularlo, se refugien detrás de bienes materiales, de supuestos logros económicos o profesionales, de excusas esforzadas.” (p. 30-31)
“El vaciamiento espiritual del trabajo, la creencia de que este tiene un solo y único fin (ganar dinero, producir réditos y beneficios económicos) y que cualquier otro propósito debe subordinarse a aquel está ampliamente extendida”. (p. 36)
“Trascender es ir más allá de uno mismo, encontrarse como parte de un todo que es más que la suma de sus partes y comprender que solo en ese contexto se es alguien.” (p. 47)
“Un ser humano puede contar con recursos diferentes, con más o menos recursos, con recursos adecuados o inadecuados. Pero jamás puede ni debe ser él mismo un recurso. Si se lo concibe como tal, difícilmente amará su trabajo.” (p. 59)
“En el compromiso con un quehacer (…) se tejen y enriquecen vínculos y tramas humanas, se experimentan la permanencia y la pertenencia (…), se accede a la vivencia de la disciplina (…), se entrena en el compromiso, se profundiza en el ejercicio del respeto (…) y se gana en experiencia (…) el espacio de trabajo (…) es un campo de forja de la personalidad”. (p. 71)
“La conexión es la nueva taylorización. La conexión es la cadena que ata al esclavo moderno a la noria que debe mantener girando.” (p. 72)
“Horas de trabajo, hoy, son todas.” (p. 76)
“Los aspectos más significativos del trabajo, a pesar de todo, siguen sin tener que ver con la economía. Son cuestiones existenciales.” (p. 81)
“el sentido de la vida no se inventa, no se crea, sino que se encuentra.” (p. 91)
Pertenencia. Permanencia. Respeto. Disciplina. Experiencia. Vínculos. Sentido. Siete atributos que el trabajo abordado con conciencia y con propósito forja en las personas.” (p. 92)
“Si solo trabajamos para ‘ganarnos la vida’, no nos introducimos ni un milímetro en el sentido de la misma, disociamos trabajo y vida, y ambos se transforman en espacios vacíos.” (p. 111)
“se trata de poner lo más auténtico de nosotros en aquello a lo que nos dedicamos, de no confundir ese hacer con nuestra identidad (aunque esta deba expresarse allí), de no disociar el escenario laboral del resto de los espacios existenciales, sino de entenderlo como uno más entre ellos.” (p. 113)
“no se trata de hacer una determinada tarea; se trata de hacer, de transformar, de involucrarse en el ritmo del mundo.” (p. 114)
“vocación y aptitud no son la misma cosa. (…) El mundo está habitado por muchísimas personas que no son felices con lo que hacen pero que lo siguen haciendo porque tienen facilidad natural para ello.” (p. 130)
“La espiritualidad riega el trabajo a través de tres canales: el que lo convierte en una forma de exploración y búsqueda del sentido de la propia vida; el de construir un contexto ético en el cual el trabajo, se trate del que se trate, resulte una actividad moral; y el de hacer del mismo una contribución al mejor desarrollo de la sociedad.” (p. 133)
“Trabajamos para trascender. Trascender es ir más allá de nosotros, plasmar el encuentro con otro y, en ese encuentro, enaltecer el espacio en el que existimos, honrarlo, dejar en él una huella que siempre estará ante ojos que la vean.” (p. 141)
“Somos humanos y trabajamos. No lo hacemos por estúpidos ni porque nos gusta que nos exploten. Lo hacemos porque necesitamos pertenecer, ser parte de algo, sentirnos partícipes del mundo que habitamos, transformarlo, explorarlo, conocerlo, bucear la razón de nuestra presencia en él.” (p. 152)
“vivir para trabajar equivale a postergar todas las necesidades más profundas y a cerrar los horizontes existenciales; trabajar para vivir nos conecta con la pregunta acerca de cómo queremos vivir, qué sentido encontramos en ello, cómo hacerlo de una manera moral y trascendente”. (p. 159)
“Preguntas orientadoras.
1. ¿Estoy haciendo lo que quiero o lo que debo?
2. ¿Estoy atendiendo mis deseos o mis necesidades?
3. ¿Soy lo que hago o hago lo que soy?
4. ¿Los valores de mi vida son los valores de mi trabajo?
5. ¿Está reflejado en mi actividad el sentido de mi vida?
6. ¿Qué me gustaría hacer si no dependiera de eso ganarme la vida?
7. ¿A través de mi trabajo trato de llegar más alto o más profundo?
8. ¿Están mis emociones y mis sentimientos presentes y representados en lo que hago?
9. ¿De qué manera y en qué aspectos mi trabajo enriquece mi vida?
10. ¿De qué manera lo que hago mejora el mundo?” (p. 161-162)
“tres dimensiones del trabajo: 1) que es inherente a nuestra naturaleza, dado que somos seres esencialmente transformadores; 2) que la experiencia de trabajar es una a través de la cual (…) exploramos el sentido de nuestra vida personal; 3) que hay una relación estrecha entre el trabajo y la moral”. (p. 167)

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