Eudora Welty, The Collected Stories, Harcourt
Cada vez que me aburro con
un libro, cada vez que dejo un libro, empiezo a dudar: ¿me perdí algo? ¿No
estaré preparado aún? Los cuentos completos de Eudora Welty me aburrieron, y no
es que me aburrieron en la página 400 después de leer tres libros completos; me
aburrieron en la página 87 antes de terminar el primero de cinco libros
recogidos.
Los cuentos son el
microcosmos de la vida: pequeñas situaciones en pequeños pueblos en el sur de
EE.UU., contar el detalle más pequeño, no ir nunca a la generalidad. Como en
"Petrified man", un cuento que se cuenta a través de dos escenas en
el horario fijo de peluquería de la Sra. Fletcher los lunes a las 10. En dos
escenas, en dos conversaciones entre la Sra. Fletcher y su peluquera Leota y
dos o tres personas más que están ahí en la peluquería, nos cuentan otras
cosas. Y sí, me encanta la pequeña metáfora minúscula, como la voz de la Sra.
Carson en otro cuento, que era tan triste "como los ruidos más suaves de
un gallinero al anochecer" ("Mrs. Carson was going on in her sad
voice, sad as the softest noises in the henhouse at twilight." - p. 5); o
cuando la chica de "Why I live at the P.O." se levanta de la mesa
enojada: "Así que empujé mi servilleta por el aro de servilleta y dejé la
mesa." ("So I pulled my napkin straight back through the napkin ring
and left the table." - p. 47) Pero no me alcanzó, me aburrió, quizás
porque estoy buscando otra cosa, quizás porque ya entendí que se puede hacer
esto con Carson McCullers, con Flannery O'Connor, con Sherwood Anderson y quizás
ya es suficiente por un tiempo.
Quizás vuelva, más
adelante, a ver qué pasa.
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