En el arte de tapa de la
edición que tengo de Antarctica,
colección de cuentos de Claire Keegan, hay un faro. En los quince cuentos que
siguen, Keegan es eso, un faro que ilumina por oleadas distintos aspectos de
la vida de sus personajes: las pequeñas tristezas, las apuestas peligrosas, los
esfuerzos por mantener la respetabilidad ("Ella siempre tenía buena ropa
de cama en caso de que se enfermara y que no quisiera que el doctor o el cura
anduvieran diciendo que tenía sábanas gastadas." - p. 142) y los
ocasionales actos de rebelión.
Once de los quince cuentos
tienen como protagonistas a mujeres, y una proporción similar ocurre en partes
rurales de Irlanda (el resto en distintos lugares de EE.UU.) Me
gustaron más los cuentos de esas mujeres irlandesas, muchas veces atrapadas o
encerradas: físicamente en "Antarctica", emocionalmente en "Love in the Tall Grass", biológicamente en "Quare Name for a
Boy". A veces se logran rebelar (si no escapar), como la madre de
"Men and Women" y la hermana de "Sisters". Esas mujeres
tratan de entender el mundo y su lugar en él, como la niñera que dice
"Pequeñas cosas, para eso sirven los padres, hasta donde puede ver. Cosas
prácticas. Cómo atarte los cordones y ajustarte el cinturón de seguridad."
(p. 45) O la hija más chica que dice "Así es la cosa en nuestra casa,
todos saben cosas pero hacen como si no las supieran." (p. 50) Otra:
"¿'Tus padres no duermen en la misma cama?' dijo con una voz de genuino asombro. Y ahí fue cuando sospeché que nuestra familia no era normal." (p.
130)
Keegan ilumina esos
recovecos de la consciencia con detalles de escenas de todos días, el foco
puesto en un color, en una textura, en un aroma. La hija describe a la madre:
"Sus nuevos zapatos de tacos altos dicen clapeti-clap-clap sobre el piso
patinoso y su pollera roja brilla." (p. 131) Casi sentimos los billetes en
las manos: "Él era liberal con su dinero, lo llevaba arrugado en sus
bolsillos como recibos viejos, no alisaba los billetes ni cuando los
entregaba." (p. 6) "Él olía a cerveza y aftershave Polo y la niñera
sintió el frío salir de su traje de lana de calidad." (p. 43) La memoria
emotiva que despierta un sonido: "Escucha las ranas croando y por alguna
razón recuerda el tock, tock, del alambrado eléctrico allá en casa." (p.
45) Todo eso, además, con metáforas o comparaciones como "El agua está más
fría que un sueño roto" (p. 23) o "Y el olor, como un dormir
pegajoso" (p. 79). En definitiva, una colección maravillosa de cuentos que
se leen en silencio y que despiertan ganas de abrazar a sus personajes.
Originales de las citas usadas
"She always keeps good bed-linen in case she'll
get sick and she wouldn't want the doctor or the priest saying her sheets are
patched." (p. 142)
"Small things, that's what fathers are for, far
as she can see. Practicalities. How to tie your shoelaces and buckle your seat
belt." (p. 45)
"That's the way it is in our house, everybody
knowing things but pretending they don't." (p. 50)
"'Your parents don't sleep in the same bed?' she
said in a voice of pure amazement. And that was when I suspected that our
family wasn't normal." (p. 130)
"Her new high-heeled shoes say clippety-clippety
on the slippy floor and her red skirt is flaring." (p. 131)
"He was free with his money, kept it crumpled in
his pockets like old receipts, didn't smooth the notes out even when he was
handing them over." (p. 6)
"He smelled of beer and Polo aftershave and the
au pair felt the cold off his good wool suit." (p. 43)
"This water is colder than a broken dream."
(p. 23)
"She listens to the frogs ribbuting and for some
reason remembers the tock, tock of the electric fence back home." (p. 45)
"And the smell, like
sleep gone sticky." (p. 79)
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