Leí Life
Before Man, de Margaret Atwood y sí, este es el primer libro que leo de la
canadiense, aunque tengo hace un rato en la mesa de luz The Handmaid’s Tale:
ya la agarraré. Life Before Man es una genial novela construida sobre la
base de un triángulo amoroso, pero que creo que es mucho más que sobre un
triángulo amoroso, que es más bien sobre la dificultad de vivir una buena vida,
además de un alegato feminista extraño.
Life
Before Man cuenta
la historia de Elizabeth, Nate y Lesje, estructurado en secciones pequeñas
fechadas y escritas en terceras primeras de cada uno de ellos. En general, el
libro va hacia adelante, pero dos o tres veces se intercalan entradas con
fechas anteriores. La estructura es de triángulos un poco interpuestos. El
triángulo central es el de Elizabeth, su esposo Nate y la amante de él, Lesje.
De ellos tres son las terceras primeras, explícitas en los títulos de cada
sección. Pero Elizabeth también tenía su amante, Chris, que se suicida antes
del comienzo de la novela. Y Lesje estaba en pareja con William; y antes Nate
había tenido otra amante, Martha, y Elizabeth además tiene algo con un
vendedor. Pero es (casi) todo muy civilizado; no sólo Elizabeth y Nate saben de
sus respectivos amantes, sino que además Elizabeth habla con Lesje y Martha,
Martha habla con Lesje también, e incluso Nate y Chris tienen algunos
encuentros.
Digo que es
un alegato feminista porque Life Before Man se llama así no sólo porque
Elizabeth y Lesje trabajan en un museo con dinosaurios, sino porque las mujeres
están antes que los hombres. Las mujeres son las que tienen agencia y los
hombres reaccionan. Sobre todo Elizabeth, que actúa y hace reaccionar a Chris;
que actúa y hace reaccionar a William, y entonces a Lesje; que actúa y hace
reaccionar a Nate. Pero también Lesje, que de alguna manera actúa frente a
Nate. Y los hombres reaccionan a veces como reaccionan los hombres: con
violencia, con violencia sexual. Mientras tanto, Elizabeth es la titiritera, y
por momentos la odiamos, pero también nos damos cuenta de que es una titiritera
triste y pobre; que hace lo que puede porque viene de un pasado duro, y que al
triunfar pierde, pierde irremediablemente, queda sola. (La odiamos cuando
desprecia a Nate, cuando dice que se casó con él con facilidad “como probándose
un zapato”, p. 15; cuando se pregunta si alguna vez lo amó y reconoce que sí,
aunque “en maneras que eran insuficientes”, porque siendo un buen hombre no
podía dejar de tenerle “un leve desprecio”, p. 254). Por eso parece ser un
alegato feminista (las mujeres mandan, los hombres son violentos o
despreciables), pero extraño, porque el resultado es una vida triste y sin sentido
(no digo que si mandaran los hombres fuera diferente, sólo que el hecho de que
manden las mujeres no parece una solución).
Mientras
tanto, Nate va por la vida preguntándose por el camino recto. Hijo de una madre
religiosa y moralista, Nate quiere vivir una buena vida: “La vida ética. Le
habían enseñado que ese era el único objetivo deseable. Ahora que ya no cree
que es posible, ¿por qué sigue tratando de vivir así?” (p. 75). Mientras que a
Elizabeth empezamos odiándola y al final nos da una tremenda pena, a Nate
empezamos queriéndolo, nos da pena, y un poco terminamos despreciándolo, como
Elizabeth; porque no tiene agencia, porque se deja dominar por su madre, por
Elizabeth y por la débil Lesje, quien, al final, es quizás la que más crece de
los tres. “Desde hace tiempo ha sido su opinión teórica que el Hombre es un
peligro para el universo, un simio malvado, rencoroso, destructivo, maligno.
Pero sólo teórica. En realidad creía que si las personas pudieran ver cómo
estaban actuando, actuarían de alguna otra manera. Ahora sabe que eso no es
cierto.” (p. 285). Y así llegar a la idea de que la cagó: “Puede ser que la
haya cagado. A esto se refieren cuando dicen madurez: llegás al punto en
el que te parece que cagaste tu vida” (p. 303)
¿Es posible
una vida buena, entonces? No parece. Pero sí hay novelas buenas y esta es
extraordinaria. Porque querés leer más todo el tiempo y porque está escrita
maravillosamente, desde el principio al final, con un lenguaje poético que no
empalaga, pero también con el understatement, como un boxeador que te
tira dos cortas y una larga. De los personajes de la novela, uno se suicida
(Chris, lo sabemos desde el principio así que no es spoiler), dos lo
piensan más o menos abiertamente y a otro lo vemos francamente deprimido. Pero
en algún lugar este lector pensó que al final, aunque nunca hable de libros, el
libro un poco nos dice, sí, la vida puede ser complicada y difícil, pero al
menos cada tanto nos podemos encontrar con un gran libro.
“She married him
easily, like trying on a shoe” (p. 15).
“She tries to remember
whether she ever loved him and concludes that she did, though in ways that were
not sufficient. Nate was a good man and she recognized goodness, though she
could not withhold a slight contempt. On their wedding day, what had she felt?
Safety, relief: at last she was out of danger” (p. 254).
“The ethical life.
He’d been taught it was the only desirable goal. Now that he no longer believes
it’s possible, why does he keep on trying to lead it?” (p. 75).
“It’s long been her theoretical opinion that
Man is a danger to the universe, a mischievous ape, spiteful, destructive,
malevolent. But only theoretical. Really she believed that if people could see
how they were acting they would act some other way. Now she knows this isn’t
true” (p. 285).
“It’s possible she’s
blown it. This is what they mean when they say maturity: you get to the
point where you think you’ve blown your life” (p. 303).
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