Nunca había leído Una noche con Sabrina Love y tampoco
había visto la película, así que pude disfrutar mucho el libro cuando lo agarré
hace un par de semanas. Sobre uno de los más viejos formatos de la literatura
(el de cómo me convertí en hombre), Pedro
Mairal cuenta una historia al mismo tiempo universal y particular de manera
directa y con frescura y humor.
El personaje principal es Daniel,
un chico recién salido del secundario del interior entrerriano. Daniel da
ternura, y a través de él el autor nos da una mirada muy especial sobre todo lo
que el flaco vive en su viaje iniciático. La estructura es simple, directa, sin
idas y vueltas en el tiempo, sin voces diversas: es un relato que empieza y que
sigue adelante como una pelota que cae por una ladera, fluye naturalmente hasta
su final como un río de llanuras. Sobre todo, Mairal no parece querer convencernos
de nada, no tiene una posición sobre la política o sobre el mundo de la
literatura, ni incluye un sólo personaje que se dedique a escribir. Es un
relato de gente que vive en el mundo real, y de cómo una de esas personas se
convierte en un hombre.
La respuesta, más allá de las
anécdotas de un viaje a dedo desde Entre Ríos hasta un telo en Recoleta, es que
nos hacemos hombres al entender todo lo que nunca entenderemos sobre las
mujeres: "Al amanecer había bajado en el ascensor como descendiendo para
siempre a un mundo sin mujeres (...) Una vez que se te suben las minas a la
cabeza estás perdido, le había dicho Gagliardi" (p. 214/5). En su viaje
Daniel conoce mujeres distintas, y termina por intuir los misterios que puede
haber detrás de cada una de ellas y con eso pierde algo de la inocencia,
comienza a protegerse, parece tan listo para salir a vivir como cualquiera
puede llegar a estarlo jamás.
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