Es raro leer una novela que empieza con "Reglas y
sugerencias para el disfrute de este libro". Sobre todo si esa sección
sugiere que no leas gran parte del libro, sugerencia que no es del todo
incorrecta. A Heartbreaking Work of Staggering
Genius (¿Una desgarradora obra de
asombrosa genialidad?) es un libro raro al que quizás, sí, le sobren unas
cuantas páginas, pero que vale la pena por el tema y por la originalidad del
formato.
La historia es más o menos sencilla y te la cuenta en el prólogo
que las reglas y sugerencias sugieren no leer. Una familia del medio oeste
americano, del último escalón de la clase media alta, enfrenta una tragedia: con
pocas semanas de diferencia se mueren el padre y la madre, ambos de cáncer. La
familia se desintegra de una forma casi vergonzosa; eso siente el narrador en
el entierro del padre: "Estábamos avergonzados. Era todo tan ordinario,
tan espantoso - acá estábamos, invitando a todo el mundo a que venga y nos vean
en el medio de nuestra desintegración." (p. 33)
El narrador es el tercero de cuatro hermanos, de unos 20 años, y
el que se hace cargo de Toph, el hermano de 8 años. Las estrategias parentales
son por lo menos curiosas y toda la primera sección del libro en la que muestra esa relación es bien divertida: la falta de asimetría entre los hermanos, la cocina,
las reuniones de padres en el colegio, el desorden. "Se preocupan por
nosotros. Yo me preocupo por nosotros. Me preocupa que en cualquier minuto
alguien (...) [se lleve] a Toph, que lo lleve a algún lugar donde la casa se mantenga
limpia, donde se lave la ropa correcta y frecuentemente, donde la figura o
figuras parentales puedan cocinar y lo hagan regularmente, donde no se corra
por la casa dándonos el uno al otro con palos sacados del patio." p. 82)
El libro es sobre la búsqueda del narrador por el sentido de la
tragedia. Desde la bronca hasta la sensación de que se le debe algo por lo
vivido y la vergüenza de sentirse tan diferente. Lo más interesante es quizás
la originalidad del formato. Ya mencioné el prólogo y las reglas y sugerencias.
Otra rareza es una sección de más de 50 páginas que es como la condensación de
un año de terapia presentada como una entrevista para el casting de un programa
de reality. Allí surge la necesidad
de pensarse distinto y que esa singularidad debe ser recompensada: "¿No
podés ver que somos extraordinarios? ¿Que estábamos destinados a otra cosa, a
algo más? Todo esto no nos pasó para nada, te lo aseguro - eso no tiene lógica,
hay lógica sólo en suponer que sufrimos por alguna razón. " (p. 236)
En dos momentos distintos del libro, mientras los hermanos
hablan, el menor se sale de personaje y empieza a hablar del narrador o de la
novela misma como si fuera el terapeuta. "Sabés qué, para serte honesto, sin
embargo, lo que veo es menos un problema de forma, toda esa porquería, y más un
problema de consciencia. Estás completamente paralizado por la culpa de estar
relatando todo esto". (p. 115) En el segundo episodio de estos el hermano
mayor lo aclara "Te estás saliendo de personaje de vuelta" (p. 316) y
el menor le pregunta "¿De dónde viene todo este enojo?" (p. 317)
En un libro que debería ser un clásico de la literatura como
auto-ayuda, el narrador cuenta su historia para procesar lo vivido; para darle
sentido. Y por todo el esfuerzo de impostar la libertad y de sentirse único y
que el mundo le debe algo, al final queda algo parecido al sin sentido. Como lo
dice en uno de los párrafos más poéticos del libro: "Los viajes por el
centro de Illinois, esas millas, tan derechas, donde podías manejar a ochenta, noventa,
las ventanas bajas, el maíz desaparecido, sólo campos grises crudos, donde
sentías que estabas arando a través del mismo tiempo, como si fueras un misil enorme
y ruidoso que descosía a la tierra por el medio, dejando en tu estela una ruina agradecida
- pero también sabiendo, nosotros sabíamos, siempre supimos, que en realidad, al
menos viéndolo desde la perspectiva de cualquier otro, no era así. Para los
autos que iban en la otra dirección nosotros éramos un ruido fuerte y rápido, un
destello; visto desde arriba - hasta un fumigador te hubiera dado la perspectiva
- no éramos nada que ver con eso - ni ruidosos, ni poderosos, no afectábamos
mucho nada, no dejábamos ninguna ruina, no hacíamos ningún ruido - sólo éramos una
cosa negra chiquita avanzando de a poco y derecho en la ruta derecha, produciendo
el más pequeño de los zumbidos, gateando, a través de esta cuadrícula chata, terrible."
(p. 265)
Al final, entonces, no queda mucho más que el enojo. No queda
más que hacerse cargo del enojo, y de procesarlo como se pueda. Gritando.
Escribiendo. Escribiendo a los gritos.
Originales de las citas usadas
- "We were embarrased. It was all so gaudy, so gruesome - here we were, inviting everybody to come and watch us in the middle of our disintegration." (p. 33)
- "They worry for us. I worry for us. I worry that any minute someone (...) [will] take Toph away, will bring him somewhere where the house is kept clean, where laundry is done properly and frequently, where the parental figure or figures can cook and do so regularly, where there is no running around poking each other with sticks from the backyard." (p. 82)
- "Can you not see that we're extraordinary? That we were meant for something else, something more? All this did not happen to us for naught, I can assure you - there is no logic to that, there is logic only in assuming that we suffered for a reason." (p. 236)
- "You know, to be honest, though, what I see is less a problem with form, all that garbage, and more a problem of conscience. You are completely paralyzed with guilt about relating all this". (p. 115)
- "You're breaking out of character again." (p. 316)
- "'Where does this anger come from?' (p. 317)
- "The drives in central Illinois, those miles, so straight, where you would drive eighty, ninety, the windows down, the corn gone, just raw grey fields, where you felt like you were plowing through time itself, like you were a huge loud missile tearing the earth in half, leaving grateful ruin in your wake - but also knowing, we knew, we always knew, that really, at least seen from anyone else's perspective, it was not that way. To cars going the other way we were a quick loud noise, a flash; seen from above - even a crop duster would have given you the perspective - we were nothing like that - not loud, not powerful, not affecting much at all, not leaving any ruin, not making any noise - we were just some little black thing puttering straight on the straight road, producing only the smallest buzzing sound, crawling, through this flat, terrible grid." (p. 265)
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