El
libro se llama Boyhood. Scenes from
provincial life (Niñez. Escenas de la
vida de provincia).
Te cuenta una niñez sin preocuparse de contar una historia: hay un drama, hay
un entierro (siempre tiene que haber un entierro) pero no hay una historia que
comienza y termina sino escenas que muestran cómo vive un niño su niñez, un chico
sensible e inteligente, hasta que queda expuesto como todos los demás.
Es
difícil contar cómo vive un chico su niñez sin ponerle demasiado de adulto en
la mirada ni aburrir, como quizás aburriría la verdadera mirada de un chico de
10 o 12. Coetzee cuenta con una prosa fría y metódica y económica, con maestría,
creo, esa mezcla de naturalidad y extrañeza, cómo aquello extraño parece
natural y lo natural extraño. Por ejemplo, cuenta con tranquilidad lo que sucede en la escuela: “Lo que pasa en la escuela es que a los chicos los azotan.
Pasa todos los días. Se les dice a los chicos que se inclinen y que se toquen
los dedos de los pies y se los azota con un bastón.” (p. 5) Lo propio, la
familia propia, es siempre lo extraño: “Viene de una familia no natural y
vergonzosa en la que no sólo no se pega a los chicos sino que además a los más
grandes se los llama por sus primeros nombres y nadie va a la iglesia y se usa
zapatos todos los días.” (p. 6)
Siendo
una niñez sudafricana, la raza y las diferencias culturales están siempre
presentes. No sabe cómo contestar cuando una sirviente negra le habla “en
tercera persona, llamándolo ‘die
kleinbaas’, el pequeño amo, como si no estuviera presente. Es todo profundamente
vergonzoso.” (p. 68) “Piensa a los afrikaners como personas enfurecidas todo el
tiempo porque sus corazones están lastimados. Piensa a los ingleses como personas
que no han enfurecido porque viven detrás de paredes y guardan sus corazones
bien.” (p. 73) “No puede entender por qué es que a tanta gente cerca suyo le
desagrada Inglaterra. Inglaterra es Dunquerque y la Batalla de Inglaterra. Inglaterra
es hacer tu deber y aceptar tu destino de manera silenciosa, sin vueltas.” (p.
128)
Siendo
la niñez de un niño inteligente y sensible, siempre hay algo que ocultar, algo
que preservar de la maldad de los otros chicos. Se llena de secretos, se crea “una
carga de impostura”. (p. 13) Entre otros secretos está el del deseo: “¿Para qué es el deseo?” (p. 56) “De todos
los secretos que lo separan, este puede ser a fin de cuentas el peor. Entre
todos los chicos él es el único en el que corre esta oscura corriente erótica;
entre toda esta inocencia y normalidad, él es el único que desea.” (p.57)
Aunque
“No ve ningún sentido en el amor.” (p.121), tiene un primer encuentro, habla
con una prima, suelta todo, los secretos se desvanecen y piensa que quizás eso
sea el amor. “¿Esto es el amor – esta generosidad fácil, esta sensación de ser
finalmente comprendido, de no tener que simular?” (p. 95) Claro, también está
el amor a la madre, y ese es siempre complejo; lo trata de limitar y no puede
del todo, no sin culpa. Está atrapado en ese amor: “esto es lo que es el amor,
esta jaula en la que corre para atrás y para adelante, para atrás y para
adelante, como un pobre mono desconcertado.” (p. 122)
Está,
finalmente, la impaciencia, la sensación de que la escuela “no lo está haciendo
más inteligente, lo está haciendo más estúpido. Quien sea que realmente sea,
cualquiera sea el ‘yo’ que debería estar surgiendo de las cenizas de sus niñez,
no se lo está dejando nacer, se lo está dejando esmirriado y atrofiado.” (p.140)
Hasta que en algún momento “Algo está cambiando. Parece estar avergonzado todo
el tiempo. No sabe a dónde dirigir sus ojos, qué hacer con sus manos, cómo
sostener su cuerpo, qué expresión poner en su cara. Todo el mundo lo está
mirando, encontrándolo en falta. Se siente como un cangrejo sacado de su
caparazón, rosa y herido y obsceno.” (p. 151)
Originales de las citas usadas
“What happens at school is that boys are flogged. It
happens every day. Boys are told to bend over and touch their toes and are
flogged with a cane.” (p. 5)
He comes from an unnatural and shameful family in
which not only are children not beaten but older people are addressed by their
first names and no one goes to church and shoes are worn every day. (6)
“He does not know how to answer her when she speaks to
him in the third person, calling him ‘die
kleinbaas’, the little master, as if he were not present. It is all deeply embarrassing.”
(p. 86)
“He thinks of Afrikaners as people in a rage all the
time because their hearts are hurt. He thinks of the English as people who have
not fallen into a rage because they live behind walls and guard their hearts
well.” (p. 73)
“He cannot understand why it is that so many people
around him dislike England. England is Dunkirk and the Battle of Britain. England
is doing one’s duty and accepting one’s fate in a quiet, unfussy way.” (p. 128)
“At home he is an irascible despot, at school a lamb,
meek and mild, who sits in the second row from the back, the most obscure row,
so that he will not be noticed, and goes rigid with fear when the beating
starts. By living this double life he has created for himself a burden of
imposture.” (p. 13)
“Beauty and
desire: he is disturbed by the feelings that the legs of these boys, blank and
perfect and inexpressive, create in him. What is there that can be done with
legs beyond devouring them with one’s eyes? What is desire for?” (p. 56)
“Of all the secrets that set him apart, this may in
the end be the worst. Among all the boys he is the only one in whom this dark
erotic current runs; among all this innocence and normality, he is the only one
who desires.” (p.57)
“He sees no sense in love. When men and women kiss in
films, and violins play low and lush in the background, he squirms in his seat.
He vows he will never be like that: soft, soppy.” (p. 121)
“Is this love – this easy generosity, this sense of
being understood at last, of not having to pretend?” (p. 95)
“He blames her,
he is cross with her, but he is ashamed of his ingratitude too. Love: this is what love really is, this
cage in which he rushes back and forth, back and forth, like a poor bewildered baboon.”
(p. 122)
“Cape Town is not making him cleverer, it is making
him stupider. The realization causes panic to well up in him. Whoever he truly
is, whoever the ‘I’ is that ought to be rising from the ashes of his childhood,
is not being allowed to be born, is being kept puny and stunted.” (p.140)
“Something is changing. He
seems to be embarrassed all the time. He does not know where to direct his eyes,
what to do with his hands, how to hold his body, what expression to wear in his
face. Everyone is staring at him, finding him wanting. He feels like a crab
pulled out of its shell, pink and wounded and obscene.” (p. 151)
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