Leí “Nine Stories”, de J. D. Salinger, genio. Ya había leído la mayoría (si no
todos) los cuentos, y algunos más de una vez (“A Perfect Day for Bananfish”,
“Teddy”). Quizás sea uno de esos libros (como El Viejo y el Mar) que habría que
intentar leer una vez al año.
Temáticamente,
sobresale la cuestión del mundo de los niños y adolescentes. Sólo uno de los
cuentos está puramente en el mundo adulto, “Pretty Mouth and Green my Eyes”. En
los demás siempre parece haber un foco en cómo los niños ven al mundo adulto.
El caso más claro es “Down at the Dinghy”, en el que un niño escucha al
personal de servicio referirse a su padre con un insulto por su condición de
judío (“sloppy kike"). La madre le pregunta si sabe qué es un “kike” y el
niño da su definición de barrilete (“kite”). Esa inocencia puede llegar a curar
a un hombre dañado, como en “For Esmé – with Love and Squalor” o no, como en “A
Perfect Day for Bananafish”.
Como estructura es
notable cómo esconde Salinger. Muchos de los cuentos arrancan con un personaje
que termina siendo secundario a la historia. Y los mismos personajes a veces
parecen no entender qué es lo que está ocurriendo y es ese engaño el que engaña
al lector. (Es lo que ocurre con Lee en “Pretty Mouth and Green my Eyes”:
creemos que la mujer que está en su cama es la esposa de Arthur porque eso
parece creer el mismo Lee.)
Y el tercer y último
comentario (aunque seguramente podríamos hacer muchos más), es la genialidad
para contar o describir mostrando, sin decir cosas sino mostrándolas. Como
cuando describe a una mujer como: “Era una chica que, para un teléfono que
sonaba, no dejaba absolutamente nada.” (p. 1) O otra que dice “Lo que necesito
es un cocker spaniel o algo (…) Alguien que se vea parecido a mí” (p. 22), lo
que nos dice más que el hecho de que es pelirroja. O una imagen en Teddy:
“Miraban al joven como, quizás, sólo pueden mirar hacia arriba personas que
están sentadas en reposeras.” (p. 180)
Salinger es un genio
y sus “Nine Stories” es probablemente su mejor libro. Leed
y releed.
Originales de las citas
“She was a girl who for a ringing phone dropped
exactly nothing.” P. 1
“’What I need is a cocker spaniel or something, she
said. ‘Somebody that looks like me’.” P. 22
“The fact is obvious much too late, but the most
singular difference between happiness and joy is that happiness is a solid and
joy a liquid.” P. 152
“They looked up at the young man as, perhaps, only
people in deck chairs can look up at someone.” 180
“I don’t know. Poets are always taking the weather so
personally. They’re always sticking their emotions in things that have no
emotions.” 182
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