Leí The Marriage Plot, de Jeffrey Eugenides
(de quien leí Middlesex, que amé). The Marriage Plot relata el difícil
comienzo de la vida adulta de las tres partes de un triángulo amoroso:
Madeleine, la chica sensata que ama los libros; Mitchell, el joven místico y
correcto, “el tipo de chico inteligente, sano y complace-padres con el que ella
se enamoraría y casaría” (p. 15); y Leonard, el brillante bipolar con quien
efectivamente se casa.
El título del libro
viene de la tesis de Madeleine sobre la novela victoriana, y se refiere a uno
de los temas principales de la novela, que es el amor romántico. La novela es,
un poco, sobre una chica buena que se enamora del chico equivocado; y otro poco
del chico que se enamora de un ideal imposible. Pero el punto, al final, es que
la cosa es más compleja; que claramente ya no se puede vivir (ni escribir) como
en la época victoriana, pero que tampoco se puede vivir sin amor romántico.
El segundo tema de
fondo, que ilumina un poco al anterior, es el religioso. Mitchell es estudiante
de estudios religiosos, es un místico que busca respuestas, o al menos un lugar
desde donde operar en el mundo, o la respuesta a la simple pregunta de cómo ser
una buena persona. “Todas las personas que conocía estaban convencidas de que
la religión era una farsa y Dios una ficción. Pero las cosas que sus amigos
usaban en reemplazo de la religión no lo impresionaban. Nadie tenía la
respuesta para el acertijo de la existencia” (p. 96) como nadie parece tener la
respuesta para el acertijo del amor (de la pareja, de la soledad).
El triángulo de temas que empieza con amor y religión se cierra con la literatura. Madeleine estudiaba
literatura “por las razones más puras y aburridas: porque amaba leer.” (p. 20)
Y en medio del auge de la semiótica y la crítica literaria, a ella le gustaba
leer las grandes novelas victorianas. “A Madeleine le daba la impresión de que
la mayoría de los teóricos de la semiótica habían sido chicos poco populares, a
menudo bulleados o ignorados, y entonces habían dirigido su ira remanente contra
la literatura.” (p. 42) La literatura y la novela no reemplazan a Dios ni al
amor de pareja muertos; pero quizás ordenan, y hay algo de eso en la escena
final, en la que el crecimiento de dos de los tres personajes se cristaliza con
una pregunta que hace referencia justamente a la trama matrimonial. Pero
Eugenides no nos está tratando de convencer de eso ni de nada (ni sobre el
amor, la literatura o la religión): nos da una novela honesta, directa y
divertida sobre tres chicos y mientras tanto nos habla de esta cosa complicada
que es vivir.
Originales de las
citas usadas
“Mitchell was the kind of smart, sane, parent-pleasing
boy she would fall in love and marry.” (p. 15)
“Everyone he knew was convinced that religion was a
sham and God a fiction. But his friends’ replacements for religion didn’t look
to impressive. No one had an answer for the riddle of existence.” (p. 96)
“She’d become an English major for the purest and
dullest of reasons: because she loved to read.” (p. 20)
“Madeleine had a feeling that most semiotic theorists
had been unpopular as children, often bullied or overlooked, and so had
directed their lingering rage onto literature.” (p. 42)
No hay comentarios:
Publicar un comentario