viernes, 13 de abril de 2018

Miniatura monumental



Me parece imposible hacer un apunte de lectura razonable de Hateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage, colección de cuentos de Alice Munro (genia de quien también leímos Dance of the Happy Shades, Runaway y Too Much Happiness). Es simplemente un libro hermoso y triste y notable y cualquier cosa que diga sobre él parece insuficiente.

Los cuentos tratan de personas y situaciones, de sensaciones y sentimientos que hacen al misterio y la magia de la vida. (¿Será por ello que hay tantas menciones a suicidios reales o pensados?) De eso parece tratarse la escritura para Munro, contar el mundo desde los detalles, desde los personajes y desde los paisajes de una Canadá entre rural y urbana. Como dice la narradora de “Family Furnishings”: “No pensé sobre el cuento que haría sobre Alfrida - no pensé sobre eso en particular - sino sobre el trabajo que quería hacer, que parecía tener más que ver con atrapar algo del aire que con construir historias.” Sin ánimo de ser exhaustivo, creo que Munro logra hacer esa especie de miniatura monumental de la vida básicamente a través de tres ejes.

Al primero podríamos llamarlo la contingencia. El mejor ejemplo es el del cuento que le da el nombre al libro: “Hateship, Friendship, Courtship, Loveship, Marriage”. Ahí dos chicas hacen una travesura: generan un intercambio de cartas haciéndose pasar por un señor; la mujer que recibe las cartas se lo cree y sale a buscar al hombre, que acepta la relación. La mujer termina regenerando al señor y se casan y tienen un hijo, Omar. Años después, una de las chicas se pregunta “where, on the list of things she planned to achieve in her life, was there any mention of her being responsible for the existence on earth of a person named Omar?”

Munro nos habla sobre la contingencia también a través de la forma: sobre todo en este cuento (pero también en otros) nos va pasando de un personaje a otro, de un momento a otro, de una situación a otra de modo que siempre tardamos un poco en entender de qué se trata el cuento; siempre hay más y siempre se podría ver distinto. Finalmente, la contingencia se despierta por los errores o por las cosas que no terminan de saberse. Dos nombres de cuentos son fruto de equívocos de sus personajes: “Post and Beam” hace referencia al supuesto estilo arquitectónico de una casa que no era tal; “Nettles” al nombre de una hierba que tampoco era ese. Y en “What is Remembered”, cuando le cuentan al marido que su mejor amigo murió él responde en el acto “Suicidio”, pero nunca se confirma ni se desmiente esa posibilidad. 

Un segundo eje es cierta reflexión sobre el género, las diferencias entre mujeres y varones, el misterio que entraña ese otro diferente. A veces mostrando mujeres que se piensan en relación a otro o varones que parecen necesitar esa validación; en “Family Furnishings” la narradora ve, años después, que en su tía había algo que ella sólo sentiría en el futuro, la esperanza de que su pareja “se estableciera como alguien respecto de quien ella pudiera estar razonablemente orgullosa”. En “Nettles” una mujer se encuentra muchos años después con un hombre con quien habían sido amigos de niños (y del que había estado atraída). Lo acompaña en una ronda de golf y casi no interactúan; él juega, ella acompaña. “Esto era entonces lo que se suponía que yo debía hacer - darle una idea amplificada, extendida, de él mismo. Una idea más cómoda, podríamos decir, una sensación tranquilizadora de que había un relleno humano alrededor de su soledad.” En otros momentos las mujeres aparecen con un entendimiento superior, los varones sin entender nada: “Bueno, por supuesto que él estaba equivocado. Los hombres no son normales, Chrissy. Eso es algo que vas a aprender si alguna vez te casás.” Las mujeres pueden asociarse, entender cosas juntas, y quizás deban hacerlo para fortalecerse frente a ellos, que prefieren no ir hacia el pasado para comprender ni mirar demasiado de cerca a las mujeres, como el esposo de “The Bear Came Over the Mountain” (una historia de amor verdaderamente hermosa): “Él siempre había evitado pensar sobre todo ese aparato [reproductivo] femenino.”

El tercer eje es la memoria, que se relaciona también pero no necesariamente con la escritura. Eso se ve mucho en los detalles que los personajes recuerdan de su pasado; cómo eran las casas en las que vivían, las cocinas, con sus implementos, sus muebles, sus olores, la manera en la que el sol podía entrar en una mañana de otoño, sus familiares. También en la forma de los cuentos, que muchas veces van y vienen en el tiempo, con narradores que cuentan una vida a partir de dos o tres momentos específicos. Quien mejor expresa esta necesidad de recordar es la esposa de “What is Remembered”, el día que se acuesta con un hombre al que amó y nunca más vería: “El trabajo que tenía que hacer, le parecía a ella, era recordarlo todo - y por ‘recordar’ quería decir experimentarlo en su mente, una vez más - y después guardarlo para siempre.”

Que es un poco lo que habría que hacer con este libro: recordarlo todo y experimentarlo en la mente, pero no guardarlo para siempre sino retomarlo cada tanto.


Originales de las citas usadas

“I did not think of the story I would make about Alfrida—not of that in particular—but of the work I wanted to do, which seemed more like grabbing something out of the air than constructing stories.”

“where, on the list of things she planned to achieve in her life, was there any mention of her being responsible for the existence on earth of a person named Omar?”

“All of my experience of a woman with men, of a woman listening to her man, hoping and hoping that he will establish himself as somebody she can reasonably be proud of, was in the future.”

“This was what I was supposed to do, then—to give him an amplified, an extended notion of himself. A more comfortable notion, you might say, a reassuring sense of human padding around his solitude.”

“Well, of course he was wrong. Men are not normal, Chrissy. That’s one thing you’ll learn if you ever get married.”

“He had always avoided thinking about all that female apparatus.”

“The job she had to do, as she saw it, was to remember everything—and by ‘remember’ she meant experience it in her mind, one more time—then store it away forever.”

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