lunes, 9 de abril de 2018

Interpretaciones




Quedé tan entusiasmado con Talking it Over que busqué en mi biblioteca su continuación, Love, etc. para volver a leer y ver qué hacía Julian Barnes con estos chicos, ahora ya no tan chicos. Y me pasó una cosa rara: primero, obviamente, lo disfruté porque es siempre gracioso e inteligente y porque las voces de cada personaje son geniales. Pero cuando lo terminé sentí cierto vacío, como que no me terminaba de cerrar. Recién cuando me puse a repasar los subrayados y a pensar un poco me di cuenta de que es mucho más complejo de lo que había pensado.

En parte, la novela sigue con el tema principal de la “perspectiva”, de la subjetividad, en esta historia de un triángulo amoroso contado por cada personaje a un entrevistador que no aparece. El punto parecía ser que quién habla define lo que sucedió. Como dice Oliver, “La historia de nuestra vida nunca es una autobiografía, siempre una novela (...) Nuestros recuerdos son solamente un artificio más.” (p. 14) (Donde, obviamente, debemos recordar que artificio viene de la misma raíz latina que ficción y todo eso.) Una segunda cuestión es que la secuela termina, para mí eh, de informar lo sucedido en la primera novela: en mi lectura yo decía que Stuart era un poco el héroe porque él es el que más crece y cambia; y ese crecimiento y cambio se confirma en la secuela con testimonios de otros protagonistas, principalmente por Gillian y Mme Wyatt. (Aunque, una vez más, queda la duda de si no es Gillian: puede ser ella la que mueve los hilos, se dice Oliver, “Gillian. La santa, la luz de mi vida. Ciertamente me viene manipulando a mí todos estos años.” - p. 218)

Quedan dudas, por cierto. El problema de la perspectiva se hace más denso porque ahora quedan dudas respecto de lo que ocurrió y de lo que puede seguir hacia adelante. Y en parte eso es así porque la misma Gillian va cambiando de perspectiva respecto del episodio más fuerte de la novela. ¿Qué pasó esa noche? Gillian primero dice una cosa, después lo opuesto y termina diciendo que no fue ni lo uno ni lo otro sino algo en el medio. Y ella misma no sabe si lo que ocurrió fue una “traición de todo lo que yo pensaba sobre Stuart” (p. 211) o si “Quizás yo todavía estaba trabajando el último pedacito de culpa que sentía con él”. (p. 207)

La culpa (y el castigo que merece el culpable), el deseo (que puede desvanecerse al ser satisfecho) y la distancia siempre corta entre confianza y traición complican determinar qué sucedió realmente, complican pensar si algo ocurrió realmente por fuera de las subjetividades. Al comienzo de la novela, Stuart dice: “la verdadera traición ocurre entre amigos, entre aquellos que amás. (...) La confianza lleva a la traición. Hasta podrías decir que la confianza invita a la traición.” (p. 13) Mucho más que un comentario sobre la novela pasada, esta frase fija el tono de esta, en la Gillian se sentirá traicionada por Stuart y Stuart por Gillian cuando, quizás, lo más importante es que ellos dos traicionan a Oliver.

Releo lo que escribí y todo resulta un poco críptico, porque no quise spoilear. Pero lo importante es que además de graciosa e inteligente y divertida, es una novela que nos interpela como lectores y como personas sobre cómo interpretamos lo que leemos y lo que vivimos día a día.


Originales de las citas usadas

“The story of our life is never an autobiography, always a novel (...) Our memories are just another artifice”. (p. 14)

“Gillian. The sainted one, the light of my life. Certainly been manipulating me all these years.” (p. 218)

“It was such a terrible betrayal of all I thought about Stuart”. (p. 211)

“Perhaps I was working out the last bit of guilt I felt towards him.” (p. 207)

“real betrayal occurs among friends, among those you love. (...) Trust leads to betrayal. You could even say that trust invites betrayal.” (p. 13)

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