Leí Americanah, novela de Chimamanda Ngozi
Adichie (de quien había leído la colección de cuentos The thing around your neck).
Como en esa
colección de cuentos, en esta novela los temas de la raza, nacionalidad y, en
menor medida, el género, están en primer plano; la historia de amor que
vertebra la novela parece por momentos casi una excusa.
Americanah relata la historia de Ifemelu,
una mujer nacida en Nigeria, que vive trece años en Estados Unidos antes de
volver a su país, y que descubre en ese ida y vuelta su verdadera identidad.
Una identidad racial, nacional, continental, de género y quizás también ligada
con el amor.
La novela se
convierte así en una especie de Bildungsroman: no es sobre cómo se convirtió en
mujer sino cómo pasó a entender quién es, lo que Ifemelu aprende en algún lugar
entre el exilio y el desexilio.
En el primer
párrafo de la novela, en Estados Unidos, Ifemelu dice que disfruta que en
Princeton “podía fingir ser alguien más” (p. 3). Quién es, la propia identidad,
es algo que se conoce o se puede conocer de una manera casi racional.
“Si no tenés
cuidado, en este país tus hijos se convierten en lo que no conocés”, le dice
una emigrada (p. 137); y ella dice de uno de sus novios, Curt, americano,
blanco y rico: “Curt y sus amigos nunca serían, en algún nivel, enteramente
conocibles para ella.” (p. 256)
La etapa de
Ifemelu en EE.UU., donde se convierte en una bloguera escribiendo de raza,
tiene momentos excelentes. Como africana, ella dice descubrir la raza en
América; y los comentarios sobre las relaciones raciales en Estados Unidos son
muy interesantes.
Lo racial es algo
que aprendió, porque no es Americana Africana (un americano de raza negra) sino
Africana Americana (un africano trasplantado a EE.UU.) Tuvo que leer para
conocer las “mitologías americanas”, los “tribalismos americanos - raza,
ideología y región”. (p. 167)
Lo racial, como la
propia identidad, parece algo que hay que conocer, descubrir, estudiar. Eso me
llamó la atención.
(Quizás ligado:
hay muchas referencias y casi caricaturescas a las relaciones de los personajes
con los libros: los personajes que nos gustan o nos tienen que gustar leen
cosas copadas; los que no nos gustan o no nos tienen que gustar no leen o leen
cosas que no son copadas.)
Esta crítica
social, especialmente a la subtribu de los blancos bienpensantes, lo que en
EE.UU. llaman “liberal” y acá es algo así como la progresía, es graciosa y
punzante; es lo mejor de la novela.
Lo que menos me
gustó es la parte que me cuenta la historia de Obinze, el amor de juventud de
Ifemelu en Nigeria, sin ella. La novela está toda en tercera persona, pero muy
cercana a ella; y no me parece que la tercera primera en Obinze sea tan
convincente.
De hecho, de haber
sido el editor de Adichie le habría dicho que la escribiera en primera persona
y no me cuente nada de eso. Después de esa parte, todo me costó un poco más,
aunque igual la novela se lee bien, con momentos de mucho humor.
Otras citas
Sobre la madre de
Curt, una señora blanca muy rica: “parecía del tipo de personas ricas que nunca
dan una buena propina.” (p. 244)
Comentario del
hijo de una expatriada criado en EE.UU. al llegar por primera vez a Nigeria: “¡A
la mierda, primi, nunca vi tantos personas negras en un mismo lugar!” (p. 518)
Originales de las citas
“She liked, most of all, that in this place of
affluent ease, she could pretend to be someone else”. (p. 3)
“If you are not a bit careful in this country your
children become what you don’t know.” (p. 137)
“Curt and his friends would, on some level, never be
fully knowable to her.” (p. 256)
“as she read, American mythologies bagan to take on
meaning, American tribalisms - race, ideology, and region - became clear.” (p.
167)
“she seemed like the kind of wealthy person that did
not tip well.” (p.
244)
“‘Oh my God, Coz, I’ve never seen so many black people
in the same place!’ he said.” (p.
518)
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