Caminaba por la
biblioteca y un libro dentro del escaparate de novedades me llamó la atención.
Veo la foto y me doy cuenta por qué. La tapa es un poster de película, un
formato cuyo objetivo es justamente llamar la atención. Después vi que era
Tarantino y me llamó más la atención: la novela de la última película de un
director genial. Además, recientemente había leído en Twitter a alguien decir
que era una gran película.
En un momento compartí la foto con Agustín Campero, un lector que sabe mucho de cine. “¿Qué es eso? ¡Qué hermosura!”, me dijo, y también “la tapa es genial”. Mi respuesta: “parece que antes o después de la peli el loco hizo la novela” y “es Tarantino hablando de cine con, supongo, una trama por ahí”. Lo cierto es que leí casi cien páginas y Tarantino seguía hablando de cine (casi que uno escucha a Tarantino, su discurso acelerado, nervioso, que parece tímido y arrogante a la vez, como acá, con Kimmel, hablando de esta novela que sacó después de la peli) pero nunca llegué a la trama. Supongo que es un libro que le puede interesar mucho a quien sepa mucho de cine. A mí me dio ganas de aprender de la historia de cine (el año pasado casi me anoto en un curso con Hernán Schell, pero no me daban los tiempos; quizás ahora insista); y también me dio ganas de ver la película: pero no, no me dio ganas de seguir leyendo.
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