lunes, 15 de agosto de 2022

Del lado de la justicia

 

Leí Persuader, de Lee Child, libro número diez de la larga serie de Jack Reacher y uno de los peores, al menos hasta aquí.

Igual, obviamente, me lo devoré en un par de días porque tiene ese ritmo que no para y porque es divertido. Es divertido porque querés saber cómo se va a resolver y porque el nivel de cliché ya es gracioso: como cuando dice “I’m not a quitter” (“Yo no abandono”, p. 211); o más adelante, en la misma línea, “Fui derrotado muchas veces. [Pero a nosotros nunca nos lo muestran...] Pero nunca había abandonado y listo. Nunca. Ni una vez. Si abandonaba ahora, me quemaría por el resto de mi vida. Jack Reacher, el que abandona. Se las tomó cuando la cosa se puso peluda.” (p. 258)

Como en Without Fail, el anterior de la serie, el dato positivo es que acá el caso no le cae del aire al bueno de Jack. Acá él ve a alguien del pasado, investiga, y eso levanta alertas en cierta gente y ahí queda involucrado. La inversosimilitud, al igual que en el anterior, es que queda involucrado en medio de una unidad oficial (en el anterior era el Servicio Secreto y acá es la DEA), y que los profesionales dejan que este civil (ex militar, pero civil), intervenga de manera totalmente ilegal. Reacher mata gente a mansalva y nunca pasa nada porque está del lado del bien. También hay un altísimo nivel de inverosimilitud con la chica del libro (y gracioso un poco por el cliché y la inverosimilitud, como en una película porno, comparación que he hecho ya demasiadas veces), una profesional que de pronto empieza a darle besos, a prestarle su 9 milímetros (¡cualquiera!) y a acostarse con él. 

Pero lo peor de todo es el primer capítulo, donde Child engaña. No se puede mentirle al lector; se le puede ocultar información, pero no dar información falsa. En página 16 Reacher nos dice que dispara al mismo tiempo que se da cuenta de que el blanco al que le dispara es un policía, pero en el capítulo siguiente nos enteramos de que él ya lo sabía, de que estaba todo preparado así. Una mentira al lector. Eso es ilegal.

Lo mejor del libro es que nos dicen finalmente por qué el bueno de Jack se convirtió en policía y lo hace en línea con la tradición de las novelas de detectives; los detectives tienen que estar de alguna manera del lado de la justicia. Le preguntan por qué quiso ser policía y responde: “Simplemente estoy hecho de esta manera. Los canas ponen las cosas en su lugar. (...) No es que me importe tanto el chiquitito. Simplemente odio al grandote. Odio a las personas grandes creídas que creen que se pueden salir con la suya” (p. 540-541). Y eso está bien, y está bien dicho, me parece. En personaje. Y me gusta eso de “poner las cosas en su lugar” (“put things right”); el mundo tiene cierto equilibrio, hay malos que rompen ese equilibrio, y hay buenos que lo restauran, they put ir right, esa es la utopía de la novela de detective y por eso la amamos, porque a diferencia de la realidad, las cosas vuelven a su lugar, al lugar de la justicia.

 

Originales de las citas

"I had been beaten many times. But I had never just quit. Not once. Not ever. If I quit now, it would eat me up the rest of my days. Jack Reacher, quitter. Walked away when the going got tough." (p. 258)

“That’s not really an answer. Why did you want to be a cop in the first place?” I shrugged. “It’s just the way I am. Cops put things right.” (p. 540)

"I don’t really care about the little guy. I just hate the big guy. I hate big smug people who think they can get away with things.” (p. 541)


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