lunes, 5 de agosto de 2024

Pérdida de sentido


Leí Lost in the Funhouse, colección de cuentos “experimentales” de John Barth. Como esperaba, no me gustó mucho. Tampoco puedo decir que lo haya leído demasiado bien; algunos cuentos los leí con atención mientras que otros, y cada vez más a medida que avanzaba, los leí en diagonal. En general no me gustan ni los beat (leímos acá, por ejemplo, Naked Lunch y On the Road) ni los posmodernos (The Crying of Lot 49); y lo experimental y lo metaliterario me gusta sólo en dosis muy pequeñas; Barth se pasa con ganas de mi nivel aceptado.

El cuento que más me gustó es el primero, “Night-Sea Journey”, que es la meditación de un espermatozoide mientras nada hacia la “orilla”. La “absurdidad” (l. 126) del viaje, así como todas las meditaciones metafísicas y cuasi religiosas sobre el significado de ese nadar de noche son un espejo del absurdo de la vida y las posibles explicaciones de su sentido. Por momentos sospecha el espermatozoide “que nuestra travesía marítima nocturna no tiene sentido” (l. 134) por lo que al “nadador pensante” le quedan sólo dos opciones: el suicidio o “abrazar el absurdo (…) seguir nadando sin motivo ni destino, por el sólo hecho de nadar, y, más aún, siendo compasivo con el compañero nadador, siendo que estamos todos en el mar e igualmente a oscuras.” (l. 156). Luego aparece la idea de un creador, e incluso la posibilidad de múltiples creadores, cada uno “creando miles de mares distintos (…) cada uno poblado como el nuestro por millones de nadadores, y que en casi cada instancia tanto el mar como los nadadores fueran aniquilados totalmente” (l. 192). Luego está la posibilidad de que un nadador, llegando a “la orilla”, consiga una “inmortalidad calificada” (l. 196) Y termina pidiendo el fin del juego macabro: “Si en contra de toda probabilidad esto llega a suceder, espero que Tu a través de quien hablo hagas lo que yo no puedo: ¡termina este asunto brutal y sin sentido!” (l. 268) (“Night-Sea Journey” también parafrasea a Howl, marcando quizás la pertenencia a una tribu: “He visto hundirse a los mejores nadadores de mi generación. ¡Sin número el número de los muertos!” - l. 131).

Otros cuentos continúan con la cuestión de la creación de la vida y lo que se hereda, en algunos pareciendo seguir al mismo personaje, Ambrose, que por un momento pensé sería el resultado del espermatozoide inicial. En “Ambrose His Mark”, dos vecinos pelean por un enjambre de abejas y esto está contado desde un bebé quien, al principio, no tiene nombre y que consigue su nombre justamente a partir de este episodio (Ambrose porque San Ambrosio tuvo un tema con abejas de bebé). “Water-Message” es una historia un poco más directa, con Ambrose de adolescente. En el cuento que le da nombre a la colección, “Lost in the funhouse”, es Ambrose quien se pierde en la casa encantada. Aquí hay menciones de espermatozoides (link al cuento inicial) y una dosis más alta de lo metaliterario, con el narrador acotando o sugiriendo alternativas al propio cuento y hasta con detalles técnicos como si fuera un profesor de literatura.

“Petition” es una carta en la que uno de los hermanos de una pareja de siameses le pide a un rey / deidad que lo separe de su hermano. Sentí que aparecía el doble borgeano –Barth dice en una nota al comienzo del libro que la “brillantez no ortodoxa [de Borges] transformó el cuento corto” para él (l. 56)– y doblemente: por el peticionante y su hermando doble y por la novia del hermano que aparece en un momento de manera doble. Al final, el pedido: “Ser uno: ¡el paraíso! Ser dos: ¡felicidad! Pero ser ambos y ninguno es atroz.” (l. 1145).

Tres cuentos se van lejísimo con lo metaliterario. “Autobiography” es un cuento donde el narrador es la propia historia. Más allá de eso sigue un poco con la idea de creación y paternidad (aunque se refiere al autor como padre de la historia): “Un hijo no es sus padres, sino la suma de sus vergüenzas enjuntadas. Una figura retórica. Sus maneras de hablar” (l. 625). En esa línea están también “Title”, algo así como un discurso sobre el sin sentido de la vida y de la literatura: “El mundo podría terminar antes que esta oración, o meramente la vida de alguien. Y/o la de alguien más.” (l. 1704). Y “Life-Story”, muy similar, que se pregunta primero “¿por qué estaría interesado un lector?” (l. 1823) si al final del día es “¡Otro cuento sobre un escritor escribiendo un cuento! ¡Otro regressus ad infinitum! ¿Quién no prefiere un arte que por lo menos abiertamente imite algo distinto a sus propios procesos?” (l. 1826). Más aún: “¡El lector! Vos, bastardo terco, ininsultable y orientado a lo impreso, a vos me estoy dirigiendo, a quién más, desde dentro de esta ficción monstruosa. ¿Así que llegaste hasta acá, entonces?” (l. 1974) y en ese momento me dije a mí mismo que bueno, no, que había llegado pero en diagonal nomás.

Finalmente, hay una serie de cuentos que son reescrituras o cuentos relacionados con la mitología y la literatura griegas. Sólo con uno de ellos (“Eccho”) intenté con algún nivel de fuerza entender: mi nota al final, escueta, dice “no entendí nada”.  Además de “Eccho” están “Glossolalia”, “Menelaid” y “Anonymiad”.

En fin, lo leí rápido durante una semana de vacaciones. Pero después tardé muchísimo en hacer esta nota. También me hizo pensar que quizás no quiero realmente estudiar Letras para tener que leer estas cosas y decir qué inteligentes que son.

 

 Originales de las citas

“our night-sea journey partakes of their absurdity” (l. 126).

“I have seen the best swimmers of my generation go under. Numberless the number of the dead!” (l. 131).

“to suspect … that our night-sea journey is without meaning” (l. 134).

“The thoughtful swimmer’s choices, then, they say, are two: give over thrashing and go under for good, or embrace the absurdity; affirm in and for itself the night-sea journey; swim on with neither motive nor destination, for the sake of swimming, and compassionate moreover with your fellow swimmer, we being all at sea and equally in the dark.” (l. 156).

“he took a sour pleasure in supposing that every ‘Maker’ made thousands of separate seas in His creative lifetime, each populated like ours with millions of swimmers, and that in almost every instance both sea 1 and swimmers were utterly annihilated, whether accidentally or by malevolent design. (Nothing if not pluralistical, he imagined there might be millions and billions of ‘Fathers,’ perhaps in some ‘night-sea’ of their own!)” (l. 192).

“he professed to believe that in possibly a single night-sea per thousand, say, one of its quarter-billion swimmers (that is, one swimmer in two hundred fifty billions) achieved a qualified immortality.” (l. 196).

“If against all odds this comes to pass, may You to whom, through whom I speak, do what I cannot: terminate this aimless, brutal business! Stop Your hearing against Her song! Hate love! “Still alive, afloat, afire.” (l. 268)

“A child is not its parents, but sum of their conjoinèd shames. A figure of speech. Their manner of speaking.” (l. 625).

“It was about this time that I came across the writings of the great Argentine Jorge Luis Borges, whose temper was so wedded to the short forms that, like Chekhov, he never wrote a novel, and whose unorthodox brilliance transformed the short story for me.” (l. 56)

“To be one: paradise! To be two: bliss! But to be both and neither is unspeakable.” (l. 1145)

“The world might end before this sentence, or merely someone’s life. And/or someone else’s.” (l. 1704).

“why should a reader be interested?” (l. 1823)

“Another story about a writer writing a story! Another regressus in infinitum! Who doesn’t prefer art that at least overtly imitates something other than its own processes?” (l. 1826)

“The reader! You, dogged, uninsultable, print-oriented bastard, it’s you I’m addressing, who else, from inside this monstrous fiction. You’ve read me this far, then?” (l. 1974).

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