Burroughs quedó entre Bellow y Bukowski.
Leí 20 o 30 páginas
de Naked Lunch, de William
Burroughs, y me aburrí como me aburren en general los beats y los punks pero
más. En su momento leí y terminé On the Road de Kerouac, y
también Slughterhouse-Five de Vonnegut. Pero esto fue un poco demasiado;
demasiado difícil de entender, lleno de slang junkie, quedé muchas veces desnudo. Para mi gusto, demasiado carente de
historia, demasiado contándome del submundo de la droga desde el punto de vista
del adicto y el traficante, otro tipo de adicto ("Selling is more of a
habit than using", dice por ahí un personaje, "Vender es más vicio
que tomar", p. 14). A las 30 páginas dije esto no es para mí, not my cup of tea, not my kind of drug.
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