Archivos en la LBJ Library (Austin, Texas).
Leí Grand
Expectations: The United States, 1945-1974, de James T. Patterson, acercándome
al objetivo de completar la lectura de la Oxford History de EE.UU. La gran
virtud del libro es cómo logra unificar una gran cantidad de temas, tendencias
y cambios en una narrativa unificada, en un argumento central. (La contracara
es que lo hace, a veces, exagerando en la repetición de dicho argumento central).
Ese argumento es
más o menos el siguiente: EE.UU. sale de la Segunda Guerra Mundial como el país
más importante del mundo y preparado para un crecimiento económico sin
precedentes. Dicho crecimiento genera una mejora de las condiciones de vida
también sin precedentes y, a su vez, un aumento cada vez mayor de las
expectativas, que se ve reforzado por un optimismo cada vez mayor que produce
una revolución de derechos; derechos que son sancionados legalmente y en los
tribunales (sobre todo en lo que concierne a la cuestión racial). Las
expectativas y los derechos son como un globo que se infla sin pausa desde 1945
hasta 1965-1968, momento a partir del cual explota con una reacción
conservadora, generando una sociedad polarizada y con mayores niveles de violencia.
Lo que comienza
con una sociedad unida por la guerra, confiada y en crecimiento (aunque
obviamente con durísimas inequidades, de vuelta, sobre todo raciales),
optimismo que hace pico en el plan de Lyndon Johnson de una “Gran Sociedad”,
termina con una economía estancada y con alta inflación, con mayores niveles de violencia (asesinatos
de Jack y Bobby Kennedy, Martin Luther King, etc.) y con la confianza destruida
en lo que hace a su papel en el mundo (Vietnam) y en su dirigencia (Watergate).
Así se termina, de alguna manera, el gran arco liberal (en el sentido americano
de opuesto a conservador) inaugurado por Roosevelt: desde 1945 a 1969, sólo
gobierna un presidente republicano (Eisenhower), y sólo 23% del tiempo, contra
77% del tiempo para Roosevelt, Truman, Kennedy y Johnson.
En el origen está un boom económico que “catapultó a millones de personas a los niveles de las
clases medias propietarias, de alto consumo y mejor educadas.” (l. 1089) “La
producción por empleado aumentó en un impresionante 3,3% por año entre 1947 y 1965,
a comparación con niveles de entre 2 y 2,5% entre 1900 y 1940 (y de 1,4% entre
1973 y 1977)”. (l. 1101) Esto no es sólo cuantitativo sino cualitativo; es la
centralidad del automóvil, la migración del campo a la ciudad y la
suburbanización, el auge de la televisión y el consumo masivo. Es “Mad Men”,
Cheever, Richard Yates. Esto despertó preocupación en la izquierda sobre un
achatamiento cultural y de la derecha por “el aumento de la liberación sexual,
la delincuencia juvenil y el cambio generacional.” (l. 5916)
Todo esto se daba
con la Guerra Fría como contexto. Guerra Fría que se convirtió en caliente en
Corea (1950-1953) y Vietnam, y que generó miedo real de una conflagración
nuclear (sobre todo con las crisis de los misiles en 1962 y de Berlín). Un primer
punto central en términos de relaciones exteriores es que de la Segunda Guerra
salió un consenso: “la opinión pública viró decisivamente hacia la aceptación
de un compromiso sustancial de los EE.UU. con el resto del mundo” (l. 1410).
Más aún, había un compromiso más sustantivo - al menos hasta Nixon - respecto
de ese compromiso: “Prevenir la propagación del comunismo” fue durante todo el
período “la estrella guía de la política americana.” (l. 9997) Esa postura y la
“teoría del efecto dominó”, es la principal explicación de Vietnam. Al menos
desde Kennedy, todos los presidentes tenían claro que era imposible ganar y sin
embargo tardaron años (y miles de vidas) en salirse, en gran parte por ese
consenso compartido, expresado más sucintamente por la doctrina Truman. (Para la guerra de Vietnam hay que ver este documental.)
A pesar de la
Guerra Fría, que tendía a llevar la política americana a la derecha, el rasgo
principal de la época fue el creciente impulso del liberalismo (hasta
1965-1968). El desarrollo principal en este sentido fue el movimiento por los
derechos civiles de los negros, tratando de concluir lo que la Guerra de
Secesión y la “Reconstrucción” habían dejado trunco. El avance en este sentido
fue impresionante; al mismo tiempo, sin embargo, fue insuficiente (en el
sentido de que generó cada vez más reclamos sustantivos cada vez más difícil de
satisfacer) y generó desde el comienzo una gran resistencia en el Sur (y
eventualmente una gran reacción en todo el país en la medida que la protesta se
tornó cada vez más violenta.) De esta época son la ley de derechos civiles de
1964 (“por lejos la ley más importante en la historia de las relaciones
raciales en EE.UU.” - l. 9015) y la ley de derecho al sufragio de 1965.
Esas dos leyes,
más leyes de ayuda federal a la educación y de reforma inmigratoria, marcan el
pico del liberalismo, guiado por la maestría legislativa de Lyndon Johnson y el
empuje que le dio el asesinato de Kennedy. “A ningún otro presidente le importó
tanto la política doméstica y los derechos civiles como a Johnson, y ninguno
desde FDR en los años 30 había llegado ni cerca a conseguir tantas leyes,
muchas de ellas esperadas por mucho tiempo por los partidarios de la reforma.
Hacia mediados de 1965, sin embargo, había señales de que la marea estaba por
bajar.” (l. 9750) 1968, con un aumento de la violencia (incluyendo los
asesinatos de M. L. King y Bobby Kennedy), fue el punto de inflexión hacia la reacción, que
llegó a su auge en 1972 con la elección de Nixon.
(No voy a defender
a Nixon, pero es curioso que Patterson, que claramente no quiere a Nixon y lo
hace responsable de la creciente polarización, no tiene más opción que marcar algunos de sus
éxitos. Por ejemplo, que logró “legislación significativa” entre 1969 y 1972,
incluyendo cambios que abren la puerta al “affirmative action” y la creación de
la agencia ambiental (EPA). Y en cuestiones internacionales que logró
finalmente salir de Vietnam, abrir relaciones con China y cierta pacificación
con la Unión Soviética - detente). Sea como fuera, “La escalada de demandas de
derechos después de 1965, y especialmente los disturbios urbanos (...) despertó
una reacción significativa, la más vívida de muchas consecuencias que surgieron
de la polarización de la era. Sobrevivió con creces a los 60.” (l. 11035)
Patterson acusa a Nixon de inflamar “esas ansiedades con el objetivo de
acercarlos, junto con blancos del sur, al partido Republicano.” (l. 12102) Eso
ocurrió, como atestigua la coalición de Reagan años después, en parte por
virtud de Nixon, en parte porque el compromiso de Johnson con los derechos
civiles expulsó del partido de Lincoln a muchos blancos en el Sur y en el Norte
(el mismo Johnson era consciente de esto.)
A pesar de esta
reacción, Patterson termina con una mirada optimista. Más allá de la reacción
violenta y de la polarización, mucho quedó. Principalmente, “la mayoría de las
personas se mantuvieron comprometidas después de 1974 con las leyes de derechos
civiles que habían transformado el estatus legal de las minorías desde 1974.
(...) Los americanos también continuaron apoyando altos niveles de gasto
interno para salud, educación y seguridad social (...) Un tercer legado liberal
de la era de la postguerra, los avances en las libertades civiles, también
sobrevivieron a los 70. (...) Otro objetivo de muchos americanos (...), mayor
elección personal, también avanzó con particular velocidad”. (l. 12944-12961)
“the dominant, increasingly celebrated trend of these
years was economic progress that ultimately—in the 1950s and 1960s—shot
millions of people into the ranks of the home-owning, high-consuming,
ever-bettereducated middle classes.” (l 1089)
“Output per employee increased by a remarkable 3.3
percent per year between 1947 and 1965, compared to rates of between 2 and 2.5
percent between 1900 and 1940 (and 1.4 percent between 1973 and 1977).” (l. 1101)
“Much of the hand-wringing about "mass
culture" in the 1950s came from the Left. From right-wing contemporaries
came different laments: over the rise of sexual liberation, juvenile
delinquency, and generational change.” (l. 5916)
“public opinion shifted decisively toward acceptance
of substantial American engagement with the rest of the world: the people,
following their leaders, developed large expectations about the role of
American foreign policy.” (l. 1410)
“Preventing the spread of Communism, after all,
remained the guiding star of American policy. Presidents Truman, Eisenhower,
and Kennedy had followed it, as had their partisan opponents. All three
Presidents had affirmed American support of South Vietnam and enunciated
versions of the domino theory as a rationale.” (l. 9997)
“The civil rights act was nonetheless a significant
piece of legislation, far and away the most important in the history of
American race relations.” (l. 9015)
“No other President cared so much as Johnson did about
domestic policies or about civil rights, and none since FDR in the 1930s had
come close to securing so many laws, many of them long awaited by reformers. It
was a high tide of American liberalism in the postwar era. By mid-1965, however,
there were signs that the tide was about to ebb.” (l. 9750)
“The escalating demands for rights after 1965, and
especially the riots, did more than bewilder people. They also aroused
significant backlash, the most vivid of the many reactions that arose amid the
polarization of the era. It long outlasted the 1960s.” (l. 11035)
“Far from trying to muffle the resentments of many in
the working and lower-middle classes, Nixon fanned their anxieties in the hope
of drawing them, along with southern whites, to the Republican party.
Hard-working and patriotic people, he said in 1969, were the "great silent
majority" of Americans.” (l. 12102)
“the majority of people remained committed after 1974
to the civil rights statutes that had dramatically transformed the legal status
of minorities since 1945. (…) Americans also continued to support higher levels
of domestic spending for health, education, and Social Security (…) A third
liberal legacy of the postwar era, advances in civil liberties, also survived
the 1970s. (…) Another goal of many Americans in the postwar era, greater
personal choice, also advanced with special speed”. (l. 12944-12961).
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