lunes, 17 de febrero de 2020

Hacedor de nuestra tradición


Me cansó un poco Borges, me digo, pero reviso El Hacedor (1960) y veo los temas y algunas citas y no puedo dejar de admirar al viejo Georgie. Es increíble lo que construyó a base de libros y obsesiones; como dice en el Epílogo a esta obra, “De cuantos libros he entregado a la imprenta, ninguno, creo, es tan personal”; y al mismo tiempo dice que “Pocas cosas me han ocurrido y muchas he leído.” (p. 248) De un poco de vida y mucha biblioteca, construye una obra interminable. Y cansadora, claro.
El Hacedor contiene poemas y breves ensayos. Tiene, cuando no, textos sobre la literatura, incluyendo al que le da nombre al libro, sobre Homero, el hacedor de la cultura occidental, y sobre Shakespeare (“Everything and nothing”). Todo texto sobre la literatura es, para Borges, autobiográfico, pero “Borges y yo” lo es más; allí habla de dos Borges, el que vive y el que escribe, que son el mismo y el otro, al punto que termina (alguno de los dos) el texto así: “No sé cuál de los dos escribe esta página”. (p. 197) Y en “La Luna”, entre otras cosas, hace mención a quienes “ejercemos el oficio / de cambiar en palabras nuestra vida.” (p. 208) Su vida son los libros y termina en libros.
La colección tiene también textos sobres las obsesiones de Borges: los tigres (“Dreamtigers” y “El otro tigre”, donde se vuelve a mezclar la literatura con la realidad), los espejos (“Los espejos velados”, “Los espejos”) y la filosofía, que es siempre en él, quizás, una búsqueda  religiosa. En “El ajedrez” vuelve a la idea de una cadena infinita (como en “Las ruinas circulares”, por ejemplo): “Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. / ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza / de polvo y tiempo y sueño y agonías?” (p. 203)
Quizás más que en otras obras, hay muchos textos sobre la historia argentina o sobre la Argentina. Perón aparece en “El simulacro” y en el “Martín Fierro” (junto con Rosas, Mitre y otros); y en “Diálogo de muertos” Facundo Quiroga recibe a Rosas tras su muerte y comentan sobre la obra de un sanjuanino. En “Oda compuesta en 1960” trata de entender esta locura: “Eres más que tu largo territorio / y que los días de tu largo tiempo, / eres más que la suma inconcebible / de tus generaciones”. (p. 227)
Mientras tanto, el viejo Georgie te deja líneas inigualables; por ejemplo, dos de “Adrogué”, una en la que define “esa suerte / de cuarta dimensión que es la memoria” (p. 235); otra con esta imagen que es ritmo y onomatopeya: “la canilla periódica gotea” (p. 234). Cansador, pesado por momentos, pero imprescindible como hacedor de nuestra tradición.

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