Creo que Nothing to Lose es la peor de las novelas de Jack Reacher que he leído hasta ahora. Todo lo que me molesta de la serie Reacher está acentuado acá: que cae de casualidad en medio de un caso súper complicado, que siempre se acuesta con la chica más linda, que él solo arregla todo, como McGyver –en palabras de la chica de ocasión, “No sos un ministerio de justicia individual” (p. 523)– , la inverosimilitud del argumento, la caterva de clichés, etc.
El cliché máximo, en este
caso, es que la historia es la típica historia del pequeño pueblo en el que hay
un señor malvado que es el dueño de todo. Como en “El duro” (“Roadhouse”), acá
hay un señor malo –que es difícil de distinguir de Mr. Burns de los Simpsons– y
que es dueño de las vidas de todos: “‘El Sr. Thurman. Es el dueño de la
fábrica.’ ‘¿Y de este bar también?’. ‘Es el dueño de todo’” (p. 167). Sobre
este fondo de cliché, Child traza con total inverosimilitud tres tramas
paralelas. ¿Cuál es la probabilidad de que el pobre Reacher encuentre no uno
sino tres líos al mismo tiempo en un pueblito perdido en el Este de Colorado?
Lo mejor de todo es esta
frase matadora, que me resultó muy graciosa: “No busco una orden de
allanamiento. Espero a que oscurezca” (p. 482).
Originales de las citas
“You’re not a one-man
justice department” (p. 523).
“Mr. Thurman. He owns the
plant.” “And this bar, too?” “He owns everything” (p. 67).
“Reacher said, ‘I’m not looking for a search warrant. I’m waiting for dark’” (p. 482).
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