Mañana se cumple
un mes desde que murió mi viejo. El diácono del Jardín de Paz lo va a mencionar
en la misa de mañana y ninguno de sus deudos lo escuchará.
Mañana se cumple
un mes desde que murió mi viejo y junto con la tristeza más grande que sentí en
mi vida, que acecha en cada semáforo y en cada encuentro y cada vez que miro a
mis hijas o en abrazos que le doy a mi perro cuando estamos solos en casa, o en
cada mensaje de tantos amigos que están ahí, pendientes de mí, junto con esa
tristeza, tengo una enorme incredulidad y sorpresa.
Mi viejo se venía
muriendo hace cinco años por lo menos. O sea, todos nos estamos muriendo un
poco, pero él venía con otro ritmo, digamos, con otra pendiente en la
inexorable curva descendente. La muerte de mi viejo venía más anunciada que la
también acechante e inexorable devaluación del peso y sin embargo o por eso
mismo cuando ocurrió, no ese mismo día, sino desde el día siguiente al
entierro, mi cerebro no lograba comprender lo ocurrido. No tenía una
conversación significativa con mi viejo hacía más de cinco años (¿cuántas tuve
en los cuarenta y pico anteriores?) y sin embargo no entendía que ya no lo iba
a ver más. No entiendo que no lo voy a ver más. Que no vamos a hablar más,
tomando un whisky juntos (¿cuándo fue el último? ¡Qué pocos fueron!). No lo
entiendo. No me entra en la cabeza, amigos.
Y me sorprende
toda esta tristeza. Me sorprende porque lo venía esperando y procesando.
Escribí diez veces la muerte de mi papá. Hablé mil veces en terapia de él, de
nosotros, de la relación que pudimos y de la que no pudimos construir. De lo
que puse, de lo que traté. Entonces me sorprende esta tristeza, la siento, la
miro, la toco, la masajeo, la pienso y digo fah, mirá, ¿quién lo hubiera
esperado?, como cuando un jugador rústico tira un amague y decís ah, bueno, o
cuando una chiquita escondida debajo de ropa demasiado grande para ella de
pronto canta una estrofa y algo en tu corazón cambia por siempre. Ah bueno, no
sabía que eso era posible, que estaba dentro de las posibilidades.
La gente te dice
que es normal. Que no te preocupes. Que es lógico, que no es lo mismo cuando
ocurre, que tu papá será siempre tu papá sin que importe qué relación tuviste y
muchas cosas más. Está bien, no me preocupo. Pero me quiero sacar esta cosa de
la garganta, amigos; quiero volver, sentirme menos frágil, un poco más entero.
En verdad sí me
preocupo. Me preocupo porque a veces lo que quiero es quedarme en la cama y no
abrir las ventanas y ver series de las que no hay que pensar o jugar al mismo
football manager de hace quince años durante horas y días enteros. Y no da. El
mundo sigue adelante. La vida sigue. Mis hijas tienen que ir a la escuela. El
mundo te pide cosas. (La AFIP, por ejemplo. No saben las cosas que nos pide la
AFIP para que podamos pagar los impuestos del año pasado de mi papá muerto).
Ayer soñé cosas
raras que en algún momento de la noche pensé que tienen que ver con mi propia
mortalidad y que me ponían en situación infantil, en no poder hacer ciertas
cosas, impotencia, depender de otros. Hace un mes se murió mi papá y me da una
tristeza enorme no verlo más y entender que en algún lugar siempre me va a
faltar siempre me faltó siempre voy a estar en ese lugar del chico al que no le
dan mucha bola y al mismo tiempo, sí, al mismo tiempo, y aquí está la crueldad,
me dicen vos también te vas a morir. Como resultado de la misma operación no
querés vivir más, no querés enfrentar el mundo, querés acurrucarte en posición
fetal bajo una manta y te sentís un viejo decrépito que tiene que aprovechar
estos últimos meses o años que te quedan para vivir, para vivir, carajo, y
quizás ahí está la fuente de la tristeza y de la incapacidad para comprender.
O en el hecho, más
simple, más directo, de que hace un mes se murió mi viejo.
♥♥♥♥
ResponderEliminarNo por doloroso y triste tu comentario me parece extraordinario.Es difícil vivir y también es difícil enfrentar la muerte de un padre. Anunciada esperada o no, no importa, siempre nos queda-al menos a mi también- ¿el dolor? , ¿la tristeza? no se que expresión usar de todo el tiempo que ¿perdimos? ¿no tuvimos? No se .Yo que estoy grande tengo un monotema "el tiempo que dedique a mis "bienestar" tiempo que quité a mis hijos. A Arturo lo queríamos muchos. Te mando un abrazo
ResponderEliminarGracias, Carlos. Gran abrazo.
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