Tras la primera ronda, la campaña de Filmus siguió deshilachada. Por un lado, vinieron los spots y los carteles de los corazones. Me pareció una línea interesante, salvo que a esta altura de la contienda, y después de que sectores afines a él criticaran los globos de PRO, sonaba un poco fuera de personaje. Pero los corazones intentaban hablarle a la gente de temas que le importan a la gente (“más salud, más educación”, etc.) Por otro lado, esta semana vi una línea de afiches de vía pública que es una vuelta a lo habitual: es decir, a un discurso para politizados, en lugar de un discurso para el votante medio. El que motiva este post, además, usa un verbo que yo nunca usaría en este contexto: resignación.
“No te resignes. Ahora votá Filmus”. ¿A quién le habla? ¿Por qué no votar a Filmus sería resignarse? Me parece que el único votante que puede “resignarse” es justamente el de Filmus: “bueno, perdimos, ni voy a votar”. No creo que sea un mensaje que logre atrapar a quienes no votaron ni a Filmus ni a Macri en primera vuelta. Al final de cuentas, el mensaje parece para los propios: no nos resignemos, sigamos adelante, luchemos un poquito más, aunque en el fondo sabemos, íntimamente, que no hay manera de torcer la historia. De alguna manera, es llamarse a no hacer lo que no puede dejar de hacerse.
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