martes, 26 de julio de 2011

El discurso más chivo

No está bueno perder pero se puede perder bien y se puede perder mal. No es una cuestión de honor o cosmética; Cavallo perdió tan mal que en su derrota eliminó sus chances de alguna vez ganar. Macri perdió bien en 2003 y pudo ganar en 2007.
Lo de Agustín Rossi ayer fue sacado del manual del candidato que perdió. Hizo todo lo posible por no perder dos veces, por minimizar la derrota y por circunscribirla a su propia persona. Cuando alguien gritó “traidor”, negó la traición: la derrota es nuestra responsabilidad, decía. A pesar de que el FPV nacional lo dejó totalmente solo en la derrota, él desligó a su jefa: “los responsables de una elección somos los candidatos”, dijo, y llamó a trabajar a favor de la candidatura de Cristina hacia octubre. (De paso, digamos que Cristina es una perdedora de la elección de Santa Fe, porque ella la nacionalizó innecesariamente, pero que la derrota de Rossi no significa una derrota en octubre). Finalmente, lejos de los dichos de Aníbal Fernández, Fito Páez y compañía tras la derrota de Filmus, “El Chivo” Rossi dijo: “no hay que enojarse, hay que aprender".

Agustín "El Chivo" Rossi en un afiche de campaña.

Mientras escuchaba el discurso lo seguía por Twitter y me encontré, como no pocas veces, de acuerdo con Marcelo Parrilli: “Que mugre son los funcionarios nacionales del kirchnerismo. No hay uno solo junto a Rossi. Se escondieron todos en Bs. As.”, dijo. Quizás no hubiera dicho “mugre”, pero lo cierto es que Rossi les jugó muy bien y lo dejaron solo. Alguno podrá decir que sólo hablo bien de kirchneristas cuando están en la derrota; no sé, veremos; mientras tanto, mi reconocimiento a Rossi por responder muy bien ante el discurso más chivo. Tarde o temprano, le vendrá bien.

2 comentarios:

  1. Coincido, cualquiera haya sido el motivo por el que nadie del Kirchnerismo lo acompañó, quedó un tanto flojo - por no decir muy - y él se las arregló solito.
    Del Sel por otro lado, no me gustó tanto el discurso que dio, y hasta me hizo sentir que la tremenda elección que hizo ahora se dio por una suerte de alineación de los planetas a su favor, pero no me lo imagino en 4 años reapareciendo con la misma suerte. Ojalá me equivoque!

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  2. Gracias por el comentario, Anita. Cuatro años son una eternidad...

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