lunes, 1 de julio de 2019

Locura



No sé muy bien cómo encarar esto porque leí una traducción del inglés, cosa que hago poco, y de poesía, que leo poco, y no sé hablar de poesía porque yo
prosa.

Pero leí El libro de la locura de Anne Sexton traducido por Noe Torres
porque está traducido por Noe Torres
amiga y
genia.

En general no leo traducciones del inglés porque prefiero leer en el original. Las veces que por alguna razón intento hacerlo me pasa mucho esto: que traduzco de vuelta al inglés, que me pregunto frente a algunas palabras cuál habrá sido la palabra en inglés. Por eso, creo que lo mejor que se puede decir de una traducción es que no parece una traducción; el mejor elogio que se le puede hacer a un traductor es “no te vi ahí”. Y eso le dije a Noe,
amiga y genia,
que por largos momentos de lectura me sumergí en palabras y me olvidé de que eran palabras traducidas y que eran un poco las suyas. El traductor, como el escritor fantasma, arroja las palabras y esconde la mano.

El libro reúne dos partes que yo encuentro muy dispares pero, de vuelta, ¿qué se yo de poesía? La primera parte, “Treinta poemas”, me pareció muy superior a la segunda, “Los papeles de Jesús”, que me pareció laxa, efectista.
Los primeros poemas, en cambio, me convocaron, con sus temas de maternidad, madres, hijas, padres, mujeres, niñas que crecen y ganan y pierden, y locura, muerte, enfermedad.
¿Qué se puede decir de la poesía si no eso?
que te convoque a seguir
que te conmueva
que te asombre
y que agrande tu mirada del mundo
sin saber muy bien cómo
precisamente
logró hacerlo.

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