lunes, 15 de julio de 2019

Un amor improbable



Hace unos años, mi amigo Andy Anderson empezó a postear en Facebook diálogos desopilantes con su suegra. Hace unas semanas, tomando un café, me entregó una de las últimas copias de Los diálogos impares, un libro donde recoge esos diálogos. Qué buena idea la de publicarlos, le dije en ese café. Bueno, me respondió, vos fuiste uno de quienes me sugirió que lo hiciera.
No digo esto para darme méritos. No era tan difícil identificar que ahí, en la persona de la suegra y en la relación entre él y ella, había un tema digno de un libro. Si la mitad de lo que dice Andy en el libro es cierto, estamos frente a un personaje francamente único. (Y si no lo es, se trata de un personaje literariamente divertidísimo y verosímil, por lo que, como lector, poco me importa la veracidad.) Lo difícil era darle a esos diálogos, a ese personaje y a esa relación, una forma que fuera más allá de un catálogo de anécdotas divertidas; y hacerlo sin salir del formato básico de diálogos: y Andy lo logra.
Utilizando su expertise de publicista, Andy logra con un puñado de diálogos retratar a una persona única y darle a esta historia un formato casi de novela. Los diálogos impares puede leerse como un Bildungsroman muy particular, en el que el protagonista no es una persona sino una relación; una relación entre una madre y el novio de su hija, una relación que comienza tirante y que va creciendo y madurando. Es la novela de un amor improbable, de una relación que pasa del conflicto puro a la tolerancia y la comprensión y el amor, y que, como tantos Bildungsroman, tiene que terminar con la historia de cómo esa historia se convierte en libro.

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