Leí The Emperor’s Children, de Claire
Messud, y me pareció una novela extraordinaria.
En los meses
previos al 11 de septiembre de 2001, tres amigos de alrededor de 30 (Danielle,
Marina y Julius) tratan de encaminar sus vidas o aceptar que la cosa les está
costando más de lo que esperaban. Alrededor de ellos, el padre de Marina,
Murray, presenta una sombra formidable, la madre es una figura de entereza, el
sobrino de 18 (Bootie) rompe los esquemas mientras su madre sufre y un
periodista australiano juzga todo desde afuera (o adentro).
Como un soldado de
infantería, Messud dispara y se mueve, dispara y se mueve. La novela está
armada en primeras terceras sucesivas; es decir, cada capítulo sigue a un
personaje y sus pensamientos (primera persona) pero bastante desde afuera
(tercera persona). Tanto que al final no podemos decir que haya un héroe o
heroína de la novela sino por lo menos cinco personajes principales (los tres
amigos, Murray y Bootie). Y está bien, porque no hay un héroe bien construido y
un conjunto de cartones pintados alrededor, sino unos cuantos personajes bien
construidos, cada uno protagonista de su historia. Así, por momentos el libro
parece una tragedia con Murray de héroe y otras un Bildungsroman con los otros
cuatro y en el fondo es todo eso o nada de eso. De la misma manera, el título
del libro hace referencia al libro que escribe Marina (sobre los usos de la
moda infantil en la sociedad), a los amigos como hijos del imperio a punto de
ser atacado, a la hija y los amigos de Murray o al hecho de que el emperador,
todos los emperadores, están desnudos, que cada una de nuestras vidas está
condenada al fracaso.
Messud teje todo
esto con una prosa densa, de muchas subordinadas, logrando una musiquita muy
especial de la que siempre querés un compás más y así va tejiendo y moviendo
hasta que todo cambia al final o, quizás, nada cambia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario