Hoy a la mañana me desperté temprano, antes de que sonara la alarma, y me quedé en la cama leyendo Extremely Loud and Incredibly Close, de Jonathan Safran Foer. Al rato estaba llorando. Leía y lloraba, pasando las páginas del Kindle con el dedo que secaba las lágrimas, pensando qué lindo que es que un libro te pueda movilizar así, pensando qué hijo de puta este Jonathan que me lo hace de nuevo porque si no llegué a las lágrimas con Everything is Illuminated estuve cerca, pensando en ese chico y su padre y su abuelo, porque el libro, aunque sea sobre el 11 de septiembre y sobre el duelo y el dolor es, para mí, antes que nada, sobre padres e hijos, y pensando en mi viejo, claro.
Extremely Loud and Incredibly
Close es la historia de Oskar Schell, un niño de nueve años que para mí
tiene rasgos del espectro (aunque no hay nada definitivo al respecto en la
novela y según este blog Foer dice que no y yo soy un normativizador feo malo
caca por pensarlo). Más importante, Oskar está pasándola muy mal porque hace un
año su padre murió en las torres gemelas en los ataques terroristas del 11 de
septiembre de 2001. Ese día, Oskar había llegado a la casa de la escuela y
había escuchado, así chiquito como era, los mensajes que había grabado en el
contestador su padre desde la torre. Al año, cuando conocemos a Oskar, el niño
encuentra una llave que supone que pertenecía al padre y comienza la búsqueda del
candado correspondiente por toda Nueva York. (Pienso ahora cuán masculino el
tema de buscar donde meter eso que tiene él ahí). Buscando el candado para su
llave, Oskar está buscando más bien otra cosa, claro; está buscando aceptar la
muerte de su padre, está buscando aceptar que su madre puede tener un “amigo”, está buscando encontrar
la manera de seguir adelante sin su papá.
La novela también va hacia atrás, relatando parte de la historia
familiar: del padre de Oskar y, sobre todo, de sus abuelos paternos. Sus
abuelos son sobrevivientes de los bombardeos a Dresden en la Segunda Guerra
Mundial, en los que no sobrevivió la hermana de la abuela, que era la novia del
abuelo, y que estaba embarazada. (Dresden en la literatura es Slaughterhouse-Five de Vonnegut, claro). Aunque el narrador principal de la novela es
el propio Oskar, Extremely Loud...,
como Everything is Illuminated, se
construye con distintos tipos de textos o distintos narradores. En este caso con la narración de Oskar y con cartas que la abuela le escribe a
Oskar y el abuelo al padre de Oskar. Hay también un texto totalmente distinto de los demás,
que Oskar elige compartir con su clase en la escuela: una entrevista de una
madre japonesa sobreviviente de una de las bombas atómicas que relata cómo
murió su hija ese día. Ese texto, la decisión de Oskar de elegir compartir ese
texto, subraya el tema del duelo, y del duelo por un padre o hijo y por un
hecho extraordinario: madre-hija en la bomba atómica de Nagasaki, novio-novia e
hijo no nacido en el gran bombardeo de Dresden, padre-hijo e hijo-padre en las
torres gemelas.
Sea como sea, la búsqueda de Oskar, con las limitaciones del caso
porque es un niño muy chico que está muy solo, y por las limitaciones propias
por ser de alguna manera neurodiverso, te rompe el corazón. La novela ha sido
criticada por ser un poco artificiosa (el abuelo en Dresden, el padre en las
torres gemelas) pero cualquiera que te haga sentir sólo con palabritas algo así
como lo que sentí yo merece un reconocimiento; alguien que me mueva como me
movió Foer a seguir leyendo porque quería seguir acompañando al bueno de Oskar
en su proceso es algo especial.
Terminé el libro así, leyendo en el Kindle tempranísimo, con los ojos rojos, y al rato me llegó el mail de todas las mañanas que me manda el New York Times con la palabra del día. “Patrilineal”, decía, “Relating to or based on relationship to the father or descent through the male line”. “Patrilineal. Relativo a o basado en la relación al padre o la descendencia a través de la línea masculina.”
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