Volví a ver, después de muchos años, The Pacific, una miniserie de diez capítulos sobre el teatro del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. La serie está bien, pero está tan lejos de su antecesora Band of Brothers que no puede sino dejar gusto a poco.
Ambas miniseries comparten no sólo el tema más amplio, sino a sus creadores, Tom Hanks y Steven Spielberg. La Segunda Guerra Mundial es claramente un tema de interés para Spielberg, quien dirigió al menos cuatro películas sobre la guerra o relacionadas con ella (1941, Empire of the Sun, Schindler’s List y Saving Private Ryan). En esta última, de 1998, Spielberg dirige a Tom Hanks, y después Hanks y Spielberg producirán juntos tanto Band of Brothers (2001) como The Pacific (2010).
Band of Brothers es simplemente extraordinaria; la vi entera por lo menos cuatro veces y no descarto volver a verla. Sigue a una unidad específica de paracaidistas durante el conflicto, desde su entrenamiento inicial hasta la desmovilización final. Eso ayuda a darle continuidad y permite ahondar en algunos personajes que estarán presentes en todos o casi todos los episodios.
Esas son probablemente las cosas que hacen menos disfrutable a The Pacific, que en lugar de seguir a una unidad, va contando las historias de tres personajes que no se relacionan entre sí (más allá de que los tres son marines y combaten en el mismo teatro de operaciones). Las historias quedan un poco fragmentadas, no se unen demasiado bien, y no logramos conectar mucho con ellos (y mucho menos con los personajes secundarios). Los tres personajes son John Basilone, Robert Leckie y Eugene Sledge; de hecho, la miniserie está basada en los libros de los últimos dos (With the Old Breed: At Peleliu and Okinawa, de Sledge, y Helmet for My Pillow, de Leckie).
Más allá de lo que falta, lo que sí logra transmitir la serie es la increíble brutalidad del teatro del Pacífico, que según recuerdo también se ve en Empire of the Sun. Las acciones bélicas en Europa estuvieron más o menos enmarcadas dentro de las reglas aceptadas de la guerra; las del Pacífico mucho menos, y mucho más motorizadas por el odio racial de los occidentales y el fanatismo religioso-político de los japoneses (que venían de cometer todo tipo de atrocidades en China y Corea). Años después de ver por primera vez The Pacific, en 2014 estuve en el Museo Nacional de la Guerra del Pacífico, un museo increíble para entender mejor qué pasó en ese teatro del que solemos saber mucho menos que del europeo. El museo está en Fredericksburg, Texas, porque allí nació el comandante americano del teatro, el almirante Nimitz. Aunque menos educativa que el museo y no tan buena ficción como Band of Brothers, valió la pena ver The Pacific la primera vez, aunque no tanto la segunda.