El domingo 22 de
octubre, mientras el país votaba, yo terminé de leer From Colony to Superponer. U.S. Foreign Relations since 1776, de
George C. Herring, parte de la Oxford History de Estados Unidos. La colección
está pensada en 12 volúmenes, 11 divididos cronológicamente y este
temáticamente, concentrándose en las relaciones externas de EE.UU. De los 11
temáticos, leí 7, 3 no han sido publicados aún, y me falta el último, que va de
Watergate a Bush vs Gore y que no creo que vaya a leer. Tampoco voy a leer los
dos primeros, aún no publicados, que van a ser previos a la independencia. Es
decir que quedé a un solo libro de terminar el proyecto, el de Bruce Shulman
sobre el período 1896-1929, que es, de hecho, el período que quizás más me
interesa. Así las cosas.
¿Qué decir sobre From Colony to Superpower? Lo primero
que debo decir es que debe ser el libro que más tardé en leer en mi vida. Lo
compré en diciembre de 2021, lo empecé a leer en algún momento de 2022 y luego
lo dejé porque pasaron cosas, y lo retomé en algún momento de este año, hace
quizás dos meses. Segundo, creo que está bueno haberlo leído para tener una
mirada general sobre la historia de las relaciones internacionales de EE.UU.,
pero sobre todo creo que hay que pensarlo como un libro de consulta, al que
podría acceder para ver, por ejemplo, la próxima vez que haya una intervención
de EE.UU. en Medio Oriente. En fin…
Finalmente, me voy
a concentrar en algunos puntos que hace el autor en la introducción. Primero,
contraria a la lógica “aislacionista” de algunos actores presentes y pasados,
“La política exterior ha sido central a la experiencia nacional desde el comienzo.”
Más allá de ese “mito” aislacionista, “desde 1776 en adelante, Estados Unidos
ha sido un jugador activo e influyente en los asuntos globales. La política
exterior ha tenido un enorme impacto en la vida americana.” Ligado con esto,
“Los americanos se piensan a sí mismos como amantes de la paz, pero pocas
naciones han tenido tanta experiencia en guerras como Estados Unidos” (p. 1).
Luego, el autor
comenta algunas peculiaridades americanas en lo que hace a la política
exterior. “Los americanos han tenido miradas decididamente diferentes sobre el
orden internacional y su lugar en él. Por un lado, han sido atraídos por las
riquezas del mundo. (...) Por el otro, los americanos a menudo se han visto a
sí mismos como un pueblo aparte.” (p. 2-3)
La idea de una “misión
providencial ha motivado un deseo a hacer el bien en el mundo” pero también ha
“engendrado arrogancia” (p. 4). Así, hay una tendencia de “fervor ideológico y
mesianismo” pero también un pragmatismo muy americano que llevó a cierto
“idealismo práctico”, representado por Franklin, Lincoln y F. D. Roosevelt. (p.
5) Como norma, los principios cuentan, más allá de las obvias excepciones.
Herring dice que más que aislacionismo hay una fuerte y recurrente tendencia
unilateralista en esta historia; el unilateralismo le sirvió bien en su primer
siglo y medio “pero también generó cierto espíritu provinciano engreído y la
sospecha hacia instituciones internacionales, además de indiferencia e incluso
hostilidad hacia otros pueblos y culturas.” (p. 7) Otras peculiaridades vienen
de su sistema político democrático y de su orden constitucional.
Con todo esto,
“han sido agresivamente e implacablemente expansionistas” y, a pesar de una
opinión popular contraria, “Estados Unidos ha sido espectacularmente exitoso en
su política exterior” (p. 9). Así y todo, “no pudo asegurar completamente estar
libre del miedo como deseaba George Washington.” (p. 10)
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