lunes, 4 de diciembre de 2023

Millennials

 


Leí Beautiful World, Where Are You, de Sally Rooney, de quien leí también Normal People. Debo decir que odié el final de Beautiful People… (que no voy a spoilear) y disfruté algo la mayor parte del libro. No un montón, no muchísimo, no sé si llega a bastante, pero por momentos avanzaba rapidísimo en la lectura.

La novela trata sobre las relaciones entre cuatro personajes: Eileen y Simon se conocían de chicos, aunque Simon era más grande, y siempre hubo algo ahí. Luego Eileen se conoció en la universidad con Alice, que con el tiempo devino una novelista exitosa, tuvo un breakdown, y se fue a vivir a un pueblo donde conoce a Felix a través de una aplicación. En ese momento empieza la trama que relaciona a estos cuatro millennials: Alice la novelista exitosa, Eileen la literata frustrada, Simon el abogado de izquierda y Felix que trabaja en un depósito.

Todo eso se estructura en dos tipos de textos. Por un lado, tenemos el relato en una tercera persona que busca ser muy tercera, muy objetiva, y que por momentos parece casi un guión o acotaciones teatrales, pero que por momentos no me parece aceptable, porque no es realmente una mirada objetiva sino que trata de aparentar objetividad. Por ejemplo, conocemos a Eileen en un capítulo que empieza así: “A las doce y veinte de un miércoles, una mujer estaba sentada detrás de un escritorio en una oficina compartida en el centro de Dublín, escroleando para abajo en un documento de texto.” (p. 19) O, hacia el final de una secuencia importante: “El mar hacia el oeste, el largo de una tela oscura. Y hacia el este, subiendo y a través de las rejas, la vieja rectoría, azul como la leche. Adentro, cuatro cuerpos durmiendo, despertando, durmiendo nuevamente.” (p. 258) Por otro lado, están los mails que se mandan entre Eileen y Alice, donde es todo subjetividad, pero que progresivamente me fueron aburriendo, y hasta irritando, sobre todo cuando se convierten en una crítica cultural de esta izquierda light tan millennial (la misma que está del lado equivocado en Medio Oriente en estos momentos, aunque no hay nada del tema en la novela, por supuesto) que encuentro tan irritante por livianita.

También me irritaba Eileen, la millennial patrón, con su neurosis galopante, pero eso en el fondo es lo que está bien del libro, la descripción de esta generación que no logra separarse de sus propios ombligos. Mujeres y varones de edad adulta que sigue comportándose un poco como adolescentes sin encontrar la manera de salir de su loop. Dice Eileen: “La gente de nuestra edad se casaba y tenía hijos y amantes, y ahora todos son solteros y viven con compañeros de departamento a los que nunca ven” (p. 186). La soledad de los hiperconectados, que no pueden decirse las cosas, que no pueden comunicarse, queda más puesta en evidencia por Felix, que dice cualquier cosa, sin mucho freno, sin ningún tacto, y que me resultó el personaje más querible. (Un ejemplo gracioso de Felix siendo Felix: "Digo, en serio, creo que si todos los hombres que se hayan portado más o menos mal en algún momento en un contexto sexual de golpe se murieran mañana, quedarían tipo once hombres vivos.” - p. 136).

Así que así los vemos a estos cuatro chicos, durante 250 o 300 páginas, tratando de darse cuenta de cómo va la cosa (como le dice Eileen a Alice en uno de esos mails: “¿Qué si estas cosas suben y retroceden naturalmente, como las mareas, mientras el significado de la vida se mantiene siempre igual - sólo vivir y estar con otras personas” - p. 161) y nos divertimos un poco y nos irritamos un poco y a veces los entendemos un poco y otras les decimos grow up already y después viene ese final que bueno, no voy a spoilear.

 

Originales

“At twenty past twelve on a Wednesday afternoon, a woman sat behind a desk in a shared office in Dublin city centre, scrolling through a text document.” (p. 19)

“The sea to the west, a length of dark cloth. And to the east, up through the gates, the old rectory, blue as milk. Inside, four bodies sleeping, waking, sleeping again.” (p. 258).

“People our age used to get married and have children and conduct love affairs, and now everyone is still single at thirty and lives with housemates they never see.” (p. 186).

"I mean honestly, I think if every man who had ever behaved somewhat poorly in a sexual context dropped dead tomorrow, there would be like eleven men left alive.” (p. 136).

“What if these things just rise and recede naturally, like tides, while the meaning of life remains the same always - just to live and be with other people?” (p. 161).

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