miércoles, 14 de junio de 2023

Un mes

 

Mañana se cumple un mes desde que murió mi viejo. El diácono del Jardín de Paz lo va a mencionar en la misa de mañana y ninguno de sus deudos lo escuchará.

Mañana se cumple un mes desde que murió mi viejo y junto con la tristeza más grande que sentí en mi vida, que acecha en cada semáforo y en cada encuentro y cada vez que miro a mis hijas o en abrazos que le doy a mi perro cuando estamos solos en casa, o en cada mensaje de tantos amigos que están ahí, pendientes de mí, junto con esa tristeza, tengo una enorme incredulidad y sorpresa.

Mi viejo se venía muriendo hace cinco años por lo menos. O sea, todos nos estamos muriendo un poco, pero él venía con otro ritmo, digamos, con otra pendiente en la inexorable curva descendente. La muerte de mi viejo venía más anunciada que la también acechante e inexorable devaluación del peso y sin embargo o por eso mismo cuando ocurrió, no ese mismo día, sino desde el día siguiente al entierro, mi cerebro no lograba comprender lo ocurrido. No tenía una conversación significativa con mi viejo hacía más de cinco años (¿cuántas tuve en los cuarenta y pico anteriores?) y sin embargo no entendía que ya no lo iba a ver más. No entiendo que no lo voy a ver más. Que no vamos a hablar más, tomando un whisky juntos (¿cuándo fue el último? ¡Qué pocos fueron!). No lo entiendo. No me entra en la cabeza, amigos.

Y me sorprende toda esta tristeza. Me sorprende porque lo venía esperando y procesando. Escribí diez veces la muerte de mi papá. Hablé mil veces en terapia de él, de nosotros, de la relación que pudimos y de la que no pudimos construir. De lo que puse, de lo que traté. Entonces me sorprende esta tristeza, la siento, la miro, la toco, la masajeo, la pienso y digo fah, mirá, ¿quién lo hubiera esperado?, como cuando un jugador rústico tira un amague y decís ah, bueno, o cuando una chiquita escondida debajo de ropa demasiado grande para ella de pronto canta una estrofa y algo en tu corazón cambia por siempre. Ah bueno, no sabía que eso era posible, que estaba dentro de las posibilidades.

La gente te dice que es normal. Que no te preocupes. Que es lógico, que no es lo mismo cuando ocurre, que tu papá será siempre tu papá sin que importe qué relación tuviste y muchas cosas más. Está bien, no me preocupo. Pero me quiero sacar esta cosa de la garganta, amigos; quiero volver, sentirme menos frágil, un poco más entero.

En verdad sí me preocupo. Me preocupo porque a veces lo que quiero es quedarme en la cama y no abrir las ventanas y ver series de las que no hay que pensar o jugar al mismo football manager de hace quince años durante horas y días enteros. Y no da. El mundo sigue adelante. La vida sigue. Mis hijas tienen que ir a la escuela. El mundo te pide cosas. (La AFIP, por ejemplo. No saben las cosas que nos pide la AFIP para que podamos pagar los impuestos del año pasado de mi papá muerto).

Ayer soñé cosas raras que en algún momento de la noche pensé que tienen que ver con mi propia mortalidad y que me ponían en situación infantil, en no poder hacer ciertas cosas, impotencia, depender de otros. Hace un mes se murió mi papá y me da una tristeza enorme no verlo más y entender que en algún lugar siempre me va a faltar siempre me faltó siempre voy a estar en ese lugar del chico al que no le dan mucha bola y al mismo tiempo, sí, al mismo tiempo, y aquí está la crueldad, me dicen vos también te vas a morir. Como resultado de la misma operación no querés vivir más, no querés enfrentar el mundo, querés acurrucarte en posición fetal bajo una manta y te sentís un viejo decrépito que tiene que aprovechar estos últimos meses o años que te quedan para vivir, para vivir, carajo, y quizás ahí está la fuente de la tristeza y de la incapacidad para comprender.

O en el hecho, más simple, más directo, de que hace un mes se murió mi viejo.

4 comentarios:

  1. No por doloroso y triste tu comentario me parece extraordinario.Es difícil vivir y también es difícil enfrentar la muerte de un padre. Anunciada esperada o no, no importa, siempre nos queda-al menos a mi también- ¿el dolor? , ¿la tristeza? no se que expresión usar de todo el tiempo que ¿perdimos? ¿no tuvimos? No se .Yo que estoy grande tengo un monotema "el tiempo que dedique a mis "bienestar" tiempo que quité a mis hijos. A Arturo lo queríamos muchos. Te mando un abrazo

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