El viernes pasado, los principales líderes de la oposición dieron a conocer un documento titulado “El deber de cuidar la Democracia”. El documento significa una fuerte denuncia a un gobierno que se pone muchas veces al margen de la ley, un gobierno que constituye una amenaza para la vigencia de la Constitución Nacional. Por eso, el documento dice que la “democracia argentina debe ser cuidada y protegida de acciones de intolerancia, de persecuciones, de señalamientos, escraches o cualquier intento de discrecionalidad en el uso de los recursos que el mismo Estado posee.”
Si el gobierno es así y el objetivo es cuidar la democracia, la tarea es ganar las elecciones de octubre y el dilema es cómo hacerlo. En La Nación de hoy, Carlos Pagni se pregunta si es mejor con un gran acuerdo opositor o con dos conglomerados (uno de centroizquierda y otro de centroderecha). Lo mismo hizo hace unas semanas Lucas Llach.
En una entrevista que le realizó Jaime Rosemberg y que La Nación publicó el domingo, Mauricio Macri dio a entender que estaría dispuesto a bajar su candidatura presidencial para hacer una gran alianza lo que, por supuesto, fue rechazado por Elisa Carrió. Por ello, me inclino más para octubre por los dos polos opositores. El documento firmado el viernes, igual que otro específico sobre políticas públicas firmado en diciembre, muestra que los partidos de la oposición pueden dialogar y llegar a consensos aunque les cueste más un armado electoral.
Afiche del Encuentro de Políticas Públicas realizado en diciembre.
Hay más acuerdos de lo que parece a primera vista.
Mientras tanto, el fin de semana se bloquearon los accesos a otros dos diarios, esta vez en Córdoba. Cuanto más de esto se produzca, menores serán las probabilidades de reelección, a pesar del crecimiento de la economía y del boom de consumo. Dicho de otra manera, para cuidar la democracia hay que ganar en octubre, y cuanto menos cuida el gobierno a la democracia, más probabilidad hay de ganar.
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