Hoy se cumplen 25 años de una jugada eterna. El 22 de junio de 1986 Diego Maradona se consagró realizando un gol extraordinario. La jugada es eterna por su propia factura, es decir, por su belleza intrínseca; es eterna por su consecuencia, ya que en parte gracias a ella Argentina terminó consagrándose campeón del mundo; y es eterna por su circunstancia: un partido de eliminación directa, en la máxima cita del fútbol internacional, y nada menos que contra Inglaterra, inventor del juego y por entonces reciente enemigo en la guerra de Malvinas. Es eterna también por todo lo que sucedió relacionado con la jugada desde entonces: el otro gol, Maradona en Oxford, Maradona y la pelota no se mancha, todo Maradona, Valdano contando atónito que en el vestuario Maradona le dijo que todo el tiempo estaba mirándolo y tantas cosas más.
Acá está, acompañado de un relato eterno, que ayudó a eternizar la jugada.
La veo de vuelta, con el relato de Víctor Hugo, y me vuelvo a emocionar. Recuerdo perfectamente dónde estaba y qué hice: corrí a abrazarme con mi viejo, pero luego me detuve en la mitad y volví porque no quería perderme la repetición. La veo de vuelta y la jugada es tan eterna como siempre, aunque los personajes (el propio Diego y el mejor relator que yo haya escuchado) ya no son los mismos; han perdido su lustre, al menos en mis ojos. No han podido escapar a la máxima del tango “Esta noche me emborracho”, de Enrique Santos Discepolo: “Fiera venganza la del tiempo, que goza en ver deshecho, lo que uno amó”.
La jugada sí. Por más tiempo que pase, es imposible deshacerla. Es una jugada eterna.
es lejos lo mejor que hizo Maradona y tambien lejos lo mejor que hizo Victor Hugo.
ResponderEliminarAl fin alguien le da bola a este post... Quién hubiera dicho que Varsky iba a mencionar el de política y no el de deportes? En todo caso, gracias Garrafa por el comentario.
ResponderEliminarmuy bien pibe AGUANTE el DIEGO!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarMax