El caso Bonafini – Shoklender no para de sorprender y por eso vuelvo a pesar de ya haber hablado acá y acá. Es que los dichos de ayer de Bonafini realmente llaman la atención. La parte de la lucha de clases suena tan fuera de época como aquel cartel de “Socialismo o muerte”. Dijo Bonafini: "Las Madres siempre hemos seguido el camino de los hijos. Y nuestros hijos sabían qué significaba la ética, la solidaridad, la igualdad, el amor, la comprensión, el compañerismo. Eran de nuestra clase. Las otras clases sociales hacen esto que hacen: le ponés la mano y te la comen."
Si no estuviera la cuestión Morgado – Rachid dando vueltas, presentaría una denuncia al INADI porque me siento discriminado por estos dichos. Pero más raro es esto de que las Madres siguen el camino de los hijos, ¿no? Porque normalmente, hasta donde sé, funciona más bien al revés, que los hijos siguen más o menos el camino de los padres (con algo de suerte y bastante psicoanálisis, lo harían de manera más consciente y poniendo en juego lo propio). ¿Nos estará queriendo decir algo Bonafini con esa inversión generacional de papeles? Quizás se esté excusando: si su "hijo" Sergio Shoklender resultó un ladrón, ¿no nos estará diciendo Bonafini que si algún peso quedó en Madres fue por seguir, de manera más o menos consciente, a ese hijo?
Pero por supuesto lo más sorprendente es aquello que dijo Bonafini sobre la cárcel: “Tienen que ir a la cárcel para siempre y por eso estamos peleando”. O sea, Bonafini pudo perdonar a los Shoklender que mataran a sus propios padres; perdonarlos tanto como para hacer una suerte de adopción política de Sergio; pero no podría perdonar esta supuesta defraudación. ¿Una madre perdona el asesinato de una madre pero no un robo? Insisto que hay algo perverso en todo esto.
Hebe no necesita perdonar a los hermanos Schoklender porque no cree que, efectivamente, ellos hayan matado a sus padres. Pero asumamos, por un segundo, que ella sí lo cree: el parricidio no está motorizado por la avaricia (al menos en este caso) sino por un estado de demencia absoluta que lleva a un ser humano expuesto a determinadas situaciones a tomar una decisión incomprensible por el resto de los seres humanos. En cambio, robarle a una institución que trabaja a favor de los DDHH, tiene un móvil más ligado a la codicia que es menos perdonable en el conjunto de la sociedad que volverse loco y matar a sus padres.
ResponderEliminarEsto explica, entre otras cosas, la razón por la cual la sociedad perdona más un asesino de sus propios hijos como Barreda mucho más que a una ladrona como María Julia.
Saludos
Fede R.
Chapeau en tu comentario FELICITACIONES MAN !!!
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ResponderEliminarOsvaldo: gracias por el primer comentario y perdón por tener que eliminar el segundo; me pareció innecesario tildar de "idiotez" el contenido del comentario de otro lector. Espero que entiendas.
ResponderEliminarFede: no soy abogado, así que miré un poco el código penal. El art. 80 establece penas de 8 a 25 por homicidio; pero perpetua o indeterminada en caso de al menos uno de siete ocasiones adicionales; los Shoklender, hasta donde sé, tenían 3 de esos: ascendencia, alevosía (a la madre le partieron un fierro en la cabeza) y concurso premeditado de dos o más. Defraudación, malversación y hasta asociación ilícita, todas tienen penas mucho mayores. No existe algo "contra los organismos de DDHH"... Pero si fueras muy creativo podrías buscar algún delito "contra los poderes públicos y el orden constitucional"; alzarse en armas contra la Constitución va de 5 a 15 años.
Quiero decir, que algunos crean que las organizaciones de DDHH son intachables no convierte en ley de la Nación que deban ir en cana de por vida quienes les afanaren (suponiendo que eso es lo que hizo Shoklender y no afanarnos a nosotros, los ciudadanos).
By the way, Shoklender no fue declarado inimputable: no se volvió loco...