He ido unas cuantas veces a la Richmond. Me gustaban los sillones y el ambiente, pero los precios no se correspondían con la calidad. Por eso, y porque hay alternativas, estaba siempre más vacía que llena mientras a escasos metros, un local de la cadena Aroma explotaba de gente.
En Aroma te atendían mejor y las cosas salían la mitad; aún así, algunos, a veces, íbamos a la Richmond. ¿Por qué? Por el “patrimonio cultural”: porque era hermosa y uno tenía la impresión de que hacía algo más que tomar un café ahí, estaba siendo parte de una historia. Pero evidentemente eso no alcanza. Y esto no quiere decir que quiera un mundo sólo con Aromas y Starbucks: es más, si el Tortoni y el Margot y muchos más sobreviven es porque junto al patrimonio ofrecen algo más de valor al consumidor.
Si no alcanza, como en el caso de la Richmond, está bien que cierre y que la muerte de la Richmond dé paso a algo que sí alcance. Si son zapatillas o corpiños o latas de tomate yo no soy quién para juzgar, ni la Legislatura: son los consumidores los que dirán, con su dinero, si la propuesta de valor alcanza o no a pagar el alquiler y todo lo demás. No tiene sentido pagar como contribuyentes lo que no logramos sostener como clientes. Hacerlo significaría, en el fondo, un subsidio de los no clientes a los clientes (y un poquito también de los que no caminan por ahí a los que caminan por ahí).
El Estado de la Ciudad sí debería intentar preservar la estética, pero eso es válido tanto para la Richmond como para cientos de locales en el casco histórico que intervienen trágicamente edificios que supieron ser bellos. Hay muchísimo que hacer allí, pero que sea una intervención general que no desacople los deseos de los consumidores, por favor. La muerte de empresas es central al capitalismo porque permite asignar recursos a nuevas empresas que sirven mejor los deseos de los consumidores. Dentro de la ley, verificando que se cumplan los derechos de los trabajadores, acreedores, etc.: dejen morir en paz a la Richmond para que algo nuevo pueda nacer.
Estoy tan en desacuerdo que no se ni como empezar...pero lo central es que no somos un Universo de Consumidores sino de Personas.
ResponderEliminarTambién hay millones de consumidores que ven por ej Tinelli todos los días y que verían un poco más si Tinelli mostrara. No podemos dejar un país en manos del Mercado.
Abrazos polémicos.
yo no encuentro una línea en este post que no considere personas a las personas. las personas son, además, consumidores, entre otras cosas. más bien creo que el problema es cuando se los empieza a percibir como conceptos disociados y enfrentados. si protegemos a las personas jodiendo a los consumidores, tendería a pensar que vamos a terminar jodiendo a las personas. suele pasar.
ResponderEliminarHay muchas cosas que tiene valor mantener, mas alla de si hay o no mercado para ellas. No se el caso particular de la Richmond, pero si extendemos tu planteo a otras situaciones, me preocupa que el unico filtro sea si algo es o no demandado por el mercado.
ResponderEliminarNo me gusta, al menos no como criterio unico... es una version renovada de la supervivencia del mas apto, donde el que dicta quien queda y quien no es el consumo...no estoy de acuerdo, tiene que haber otras varas para medir.
Mas abrazos polemicos por mi lado, Fer.
Muchas gracias, gente. Acá algunos puntos:
ResponderEliminar(1) esto era una empresa dedicada al rubro gastronómico, no un museo ni un parque nacional.
(2) no dejo de pensar en personas (Carlos) ni digo que el único filtro sea el mercado (Claudio). Digo que si vamos a intervenir en un ámbito empresarial (ver punto 1) lo hagamos sin darle la espalda a los consumidores: "que sea una intervención general que no desacople los deseos de los consumidores, por favor".
3. ¿Cómo? No sé. Quieren dar un subsidio fijo por año por "gastos de conservación"; quieren expropiar y hacer un sistema de concesiones; veámoslo. Pero que el que opere esté sometido a la voluntad del consumidor.
4. Yo no pienso que "consumidorizo" a las pensemos. Al revés. Yo creo que muchas personas están dispuestos a pagar un cachito más por ir a un lugar bello y con historia, pero tampoco la pavada.
El problema con el planteo del punto (1) es que la Richmond no deja de formar parte de la historia de buenos aires, y en ese sentido, aplica su defensa y sustentación tanto como si fuera un parque nacional. De vuelta, no conozco el caso particular, pero evidentemente le aplica el caso de patrimonio cultural, ya que asi lo indicó la Legislatura.
ResponderEliminarPor otro lado, para mi, no esta bien convertirla en un Automac, solo porque de esa manera es sustentable como negocio, o sea, no estoy de acuerdo en que se convierta en un negocio de ropa (solo para aclarar, distinto me parece el caso de la libreria El Ateneo, ya que mal que mal, se perdio un cine, pero se mantuvo el edificio con todo su valor, con algo semejante desde la promocion de la cultura).
En cuanto al punto (2) mi posicion es que hay cosas que por suerte, estan mas alla del ambito y la logica empresarial...lo exceden...y de hecho, las propuestas del punto (3) en algun caso, no están sujetas a la voluntad del consumidor (si se subsidia de manera total la Richmond y se lo mantiene como centro cultural, aun si no va nadie, esta fuera de la logica empresarial).
Abrazos.
gran defensora del patrimonio histórico me siento. pero la richmond es fea y el servicio malo. perdón, me quedé corta, es horrible y cara. me alegro q no haya mutado a pizza café en los 90, con potus de plástico y luces de tubo blanco. prefiero una muerte digna.
ResponderEliminarpor favor, ni que fuera la confitería del molino.
Una confitería como esa no necesita ningun subsidio. Si la explotaran bien, seria como el Tortoni, los Angelitos, las Violetas.
ResponderEliminarEl tema es que no es una Confitería más por la historia que tiene.
Mucha gente no sabía que había muchos escritores que eran habitués de la Richmond: el Grupo de Florida (http://es.wikipedia.org/wiki/Grupo_de_Florida). Podrían haber explotado eso además de mejorar la atención, limpieza y menú.
Podés ver una propuesta ciudadana para salvarla, que le hicimos al Gobierno de la Ciudad y a la Comisión de Bares.
saludos
Fernando: los comentarios que me preceden dicen cosas interesantes... cuando te marcan que somos personas antes que consumidores, te introducen un concepto que no podés dejar de considerar: el impacto que tiene un negocio casi centenario en la sociedad. Del mismo modo que no se puede ignorar la importancia del sistema financiero, a cuyo rescate concurrió el Estado, y me imagino que eso no te debe haber molestado. Tal vez me equivoco, pero -pese a no conocerte- no te imagino diciendo "dejen morir a los bancos".
ResponderEliminarLa Richmond es parte de la historia de esta ciudad, sea legalmente protegida como Patrimonio o no... y por eso es necesario que la ciudadanía y el Estado actúen, pero, de qué manera? Ni los subsidios ni la expropoción son soluciones al tema, al menos no definitivas. Hay que respetar la propiedad privada, y como bien decís los bares no son museos, donde el Estado sí tiene que aportar fondos, pero tampoco son negocios que puedan crecer frente a competencias que cuentan con presupuestos cuantiosos de marketing para saber cómo y de qué manera dar un servicio. Te aseguro que en la misma cuadra de la Richmond, en ese Aroma atienden 10 mil veces peor que en la Richmond, y la comida también está sobrevaluada, es caro para lo que te dan, producido en serie supuestamente para abaratar costos y cuesta lo mismo almorzar ahí que un plato medio en la Richmond...
No se puede ver solamente la parte del negocio, pero tampoco negar. Por eso desde el grupo que coordino, 54Bares, elaboramos una propuesta, que justamente convoca al capital privado a presentar propuestas, si los dueños de la Richmond no lo quieren, están en su derecho, llegamos tarde. Pero podemos trabajar para que administradores privados hagan un gran negocio con otros bares históricos. Al fin y al cabo es un target que, si cierran todos los bares, estarán desatendidos.
No imagino que la Richmond o cualquier bar en crisis sobreviva tal como está(ba), con la misma carta, la misma mala iluminación, la misma dejadez... ahí está el tema, nadie quiere que siga para agonizar, lo que queremos es ver a nuestros bares notables florecer.
Te dejo la propuesta que de manera desinteresada dejamos en el área de Cultura y Patrimonio. Ojalá puedan avanzar, vamos a ponernos contentos los que frecuentamos bares con historia y también los que esperan hacer o ver hacer negocios :)
http://www.54bares.com.ar/la-propuesta-para-la-sustentabilidad-de-los-bares-notables-que-recibio-el-ministro-lombardi/
Gracias todos por sus mensajes.
ResponderEliminarÍtalo, sería la mejor solución: que muera la Richmond para que surja una nueva Richmond con una buena propuesta de valor y preservando no sólo el edificio sino también el aire este del grupo Florida y cía. En ningún momento dije en el post que desaparezca como café; digo que desaparezca la empresa que no logra hacer eso viable.
(En cuanto a los bancos y la intervención: yo no estoy diciendo que cualquier intervención es mala; estoy diciendo que salir a "salvar" empresas de modo ad hoc cuando fallan es un error de criterio; se puede intervenir buscando preservar beneficios sociales, pero me parece equivocado hacerlo dándole la espalda a los consumidores. En el caso de los bancos, las soluciones "positivas" creo que son aquellas que terminaron con pseudo "expropiaciones": la intervención del Estado tuvo como relato la adquisición de acciones, los dueños anteriores perdieron. Caso RBS.)
Clau: la comparación con un parque nacional me parece muy equivocada. El parque nacional provee servicios ambientales a todos los argentinos y a toda la humanidad; preservan la biodiversidad, el agua, el oxígeno, etc. Vayas o no vayas al PN, estás recibiendo como ser humano ese beneficio. Me gustaría saber qué beneficio obtendría un ciudadano porteño de Lugano de una inversión de sus impuestos en un café al que sólo van los ricos...
"Me gustaría saber qué beneficio obtendría un ciudadano porteño de Lugano de una inversión de sus impuestos en un café al que sólo van los ricos..."
ResponderEliminarricos felices pagan mejores sueldos!
Je, je, je.
ResponderEliminarIgual me parece que son más gerentones que dueños, eh...
el concepto de parques nacionales como beneficio a la humanidad es parecido al concepto del impuesto a la telefonia celular para el CENARD
ResponderEliminara mi no me interesa el deporte, sin embargo, tengo que pagarlo (BTW, lo votaron todos los partidos), de la misma forma, si la humanidad se beneficia con los parques, que pague la humanidad
ahora bien, si lo anterior esta mal, entonces que diferencia hay con la Richmond?
la vara debe ser la misma, y, si a alguien le parece bien pagar APN, ponemos una alcancia, lo mismo que el CENARD
ayj
ayj, gracias. (1) El parque nacional te da beneficios ambientales aunque no los veas: la preservación de la biodiversidad, del agua el equilibrio de temperaturas, la reducción de gases de efecto invernadero, etc. (2) Estos beneficios no son competitivos: los parques nacionales son auténticos bienes públicos universales. Ambos puntos diferencian mucho a la APN del CENARD.
ResponderEliminarEn cuanto a cómo se reparten los costos a nivel internacional, hay una guía de naciones unidas (creo que es la preservación de 10% de cada tipo de ambiente de cada país); obviamente, no es "enforceable", pero atendeme que hay una gran diferencia con el deporte de alta competencia.