Ya hice tres posts sobre el caso
Shoklender – Madres, pero los dichos de Bonafini casi que me dejan sin
alternativa.
Mi primer comentario fue sobre lo
que se oculta detrás de discursos únicos. Me sorprendía, y todavía sorprende un
poco, el blindaje de las Madres de Plaza de Mayo. Ahora, Felisa Miceli por lo
menos admite que pueden ser criticadas, pero apenas: “Las circunstancias son
especiales. Las madres pueden ser criticadas, pero nosotros tenemos en la
memoria los tiempos oscuros de la Argentina.” Lo que es casi como decir que si
se las critica es porque no se tiene memoria. Después, en “Tres datos y tres títulos” hablé
del desigual tratamiento mediático, que todavía vemos hoy: en su afán por
minimizar los dichos de Shoklender como puro show, la tapa de Página/12 sigue
firme en la defensa de Madres y del Gobierno.
Finalmente, en “De hijos y madres”
discutí un poco esta rareza de la madre adoptando a un parricida y luego
pidiendo que se pudra en la cárcel, pero no por haber matado a sus padres sino
por haber defraudado. Ahora, Hebe dijo: “Hace muchos años que el Parlamento era
nada más que un nido de ratas. Hoy se volvió a abrir. Ahí están todos juntos,
desde las 10 de la mañana: las ratas con las víboras.” No sé qué dirá la
bancada oficialista de esto; si quedara un mínimo de respeto por la institución
parlamentaria debería haber, como mínimo, una fuerte resolución al respecto. Hay
que remarcar, además, que Hebe no diferencia: porque para ella todo es absoluto,
siempre, y por sus dichos se desprende que todos los diputados son igualmente
roedores. Pero, nuevamente, sorprende este cambio brutal; de ser su hijo
adoptivo, en poco tiempo Sergio Shoklender pasa a ser una víbora.
Parece que en el zoológico de Hebe
hay muchos animales y mucha mutación, según convenga al momento político.
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