martes, 16 de julio de 2013

Oscuridades


¿Cómo traducimos Dusklands? ¿Tierras del ocaso? Wikipedia en español lo tiene como Tierras de poniente, título con el cual probablemente no hubiera comprado este pequeño libro de J.M. Coetzee que leí hace unas semanas. Oscuro, este libro catalogado como novela (su primera, de 1974), contiene dos narrativas.
En la primera, en California, un especialista en guerra psicológica se vuelve loco buscando cómo ganar la guerra en Vietnam y destruye su matrimonio; o se vuelve loco por su matrimonio y destruye su carrera como especialista en guerra psicológica. “En mis escritos sobre Vietnam, sobre los que no pienso porque me disturban y pierdo terreno, también me esforcé, contra toda probabilidad, por imponer el orden en un área de caos, aunque sin éxito.” (p. 44) Es un personaje incapaz de vincularse, de amar: “Estoy claramente adicto a mi matrimonio, y la adicción es a fin de cuentas un vínculo más seguro que el amor.” (p. 11) Esa incapacidad de vincularse se traduce en la frialdad para pensar en el terror a imponer en la población vietnamita (“Las denuncias de atrocidades son vacías cuando no pueden ser probadas. 95% de las aldeas que borramos del mapa nunca estuvieron en él.” - p. 22) y concluye, en su vida privada, poniendo en peligro lo menos pensado.
En la segunda narrativa, en 1760 en Sudáfrica, un colonizador solitario y loco da un paso en falso y es humillado por la tribu Namaqua en una expedición de cacería. Con mucho esfuerzo logra regresar a tierra blanca y prepara una segunda expedición para castigar a quienes lo ofendieron, incluyendo a los esclavos que lo abandonaron. El hombre blanco explica qué significa ser un cazador: “No podemos contar lo salvaje. Lo salvaje es uno porque es ilimitado. (…) Cada criatura salvaje que mato cruza la frontera entre lo salvaje y el número. (…) Yo soy un cazador, un domesticador de lo salvaje, un héroe de la enumeración. Aquel que no comprenda el número no comprende la muerte.” (p. 80)
En Vietnam, la respuesta a la humillación es el terror y una muerte que busca ser medida, contabilizada. Decía el personaje americano que “Hay una guerra aérea militar con blancos militares; también hay una guerra aérea política cuyo objetivo es destruir la capacidad del enemigo de sostenerse psíquicamente. No podemos saber hasta que no midamos. Pero en la guerra aérea política no hay una medida como el número de bajas.” (p. 28) En Sudáfrica el colonizador también responde con terror. “Sobre ellos pronuncié sentencia de muerte. (…) Durante meses me había alimentado con este día, que había poblado con retribución y muerte. En este día retornaría como una nube de tormenta proyectando la sombra de mi justicia sobre un pequeño pedazo de tierra.” (p. 101) Así, ordena a los soldados que lo acompañan que “junten todo el ganado, borren la aldea de la faz de la tierra”. (p. 102)
Son dos narrativas oscuras centradas en dos personajes oscuros; personajes sin vínculos, locos, que llevan la pesada carga del hombre blanco de castigar a orientales o negros con un método en común, más allá de las diferencias temporales y geográficas: el terror. Un espejo horrible que Coetzee presenta a la sociedad occidental pero sobre todo a la Sudáfrica blanca de 1974.

Originales y otras citas
  • “Married life has taught me that all concessions are mistakes.” (p. 2) (“La vida matrimonial me ha enseñado que toda concesión es un error.”)
  • “I am plainly addicted to my marriage, and addiction is in the end a surer bond than love.” (p. 11)
  • “Atrocity charges are empty when they cannot be proved. 95% of the villages we wiped off the map were never on it.” (p. 22)
  • “There is a military air-war with military targets; there is also a political air-war whose purpose is to destroy the enemy’s capacity to sustain himself psychically. We cannot know until we can measure. But in the political air-war there is no measure as the body count.” (p. 28)
  • “In my writings on Vietnam, which I do not think about because I become disturbed and lose ground, I strove too, against great odds, to impose order on an area of chaos, though without success.” (p. 44)
  • “We cannot count the wild. The wild is one because it is boundless. (…) Every wild creature I kill crosses the boundary between wilderness and number. (…) I am a hunter, a domesticator of the wilderness, a hero of enumeration. He who does not understand number does not understand death.” (p. 80)
  • “Over them I pronounced sentence of death. (…) For months I had nourished myself on this day, which I had populated with retribution and death. On this day I would return as a storm-cloud casting the shadow of my justice over a small patch of the earth.” (p. 101)
  • “The Griquas were doing what I had told them: collect all the cattle, wipe the village off the face of the earth”. (p. 102) 

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