jueves, 29 de marzo de 2012

Sobre el chapón azul

Llega a Retiro
y caminando en el andén,
junto con una manada de pasajeros
ve arriba, al final, un cartel.
Es de Stone y le vende jeans
son un pibe y una piba, jóvenes
hermosos por supuesto
en medio de un bosque;
a sus espaldas hay una casita
como la de Hansel y Gretel
pero en la puerta tiene un gran cartel
de neón rosa
que dice Bar.
Urbano y rural;
bosque y bar.

Pasa los molinetes y ve
arriba de la estructura elíptica
donde están las boleterías
con sus molduras hermosas,
un cartel de Mach3, de Gillette.
El cartel es de azules y celestes,
y la maquinita parece un fórmula uno
perfecta para seducir mujeres
pero después, en amarillo dice
buscalo en kioskos y almacenes.


Se da vuelta
y está en un bosque de carteles;
al lado de un kiosco,
mirando a los andenes
hay un cartel cuadrado, gris,
adentro un círculo finito de hielo
cubriendo otro círculo, rojo,
y adentro se ve en el fondo una
botella marca registrada
y en letras blancas dice
Coca-Cola, Punto Frozen
y él sube el cierre
de su chaleco de pólar
y de la campera azul que tiene arriba
que le encanta aunque tiene agujeros
que son mordeduras de polillas.

Se acerca a la boca del subte
y en un poste ve pegada una hoja
impresa desde una computadora
que dice FOTO CARNET ABAJO
y después hay otro cartel que dice Kodak
y sobre ese hay calcos pegadas:
uno de una agrupación política, con estrella roja
uno que dice jubílese ya
uno de una banda de rock que se llama SERT o algo así
porque está medio arrancada
y no se ve nada
y bajando las escaleras ve en frente
una gran publicidad de la gran provincia:
en fondo naranja, el cartel iluminado desde atrás
backlight, le dicen en la jerga, y dice
Vamos a la playa:
1200 km de costa atlántica
en letras blancas
y se acuerda que fue a la playa, este año,
y había mucho mucho viento y no hacía calor
pero había unas promotoras de la provincia
también de naranja y blanco
y una era rubia y tenía unas tetas maravillosas
y ese es su gran recuerdo de las playas bonaerenses
perdón, no se ofendan, piensa.


Al bajar las primeras escaleras
y antes de doblar a la derecha
ve a su proveedora
ve a la vieja señora
de las carilinas:
Dos carilinas por dos pesos,
Dos carilinas por dos pesos,
repite una y otra vez
y él cada tanto le compra,
porque llegó el otoño
y tiene moquitos.

Ahora sí dobla y a la izquierda
ve un cartelito, de esos que salen
perpendiculares a las paredes,
que dice Kodak Carnet en letras rojas
(y dale con las fotos, y él mientras
saca fotos con su teléfono)
sobre un fondo amarillo
(tiene también una calco pegada
de una banda de rock que se llama
Vesubio)
pero en verdad todos los colores
ya son más grises, como el futuro
de esa compañía, que está concursada
porque no pudo adaptarse a los cambios
como Retiro, que se viene abajo
y él sigue bajando, otras escaleras,
y ahora es Beldent sin azúcar,
sin energía
sin alegría
desde la marquesina de un kiosco
y detrás de una columna aparece ahora
un cartel en fondo negro, con letras blancas
ABOGADO
LABORALISTA
Dr. Scopa
A mts. del Obelisco
4326-1340
y al lado de este buen profesional
un cartel arrancado que dice
CONSULTOR PSICOLÓGICO
Daniel Miranda
ahora en negro sobre blanco
también en una hoja de papel común
y él sabe que en la parte arrancada
estaba el celular del buen licenciado
porque lo vio antes, otro día, y se preguntó
¿quién publicita en Retiro?
¿quién publicita en Retiro con su celular?
¿quién llama a quien publicita en Retiro con su celular?


Desde la izquierda le llegan
los olores del Rancho Topo,
un boliche de abajo de la tierra
que tiene una gran marquesina
de fondo verde
y en letras blancas dice Rancho
y en letras rojas y blancas dice Topo
y en más letras blancas dice
hamburguesas sandwiches pizzas
jugos y licuados
tartas y empanadas
y aunque son las ocho y media de la mañana
huele mucho a cebolla
y al lado de un viejo canoso que moja
sus medialunas en café con leche
hay un flaquito de treinta con jogging azul
remera de San Lorenzo y gorro rojo
tomando una Quilmes tres cuartos
y un hilo de humo le entra en el ojo.

Pasa por los molinetes y está en los andenes
y ya los carteles a los costados son los buenos,
obras de creativos
profesionales mendigos
pero en el kiosco, en la heladera,
alguien puso a mano, con un marcador negro
sobre una hoja blanca arrancada de una libreta
POR FAVOR CERRAR LA HELADERA
y abajo hizo un muñequito extraño
con dos rayitas verticales como ojos
y una sonrisa de una línea horizontal
las patas son dos eles (una invertida)
y cinco palitos arriba de los ojos
como pelitos;
cuidando, quizás, el muñequito,
que no se calienten
las aguas Villavicencio
los Gatorade
y los jugos Citrix.


Gira a la derecha
porque escucha que el tren
llega a ese andén
y ve sobre el chapón azul
de la línea C
una calco rectangular
la mitad de arriba dice, en negro sobre amarillo
AUDIFONOS
y la mitad de abajo,
en amarillo sobre negro
4372-7284.
Avanza hacia el tren, que ya está llegando
y ve un último cartel
A la dulzura le doy con los tapones de punta
dice Rolando Schiavi, el dos de Boca
y le ve los tapones de su botín izquierdo
como dientes de un cocodrilo.


Es lo último que ve,
antes de subirse al tren que lo llevará
a un lugar donde hace cosas
para que a fin de mes le den dinero
para comprar cosas
como las que le venden
los carteles.


miércoles, 28 de marzo de 2012

Inventamos el dulce de leche

Visto en un vagón de subte

Hoy se convertirá en ley el proyecto para traspasar subtes y algunos colectivos a la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, en virtud del art. 75 inc 2 de la Constitución Nacional, el traspaso no se hará efectivo hasta que la Legislatura no lo acepte formalmente, cosa que seguramente no hará. Así que los gobiernos nacional y de la ciudad seguirán peleando y seguramente tenga que definir, en algún momento, la Corte. Pero más que hablar de jurisdicciones deberíamos hablar de personas, y preguntarnos quién piensa en el usuario. En ese sentido, me gustaría recordar las palabras del jefe del bloque oficialista en el Senado, senador Pichetto; a un mes de Once y mientras los usuarios viajamos como dice el cartel todos los días, la semana pasada sostuvo en el recinto:
"El tema del transporte automotor no es un sistema que está en crisis. En esto disiento. La Argentina tiene un sistema de transporte automotor de pasajeros que es de los mejores de Latinoamérica. (...) ¡Inventamos el colectivo! ¡Somos los inventores del dulce de leche y del colectivo, muchachos!"

martes, 27 de marzo de 2012

Aprender a mentir

Todos sabemos que la verdad se ha desteñido un poco, que los mentirosos tienen más libertad, que se acepta más la exageración, la hipérbole, la fantasía. Pero hay límites: no se puede decir cualquier cosa; hay límites que, al cruzarse, hacen que la mentira pierda credibilidad. La corrección política es un tipo especial de mentira y, como tal, también con ella se puede mentir un poco, esconder lo que se piensa, colorear la opinión, pero con un límite; por eso, si querés mentir tenés que aprender a hacerlo bien.

Hace unos días la NBA nos dio un gran ejemplo. Un tal Jason Smith le dio un golpe artero a Blake Griffin, una joven estrella ascendente. El golpe fue tremendo, innecesario, sucio, asqueroso. A Smith lo echaron, pero no mostró en la cancha ningún gesto de arrepentimiento ni hizo esfuerzo alguno por disculparse; más aún, se fue levantando los brazos mientras sus hinchas lo ovacionaban. Una vergüenza para los hinchas de los New Orleans Hornets.




Si Smith se arrepintió o no más tarde no lo sabemos. Pero el comunicado políticamente correcto que sacó carece totalmente de credibilidad. “I deeply regret the incident that took place during the 4th quarter of our game vs. the Clippers on Thursday night. Not only do I want to express my sincere apology to Blake Griffin and the Clippers organization, but also to all basketball fans that might have the impression from seeing the play, that it's okay to go beyond playing aggressive and attempt to injure someone during the course of a game”, dice el comunicado según ESPN (abajo la traducción).

Es obvio que el texto lo escribió José Prensa de los Hornets, por el estilo (¡"not only do I want..."!) pero sobre todo porque el flaquito justamente pedía ser ovacionado (y lo fue) por intentar golpear y lastimar a otro jugador. Por eso, muchachos, cuando mientan hay que hacerlo bien. Por ejemplo, podría haber dicho algo así como “estaba muy frustrado porque las cosas no me salían en la cancha y tomé una pésima decisión de la que me arrepiento y recién al llegar al vestuario y ducharme se me fue la calentura y me di cuenta de la enormidad de lo que había hecho. Por eso, quiero pedir disculpas a...” Explicámelo un poco, loco, dale: si vas a mentir hay que aprender a mentir, a hacer verosímil la mentira.


“Lamento profundamente el incidente que ocurrió en el 4° cuarto de nuestro partido contra los Clippers el jueves por la noche. No sólo quiero expresar mis sinceras disculpas a Blake Griffin y la organización Clippers, sino también a todos los hinchas de básquet que pueden tener la impresión, al ver la jugada, que está bien ir más allá de jugar agresivamente e intentar lesionar a alguien en el curso de un partido.”

lunes, 26 de marzo de 2012

Pasado acumulado

Ayer era todo alegría.

Me desperté a las siete y media

y me puse los cortos

le di la mamadera a la petisa

le preparé el desayuno a las grandes

leí algo del diario mientras

la bebé me miraba con sus ojos redondos

comer mis tostadas con manteca y azúcar.

El café estaba fuerte y el día fresco.

Cuando se hizo la hora

terminé de preparar el bolso

y le entregué la bebé a Elena

mientras Paula e Isabel

veían dibujitos.

Mi vecino me prestó su auto,

un caño el Corolla 2000,

se agarraba en las curvas

y yo aceleraba con las ventanas

bajas, sintiéndome joven

escuchando ruock, así con u.

Llegué y saludé a los amigos

incluyendo a Gustavo, el de

toda la vida

con el que me encanta jugar

porque jugamos juntos desde

que teníamos seis o siete

en el garage del derpa de

sus viejos, con una pelota de plástico

blanca, roja amarilla y verde,

y nos raspábamos todos

pegándonos con ganas, riendo,

y todavía todo era claro y lindo

y nadie jamás se ofendía:

a lo sumo una pelea pequeña

por un Playmobil.

Jugamos contra un equipo

buena onda, viejitos como nosotros

que no querían lastimarse.

Casi no hubo fules y fue

divertido y ganamos

y yo jugué muy bien

y di buenos pases

hice unos cuantos quites y cortes

y un par de veces me tiré al piso,

entero, completo.

Gustavo hizo los tres goles

del tres a uno

y yo le di dos de los tres pases gol.

Después nos tomamos

un Gueitorei con Gus y con Carlos

mientras otros amigos jugaban

el partido siguiente

del campeonato de seniors

que no sabemos si es

mayores de treinta o de treintaicinco

y no importa

porque es un campeonato buena onda.

De ahí me fui a lo de mis viejos,

de vuelta en el Corolla 2000

y al llegar estaba ya Elena con las chicas

el asado casi listo y yo con gran alegría

de haber vuelto a la cancha

a jugar, a correr, a divertirme y ganar

y todo con Gustavo como bonus track.

El domingo funcionó bien,

las chicas se portaron bien

se divirtieron y no se pusieron

demasiado pesadas a la noche

cuando ellas están sin energía

y nosotros sin paciencia.

Me fui a dormir después de

ver un poco de fútbol en la tele

y el día fue todo alegría.

Hoy me desperté y al bajar

de la cama

sentí

que un camión se paraba

arriba de las plantas de mis pies.

Me tomé dos minutos ahí

parado en el piso de madera

en calzones y remera

para sentirme.

Hice un escaneo del cuerpo

y detecté:

las plantas de los pies ásperas y doloridas;

las pantorrillas duras, pesadas, ajadas;

la pierna izquierda quemada,

de la vez que me tiré en posición de tres;

en la espalda dos ríos de dolor;

en los hombros un peso que no debería estar ahí;

y en el cuello un pájaro carpintero

que no paraba de picotear.

Ahí me di cuenta,

un lunes a la mañana,

antes de despertar a las más grandes

para llevarlas al colegio,

que crecer no es tener hijos

que madurar no es trabajar mucho;

que envejecer es el día después,

con la cabeza que estalla por ese whisky de más

con la panza revuelta por aquella molleja

o el cuerpo roto porque creías que te quedaba un pique.

Envejecer, crecer, madurar

es que el presente pase a ser

pasado acumulado.

jueves, 22 de marzo de 2012

Realidad y ficción


El sábado pasado un amigo y habitual lector y comentarista en este blog me criticó el giro literario que ha tenido últimamente. En mi defensa, voy a decir tres cosas.

(1) Según una nota reciente en el New York Times, la neurociencia está investigando qué le pasa al cerebro cuando leemos ficción y la conclusión es lo que muchos imaginamos desde siempre, que enseña un poco a vivir: “Leer gran literatura, se ha asegurado desde hace tiempo, nos engrandece y mejora como seres humanos. La neurociencia muestra que esta afirmación es más cierta de lo que imáginábamos.”

(2) En alguna oportunidad hablé acá de Vivir afuera, de Fogwill. En esa novela, un personaje tenía una gran plantación de marihuana en un descampado en el sur del conurbano bonaerense. Como se ve acá, la novela anticipó a la realidad, ya que La Nación da cuenta de que se descubrió un gran bosque de marihuana en Florencio Varela.

(3) Finalmente, a veces hay que permitirse escaparse un poco. Cosas como la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y la forma en la que se debate actualmente el traspaso de subtes y colectivos (centrándose siempre en la política y casi nunca en cómo viajamos y qué habría que hacer para que realmente viajemos mejor) a veces deprimen un poco. Hablar acá de literatura es también una manera de decir algo sobre la política argentina actual.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Tócala de nuevo


Me encanta leer y me encanta releer. Ahora le tocó el turno a la que creo que es la última novela de Philip Marlowe, el genial detective creado por Raymond Chandler: Playback. Marlowe ya está viejo y cansado, tanto que en la primer escena le dice por teléfono al cliente que lo despierta a las 6:30 de la mañana: "I'm not a young man. I'm old, tired, and full of no coffee." ("No soy joven. Soy viejo. Estoy cansado y estoy lleno de nada de café.") Acá van otras joyitas, primero en el original y después traducidos al argentino.

"Common sense says go home and forget it, no money coming in. Common sense always speaks too late. Common sense is the guy who tells you you ought to have had your brakes relined last week before you smashed a front end this week. Common sense is the Monday morning quarterback who could have won the ball game if he had been on the team. But he never is. He's high up in the stands with a flask on his hip. Common sense is the little man in a grey suit who never makes a mistake in addition. But it's always somebody else's money he is adding up."

"There was no other possible way to look about it. There are things that are facts, in a statistical sense, on paper, on a tape recorder, in evidence. And there are things that are facts because they have to be facts, because nothing makes any sense otherwise."

"El sentido común te dice andate a casa y olvidate, no hay plata. El sentido común siempre habla demasiado tarde. El sentido común es el tipo que te dice que tendrías que haber alineado tus frenos la semana pasada antes de que te pegaras un palo de frente esta semana. El sentido común es el jugador de la mañana del lunes, que podría haber ganado el partido si hubiera estado en el equipo. Pero nunca está en el equipo. Está ahí bien arriba en la popular, con una petaca en su cadera. El sentido común es el hombrecito en un traje gris que nunca se equivoca en las adiciones. Pero siempre es la plata de alguien más la que está contando."

"No había otra manera de ver la cuestión. Hay cosas que son hechos, en un sentido estadístico, en el papel, en una grabadora, en evidencia. Y hay cosas que son hechos porque tienen que ser hechos, porque de lo contrario nada tiene sentido."

lunes, 19 de marzo de 2012

Programón

Para que no digan que no les avisé: el domingo 25 se presenta 7 ministros, el gran libro del amigo Ezequiel Burgo del que hablamos acá. Como si el autor y el excelente libro no fueran suficiente, presentan Juan Pablo Varsky, Lucas Llach, Marcelo Larraquy y Nicolás Tereschuk (también conocido como @escriba). Es a las 19 horas en el bar Orsai, Humberto Primo 471. Veré si me puedo escapar de la familia para ir porque me parece un programón...

viernes, 16 de marzo de 2012

Vejez y vigencia


Después de leer Hornby me quedé sin nada en carpeta. No había ningún libro específico que quisiera leer. Así que, cuando me aburrí de Twitter, fui a mi biblioteca a ver qué encontraba. Me decidí por El viejo y el mar, de Hemingway, a quien leí mucho hace unos años. ¡Por favor, qué maravilla! Confieso que estuve a punto de llorar en el subte, llegando a la estación Moreno de la línea C, cuando lo terminé el jueves.

El libro es sobre el hombre en lucha con los elementos, la supervivencia, la vida. El primer párrafo marca todo el libro al describir la vela del barco del viejo: "it looked like the flag of permanent defeat." ("se veía como la bandera de la derrota permanente.") Quizás el lugar en que esta lucha queda mejor expuesta es cuando un pájaro se acerca al barco del viejo: "'Take a good rest, small bird', he said. 'Then go in and take your chance like any man or bird or fish.'" ("'Descansá bien, pajarito', dijo. 'Después entrá y jugátela como cualquier hombre o pájaro o pescado.'") Y el cansancio de la lucha, o la misma vejez, más hacia el final, cuando pelea con los tiburones. "He was stiff and sore now and his wounds and all of the strained parts of his body hurt with the cold of the night. I hope I do not have to fight again, he thought. I hope so much I do not have to fight again." ("Estaba duro y lastimado ya y sus heridas y todas las partes tironeadas de su cuerpo dolían con el frío de la noche. Espero no tener que volver a pelear de nuevo, pensó. Espero tanto no tener que pelear de nuevo.")

El viejo libro del viejo y el mar sigue luchando y ganando en el mercado de los libros, por lo menos en el mío. Tarde o temprano nos olvidaremos de él, como todos se olvidarán de todos nosotros, pero a veces la lucha sigue en el tiempo y lo viejo sigue vigente.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Que quince años no es nada

Estuve leyendo Juliet, Naked, del grandísimo Nick Hornby (responsable de las novelas High Fidelity y About a boy, por ejemplo, extraños casos de excelentes libros que se convierten en buenísimas películas, en mi humilde opinión, al menos.)

El libro es sobre la intersección y el encuentro de dos personas que difieren en un montón de cosas y que tienen en común la sensación (más o menos “real”) de haber perdido quince años de sus respectivas vidas. El otro día yo pensaba en un amigo que está pasando por una separación tras, también, más o menos quince años de su vida. Y pensaba también en otra persona que tiene la sensación de que su carrera profesional es, hasta ahora, también más o menos una pérdida de quince años de tiempo. Un amigo en común decía que quince años todavía son remontables: nos quedan, sin ir muy lejos, entre dos y tres períodos más de quince años para revertir, para construir algo más.

En todo caso, preguntarse qué hacemos mientras estamos acá nunca está de más. Hornby nos hace pensar en eso pero siempre a través del humor, con una historia de la que no querés perderte nada, con personajes (incluso los más molestos) que despiertan en el lector comprensión y ternura. No parece mal dedicar parte del tiempo a pensar, entonces, cómo usamos nuestro tiempo.

Siempre, además, hay cosas divertidas, como ésta: al día siguiente “la ciudad no se veía mucho mejor: sin el neón barato de la noche se veía sólo cansada, como una puta cuarentona sin maquillaje.” (Traducción propia; original: “the town didn’t look a whole lot better: without the cheap nighttime neon it just look tired, like a middle-aged hooker wearing no makeup.”)

Y acá van dos citas específicamente sobre el tiempo:

“We are here for such a short amount of time. Why do we spend any of it building sand castles?” (“Estamos acá por tan poco tiempo. ¿Por qué usamos algo de él construyendo castillos de arena?”)

“Time wasn’t money. Or rather, the time she was talking about couldn’t be converted into cash, like the services of a lawyer, or a prostitute.” (“El tiempo no era dinero. Más bien, el tiempo sobre el que ella estaba hablando no podía ser convertido en efectivo, como los servicios de un abogado o de una prostituta”.)


domingo, 11 de marzo de 2012

Alegría

El sábado escribí un post que no es este, en el que hablaba de mi bronca, de mi enojo, de mi tristeza por cosas que no quiero mencionar acá ahora. Y yo estaba un poco así, enojado y triste, y un poco desesperanzado. Pero a la noche fui a una fiesta de una amiga que cumplía 40 y en la mitad de la fiesta apareció algo que me cambió el humor.

Lo que apareció es una banda de rock sin instrumentos que se llama Vox Pop y que me hizo divertir mucho. Además de cantar muy bien, los pibes hacen unos arreglos súper interesantes y, como si fuera poco, son muy graciosos en el escenario. La misma música es graciosa: la manera en que enganchan canciones, las mismas canciones que eligen, cómo juegan con las letras y los temas y los arreglos y los idiomas.


Al salir los saludé y les agradecí porque me hicieron pasar un rato excelente. Le conté a uno de los chicos, Javi, que ha comentado en este blog, que había tuiteado sobre el show. Poné algo en el blog, me respondió, y me dejó pensando. La verdad es que las cosas que me bajonearon el sábado siguen ahí y allí seguirán porque hay poco que pueda hacer al respecto; pero cuánto mejor es vivir eso con alegría, alegría que pocas cosas pueden proporcionar como la música, sobre todo si está hecha con ganas, con inteligencia y con humor. Así que eso: cuando todo lo demás falla, que no te falte la música.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Peligro

El proyecto de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central (BCRA) es fatal.

En pocas palabras y dicho lo más simple posible, abajo resumo los puntos principales del proyecto y por qué creo que están mal. Pero el argumento principal es éste: ¿vos le darías más misiones y más discrecionalidad a alguien que ha comprobado ser incapaz de cumplir con su misión? El BCRA tiene, hoy, una única misión: preservar el valor de la moneda; es decir, combatir la inflación. Estos muchachos, en vez de combatir la inflación, nos han dado una de las inflaciones más altas del mundo, que tapan con las mentiras del Indec y la persecución a quienes osan medirla correctamente. ¿A esta gente le vamos a agregar misiones? ¿A esta gente que nos miente y que ya destruyó cada mercado en que se metieron le vamos a permitir intervenir más en el mercado financiero? ¿A esta gente le vamos a dar más poder discrecional y menos control?

El objetivo de los bancos centrales es justamente el opuesto: es general reglas y previsibilidad para el crecimiento de largo plazo. Este proyecto es la morenización del BCRA y del sistema financiero. Este proyecto es un peligro para los ahorros y los salarios de los argentinos.

Los ejes de reforma propuestos

(1) Liberar el uso de reservas para cubrir el cada vez mayor bache fiscal del gobierno. El problema de esto es que implica mayor emisión monetaria, lo que significa una presión inflacionaria.

(2) Aumentar la capacidad del BCRA de prestar a los bancos (redescuentos) para que a su vez presten a sus clientes. Esto no sólo implica, como el punto anterior, más emisión y por tanto inflación, sino que también abre la puerta para dirigir el crédito a banqueros o empresarios amigos, con las consecuencias que el país ya vivió en casos famosos de corrupción en los 70 y 80.

(3) Extender notablemente la capacidad del banco para intervenir en el sistema financiero, hasta fijar tasas, plazos, comisiones y cargos. Esto es lo mismo que permitir a la Secretaría de Industria fijar los precios de los autos y el efecto será seguramente el contrario al buscado: se reducirá la cantidad de crédito disponible. Para buscar un ejemplo no hay que ir muy lejos: este gobierno intentó, con controles de precios, prohibiciones de exportar y similares medidas, controlar el mercado de la carne; el resultado, a la larga, fue menor producción, menor inversión y mayores precios.

(4) Aumentar la discrecionalidad del presidente del BCRA vis a vis el Congreso y el staff del organismo. Esto es pésimo porque el Central está, justamente, para reducir la volatilidad y la discrecionalidad en la política económica, poniendo el foco en el crecimiento de largo plazo y no en las necesidades de un gobierno puntual.

martes, 6 de marzo de 2012

El tren del progreso

En algún lugar leí hace poco que alguien relacionaba la tragedia de Once con Tecnópolis. Ayer, en Retiro, me encontré con esto. Un tren de TBA con una gráfica que anuncia “Vamos a Tecnópolis”. Arriba de la T se ve parte del techo doblado, la chapa salida. Vamos a Tecnópolis en vagones decadentes; en vagones que luego no logramos hacer frenar; en un transporte de tecnología del siglo XIX pero que parece que no logramos dominar aún.


lunes, 5 de marzo de 2012

Lectura perturbadora

Terminé de leer El núcleo del disturbio, una colección de cuentos de la muy recomendada Samanta Schweblin. Aunque tiene cosas muy buenas, no me gustó mucho. La mayoría de los cuentos son extraños: suceden en mundos raros, o los personajes (y el lector) se encuentran perdidos, puestos en lugares distintos con reglas diferentes, desubicados en tiempo y espacio. Por otro lado, los personajes masculinos matan perros, abandonan o matan a sus esposas, violan. No hay lugar para la vida burguesa, salvo en un cuento, en donde el lugar es el sarcasmo: comienza describiendo una familia de aparente perfecta armonía, en un vecindario de paz, en una ciudad de orden y felicidad, hasta que termina en una batahola infernal.

Lo que sí me gusto es que logra, por momentos, transmitir imágenes muy vívidas. Al segundo o tercer cuento noté que algo se repetía: un excelente uso de la luz. Schweblin construía imágenes usando luces que se movían para iluminar algo y oscurecer otra cosa. Me llamó mucho la atención y sentí que entendía todo cuando leí en la contratapa que la autora es egresada de la carrera de Imagen y Sonido. Algunos ejemplos de los cinco primeros cuentos:

  • “La noche cubre el cielo y a lo lejos, sobre la línea negra en la que se pierden los rieles de la estación, una luz amarilla anuncia próximo el último tren de la tarde.” (“Hacia la alegre civilización de la Capital”)
  • “Nené mueve el volante sin control y por un momento los faros del coche iluminan el campo. Pero lo que se ve entonces no es justamente el campo: la luz del auto se pierde en la inmensidad de la noche pero alcanza para diferenciar en la oscuridad la masa descomunal de centenares y centenares de mujeres...” (“Matar un perro”)
  • “...e intuirán las figuras que, al paso de Escudero, dibujarán los candelabros con sus sombras en los pasillos transitados.” (“Mujeres desesperadas”)
  • “Las luces destellan un par de veces, señal de que todo va a terminar.” (Adaliana”)
  • “La inmovilidad resaltaba los mínimos cambios: una luz que se apaga, una rata que cruza la calle de lado a lado, peces en el agua.” (“La pegajosa baba de un sueño de la revolución”)

viernes, 2 de marzo de 2012

Custodia

Ayer a la mañana viajé muy mal, como casi todos. Como sabía del paro de subtes, salí bien temprano; pero estuve más de 20 minutos esperando el tren en la estación, así que viajé muy apretado y llegué a Retiro a eso de las ocho y media. Cuando llegué pasé por la entrada al subte, para ver si, por casualidad, se había levantado el paro. El paro, recordarán, fue dispuesto porque se anunció el retiro de la Federal de la custodia del subte. Me sorprendió, entonces, que fuera la misma Federal la que custodiara el cierre de la entrada al subte. Una rareza más en un asunto de por sí bastante extraño.