Leí Borges Profesor. Curso de
literatura inglesa en la Universidad de Buenos Aires, edición a cargo de
Martín Hadis y Martín Arias, una joyita de la erudición en varios sentidos.
Borges Profesor es la
edición de un curso de literatura inglesa dictado por Borges en 25 clases entre
octubre y diciembre de 1966. La historia del libro es interesante: un grupo de
alumnos grabó el curso para transcribirlo y permitir que sus compañeros que se
perdieran alguna clase pudieran estudiar. Las grabaciones desaparecieron, pero
quedaron las desgrabaciones, llenas de errores. Usando ese material, y
conociendo el contenido al que se refería Borges, Hadis y Arias repusieron el
contenido original: corrigieron errores, buscaron citas, agregaron palabras
faltantes y además agregaron información de contexto sobre los personajes y las
obras a las que se refiere Borges. El resultado es un texto perfectamente legible
que repone la palabra del maestro hablando de lo que más amó: los libros.
El primer sentido en el que hablo de erudición es obviamente la del
propio Borges. Durante 25 clases, el profesor habla de lo que más amó dentro de
la literatura inglesa: los orígenes germánicos, anglosajones y vikingos; Samuel
Johnson, Boswell, Macpherson, Worsworth, Coleridge, Blake, Carlyle, Dickens,
Browning, Rossetti, Morris, Stevenson. (Quien no está, llamativamente, es Shakespeare.
Quizás porque, como dice Borges en otro lado, “Shakespeare es -digámoslo así-
el menos inglés de los escritores ingleses. Lo típico de Inglaterra es el understatement, es el decir un poco
menos de las cosas. En cambio, Shakespeare tendía a la hipérbole y no nos
sorprendería nada que Shakespeare hubiera sido italiano o judío, por ejemplo.” –“El Libro”, en Borges Oral, tomo IV, p. 175–. Curioso,
pienso, que un curso de historia de la literatura inglesa prácticamente no
hablara de Shakespeare, pero vuelvo al título del curso y no dice “historia”:
dice “Curso de literatura inglesa”; y aunque el orden elegido por Borges fue el
cronológico, no es una historia sino una colección de cosas amadas. Y sobre eso
rige la erudición de Borges, que cita acá y allá y durante 25 clases no deja de
hablar con devoción de aquello que amó, determinados libros y un idioma. En su
curso, Borges hace honor al Borges que definía a la literatura “de un modo
hedónico” (p. 17).
El segundo sentido en el que uso la palabra erudición es pensando en la enorme
tarea de Hadis y Arias, que de una desgrabación aparentemente desastrosa
generan clases hermosas y, sobre todo, transparentes para los que no sabemos
tanta literatura. Cualquier autor o libro citado merece una mínima introducción
en una nota al pie, incluso títulos de libros citados con algún error por
Borges o incluso alguna línea de un poema. Todo es corregido y explicado. Una
verdadera maravilla que no sólo hace más fácil la lectura a un no especialista,
sino que brinda una aproximación a la literatura como una gran aventura colectiva
de la humanidad, una de las cosas que nos hacen quizás defendibles como especie,
la literatura como un gran libro escrito colectivamente.
El tercer sentido en el que uso la palabra “erudición” es pensando en el
destinatario de este libro (y no me refiero a mí, claramente). Imagino que los eruditos,
ya sea especialistas en literatura inglesa o en Borges, encontrarán acá un enorme
valor. Ejemplo: cuando leí la mirada de Borges sobre Stevenson, su dualidad
como hijo de un linaje de constructores de faros dedicado a algo considerado
menor por él, la literatura, es imposible no pensar en los linajes de Borges
(las armas y las palabras). Supongo que como eso habrá muchas cosas más que verdaderos
eruditos podrían usar para pensar e imaginar. (Otra que me hizo pensar: la descripción
de Borges de la relación de Boswell con Samuel Johnson me recuerda al Borges de Bioy).
En definitiva, una belleza y un libro importante para los estudiosos de
Borges pero mucho más allá también; es erudición al servicio de los eruditos
pero también de los aficionados.
Algunas citas porque sí
“Beowulf se parecía a nuestros compadritos de Monserrat o del Retiro.
Beowulf quería jactarse de su valor” (p. 69).
“las intenciones de los autores son menos importantes que el logro de lo
que ejecutan” (p. 73).
La Divina Comedia es “el
poema máximo de todas las literaturas” (p. 129).
“actualmente hay más palabras de origen latino que de origen germánico
en un diccionario inglés. Pero las palabras germánicas son las esenciales, son
las palabras que corresponden al fuego, a los metales, al hombre, a los
árboles. En cambio, todas las palabras de la cultura son palabras latinas.” (p.
162).
Wordsworth “Dice que la poesía nace de la emoción recordada en la
tranquilidad.” (p. 230).
“yo creo que un poeta debe ser juzgado por sus mejores páginas.” (p. 240).
“Una de las obras más importantes de un escritor –quizás la más
importante de todas– es la imagen que deja de sí mismo a la memoria de los
hombres, más allá de las páginas escritas por él.” (p. 242).