Sin diálogo no hay más seguridad
Según la encuesta Barómetro de las Américas de LAPOP, el 52% de los argentinos no se siente seguro. Es el nivel más alto del hemisferio después de Perú. Más aún, 26% de los encuestados argentinos respondió haber sido víctima de un delito en el último año y 34% que alguien de su hogar fue víctima de un delito. Aunque sea una verdad de Perogrullo, hay que decirlo: la inseguridad existe y es una preocupación de muchísimos argentinos.
¿Cómo combatimos el problema? ¿Cómo hacer para que baje el número de victimización y la percepción de inseguridad, dado que ambas cuestiones hacen a la tranquilidad y felicidad de los argentinos? Desde el plan anunciado por el ex ministro Béliz hasta hoy, el gobierno nacional ha pasado de la negación del problema con aquella famosa frase de la “sensación de inseguridad” hasta los actuales planes de la ministra Garré.
¡Faaa! ¡Quedé ahí al ladito de Bonelli!
Mientras tanto, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha avanzado en un Plan Integral de Seguridad con la Policía Metropolitana, políticas de prevención y un sistema de control del espacio público que ya cuenta con más de 500 cámaras de seguridad.
Reconocer el problema y avanzar en herramientas como el Plan Integral de Seguridad es parte de la solución, pero la realidad social es compleja. La región metropolitana de Buenos Aires involucra al gobierno nacional, al de la Provincia de Buenos Aires, al de la Ciudad de Buenos Aires y a los 24 municipios del conurbano. Intervienen, además, seis fuerzas de seguridad: las policías federal, metropolitana y de la provincia de Buenos Aires, Gendarmería, Prefectura y la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Esa realidad social única necesita una política unificada y coherente en seguridad (igual que en transporte y tantas otras cuestiones). Por ello, más allá de las características técnicas que puedan criticarse o alabarse del plan de la ministra Garré, claramente ha fallado en conducir un diálogo sobre la materia. El gobierno nacional debería liderar un esfuerzo metropolitano en base al diálogo maduro y responsable y más allá de los colores políticos.