En Ask the Dust, John Fante continúa la
saga de Arturo Bandini. Dejé a Bandini en The Road to Los Angeles, cuando emprendía el
viaje para convertirse en escritor; me salteé Wait until Spring,
Bandini y ahora me lo encuentro viviendo en un hotel de cuarta, intentando
sobrevivir gracias a algún cheque que le manda la madre desde Colorado y la
publicación de algún cuento en una revista que dirige un tal Hackmuth. (La saga
terminará con un cuarto libro, Dreams from Bunker Hill.)
Bandini tenía un cuento
publicado, "The Little Dog Laughed", pero detrás de la confianza y
hasta la fanfarronería que despliega por momentos ("¿Le parece, Sr.
Hackmuth, que escribo tan bién como Faulkner?" - p. 17 - o "Poe,
Whitman, Heine, Dreiser, y ahora Bandini" - p. 52) es evidente la
inseguridad sobre su capacidad literaria y sobre su adecuación al mundo
adulto en general. Esa inseguridad se traduce a su vida sexual - o a la ausencia de tal
cosa -, que vemos primero en una escena con una prostituta y luego en el
cortejo a Camilla López.
La
novela está estructurada alrededor de la relación de Bandini con
Camilla, de quien el escritor se enamora torpemente. El problema es que Camilla,
además de ser una adicta, está enamorada de Sam, un compañero de trabajo que
también escribe y que tiene algún tipo de enfermedad terminal y se va a vivir a
una choza en el desierto. La inseguridad o la dificultad de vivir y la muerte son las dos grandes
razones para escribir. Tras una debacle amorosa, escribe: "Me senté frente
a la máquina de escribir y escribí sobre ello, lo derramé ahí de la manera en
que debió haber sucedido." (p. 70) Luego, a pedido
de Camilla, le lee a Sam algunos textos y va a la choza en el desierto para
pasarle sus comentarios, un especie de taller literario a domicilio: "Miré
hacia el sur en dirección a las estrellas grandes, y supe que en esa dirección
estaba el desierto de Santa Ana, que bajo las grandes estrellas en una choza
había un hombre como yo, que probablemente sería tragado por el desierto antes
que yo, y en mi mano tenía un esfuerzo suyo, una expresión de su lucha contra
el implacable silencio hacia el cual estaba siendo arrojado." (p. 120)
Escribimos, nos dice
Fante en una novela sobre un chico que quiere convertirse en hombre y en
escritor, para reescribir nuestras vidas o para expresar nuestra lucha contra
la muerte. Como toda novela, es también sobre quiénes somos y en este caso
también sobre el lugar en el que vivimos. Bandini es un hijo de italianos que
busca hacerse un lugar en su tiempo y en su espacio, empujando a los
anglosajones: "Vomité arriba de sus diarios, leí su literatura, seguís sus
costumbres, comí su comida, deseé sus mujeres, admiré su arte. Pero soy pobre,
y mi nombre termina con una vocal suave, y me odian, a mí, a mi padre y al
padre de mi padre, y se quedarían con mi sangre y me matarían, pero ya son
viejos, se están muriendo bajo el sol y en el polvo caliente de la ruta, y yo
soy joven y estoy lleno de esperanza y de amor por mi país y mis tiempos".
(p. 47)
La novela termina con
Bandini sin novia pero con un libro. Una victoria y una derrota, más material
sobre el cual reescribir la vida y comenzar a aceptar que el fin acecha.
Originales de las citas usadas
"Do
you think, Mr. Hackmuth, that I write as well as William Faulkner?" (p.
17)
"I
have vomited at their newspapers, read their literature, observed their
customs, eaten their food, desired their women, gaped at their art. But I am
poor, and my name ends with a soft vowel, and they hate me and my father, and
my father's father, and they would have my blood and put me down, but they are
old now, dying in the sun and in the hot dust of the road, and I am young and
full of hope and love for my country and my times". (p. 47)
"Poe,
Whitman, Heine, Dreiser, and now Bandini". (52)
"I
sat at the typewriter and wrote about it, poured it out the way it should have
happened". (p. 70)
"I
looked southward in the direction of the big stars, and I knew that in that
direction lay the Santa Ana desert, that under the big stars in a shack lay a
man like myself, who would probably be swallowed by the desert sooner than I,
and in my hand I held an effort of his, an expression of his struggle against
the implacable silence toward which he was being hurled." (p. 120)